- Hugo Gutiérrez Vega, Eduardo Lizalde, José Ángel Leyva, Marco Antonio Campos y Eduardo Hurtado recuerdan al escritor argentino
- Consideran la obra del también periodista como una de las más originales y de mayor calado del siglo XX
A ritmo de tango, cinco escritores mexicanos, amigos de Juan Gelman, se reunieron en el Palacio de Bellas Artes para recordar al autor argentino con la lectura de algunos de sus poemas, cuyo peculiar estilo lo hizo uno de los poetas más originales del siglo XX.
La de Gelman, dijo Hugo Gutiérrez Vega, es una poesía urgente, desgarrada y amorosa que “sólo puede conocerse exprimiendo las palabras, sus jugos esenciales, creando nuevas palabras, remodelando la gramática, creando una nueva prosodia y cavando sin descanso en la vieja y casi agotada mina del idioma para hallar nuevas vetas, no sólo de bellezas, de metáforas como piedras preciosas, con luces interiores que vienen del alma mineral, sino también de nuevos y vigorosos significados que enriquecen los patrimonios de la verdad, de la emoción y del pensamiento”.
La poesía del argentino, agregó en el homenaje Juan Gelman. En memoria. 1930-2014, está llena de preguntas, pero también de admiraciones, es a la vez reflexiva y lúdica, pues cuando no encuentra las palabras adecuadas, el autor se las inventa, “crea sus reglas gramaticales y las dota de la versatilidad necesaria para que sean adjetivos, sustantivos o verbos; es decir, criaturas dotadas de una libertad tan amplia que rebasa todas las limitaciones y establece sus propias y, por supuesto, efímeras convenciones”.
Juan Gelman, destacó Gutiérrez Vega, ejerció el oficio de la poesía día y noche, con dolor, con amor, bajo la lluvia y la catástrofe, obligado por el dolor del mundo, por las separaciones, pero también por los besos del encuentro.
Eduardo Lizalde, tras la dolorosa desaparición de Gelman, acaecida el pasado 14 de enero, recordó que el texto poético del argentino es “impresionantemente libérrimo”, ya que hace uso de todo género de sintaxis, de jergas de su pueblo, del nuestro e incluso de otras lenguas que “hacen de su poesía un material de originalidad, de novedad, de presencia nada ordinaria en la poesía en lengua española“.
Su vida, comentó, fue complicadísima, marcada por el exilio, el sufrimiento, la prisión y la muerte. “Heroica fue la vida de Juan Gelman que fue además un periodista muy riguroso, extraordinariamente informado, implacable para hacer la crítica de las monstruosidades que ocurren en el mundo político y social de todos los continentes, pero, sobre todo, era una gran poeta”.
Su obra, aseguró Lizalde, es admirable y de extraordinaria originalidad, pues cuenta con muchos registros y formas, así como un estilo poderoso y peculiar de ritmo mexicano y argentino, toda vez que en nuestro país pasó los últimos 24 años de su vida.
José Ángel Leyva invitó a los asistentes a “gelmanear”, ya que la presencia ausente del poeta argentino “nos enseña la fortuna de su existencia, su paso luminoso y ejemplar por este planeta. De Gelman aprendimos muchas cosas, en primer lugar, su capacidad de amar al otro, su pasión justiciera, la fidelidad, la memoria y una voluntad inquebrantable por la verdad, pero sobre todo ello la porfía en defender la palabra, en mostrarla como la herramienta espiritual que es”.
El también poeta consideró que la obra de Gelman es una de las más originales y de mayor calado del siglo XX, pues “comparte con nosotros la utilidad de esa figura verbal que nos asombra, nos invita a disfrutar de la riqueza humilde, de la vida, el humor, la risa, el juego, la pasión, la curiosidad, la inagotable sed de la conciencia, la convicción de libertad que nos otorga”.
Para Marco Antonio Campos, el poeta argentino fue un hombre que vivió muchas vidas y sobrevivió varias muertes; tan buen poeta en verso, como en prosa, quien hasta el último día de su vida estuvo escribiendo.
Del poema Carta a mi madre, que data de 1989 y al que calificó como uno de los más importantes en la obra de Gelman, señaló que se trata de una pieza “profundamente triste y tiernamente entrañable, escrito dejando caer del corazón descorazonado, una gota de sangre tras otra; contribuyen a su lectura lenta y concentrada, los versos separados por diagonales, las frecuentes preguntas, súbitos paréntesis seguidos de un paréntesis, los blancos entre cada estancia y claro, los neologismos o si se quiere, los neogelmanismos”.
Finalmente, Eduardo Hurtado, quien para recordar a Gelman leyó una gran parte de Carta a mi madre, consideró que este poema es el mejor del argentino y uno de los mayores de la lengua española y comentó que aún hoy, en ese tipo de eventos, el Premio Cervantes 2007, está muy vivo.
Con información de Conaculta