Aprovechando que mañana es otra de esas fechas consumistas y gastalonas, no dejo de enviar todos los saludos a las mujeres que tienen la dicha de ser madres, incluso las que han abortado, a esas hay que apoyarlas todavía más, porque esas son mamás de niños y niñas que no están con ellas. Pero como decía, en esta otra fecha, vísperas del fin de la era febril abrileña y suponiendo que se cumplan también las proyecciones pesimistas de los “embarazos de abril”, pues les sugiero que festejen mucho a todas las mamás, ellas siguen siendo un motor fundamental para el desarrollo de la sociedad.
Por otro lado, me remito a las declaraciones que ha realizado la secretaria de desarrollo social, Rosario Robles, sobre los apoyos a familias indígenas y su declaración sobre que sólo se va a apoyar a familias que tengan máximo tres hijos, porque “resulta que las familias en pobreza están teniendo muchos hijos para seguir recibiendo los apoyos del programa Oportunidades”, y pudiera parecer una crítica de quien esto escribe, pero no. Rosario en ese sentido tiene razón, muchas familias al ver que les “pagan” por los miembros de la familia menores de 22 años y adultos mayores, entienden que para poder “cobrar” más, tienen que acrecentar los miembros familiares. Creo que el desafortunado tergiverso de los medios es lo que le da al traste a una verdad como ésta. Pero no es que culpe yo también a los indígenas o a los que padecen la pobreza por tener hijos y aprovecharse de esta manera de los programas sociales, es que así los acostumbramos, la sociedad y el gobierno. Es un mal endémico de un asistencialismo que padecemos desde hace mucho y que nos costará generaciones arrebatar de las costumbres y los usos populares. Fíjese, en algún país europeo, por allá en los setentas, hubo una política social para apoyar a las madres solteras con becas de por vida para sus hijos, y ¿qué cree usted que pasó? Pues sí, crecieron las madres solteras, unas por favores y las otras por divorcios, crecieron los divorcios pactados para recibir las becas. Una idea de una política social que intentaba cubrir a un grupo vulnerable, se convirtió en una política asistencial para quienes la “supieron aprovechar”. Con esto no le digo que el programa Oportunidades sea una maravilla, pero en realidad es un proyecto para paliar la pobreza. Mire según esas reglas de operación, lo que se intenta es cubrir las necesidades de salud, alimentarias y educativas de la familia, y es un proyecto sólido, sin embargo, según mi opinión lo que ya hace falta, es el siguiente paso: del desarrollo social a la integración. Es decir, de cuando hacemos acciones solidarias (urgentes y supletorias para quienes no pueden desarrollarse por sí mismos en contextos adversos) a acciones subsidiarias en que vamos generando habilidades para que encuentren formas de desarrollo. Si el programa no da ese paso, entonces todo el esfuerzo que se hace, no servirá de mucho, más que para que los beneficiarios sigan “cobrando” por ser pobres. En fin, no estoy tan seguro que Robles se haya ido de la lengua con lo que dijo -al menos en este tema-, tiene razón, hay que lograr el desarrollo social y humano de este sector tan vulnerable como lo son los pobres en extremo -sean indígenas o no- y quizás lo que convenga es que en conjunto con otras secretarías (por ejemplo economía), surjan proyectos de fomento productivo (por ejemplo los que otorga el INAES), para que la gente dé el siguiente paso.
Por otro lado, la secretaria afirmó que la familia pequeña vive mejor, y mire usted que todo aparentemente coincide con que tiene algo de razón: casas de interés micro, autos compactos, calles más estrechas, sueldos más cortos, parques más chicos y así. Quizás lo que se debió haber aclarado es que en términos económicos y durante un periodo, la familia pequeña vive mejor, y eso a veces. Porque en el contexto de lo real, a la familia pequeña y a la grande le siguen afectando la inseguridad, las adicciones, la desinformación mediática, la violencia doméstica, la pobreza, la desigualdad. A todos. Más bien, es importante recalcar lo que ella misma dijo en un medio nacional: “Las mujeres pueden tener todos los hijos que deseen 8, 5, 3, los que quieran, nada más que Oportunidades tiene límite de apoyar hasta 3 hijos para distribuir mucho más los apoyos en las familias y sobre todo pues garantizar que estos recursos que tienen Oportunidades le llegue a más gente”, lo interesante es que este programa (Oportunidades) para apoyar a más familias, se remitirá a las que tengan a máximo tres, no que la familia pequeña por ser pequeña, tenga la garantía de que vivirá mejor.
Mire usted, durante años nos han acostumbrado al eslogan este de la familia pequeña o al de “Pocos hijos para darles mucho”, y le aclaro nuevamente que se refiere a puros asuntos económicos y materiales, es evidente que una familia pequeña gasta menos, porque invariablemente lo que haga, gana menos. Pero en el asunto social hay otros componentes además del tema económico. El tema de la educación inicial -y esto no lo digo yo- está demostrado que los niños que crecen solos o con pocos hermanos, tienen una capacidad menor para relacionarse con otros (no se pregunte luego por qué se quitan la vida a los 12), y además su rendimiento de aprendizaje es menor. En la casa de usted, hay muchos niños y aunque ninguno se parece a otro, todos han aprendido algo de sus hermanos, para mí y la que me eligió como su esposo (aunque uno diga lo contrario), nos ha sido más fácil educar a estos pequeños infantes e infantas, porque hemos tenido el apoyo de los más grandes que sin querer -a través del juego- han logrado que sus hermanos aprendan valores, costumbres y otras cuestiones académicas. La generosidad, la presteza, la madurez de los grandes y la inocencia necesaria de los más pequeños, me convence a diario de que también las familias grandes son buenas, necesarias y mejores. Lo que pasa es que a todos nuestros hijos los queremos y fueron deseados para que fueran felices, creo que de eso se trata la familia, de que sean felices, no sólo de que vivan mejor. Mi conclusión es que el tamaño de la familia no determina el grado de bienestar, grande o pequeña, el grado de “mejor” depende siempre de quienes la integran, los padres y los hijos. Saludos.