¿De quién es la responsabilidad de educar? - LJA Aguascalientes
24/11/2024

No se puede afirmar que el modelo educativo ha fallado. No sin ponerle cifras: según la OCDE en 2012, México, integrante de este organismo, fue de los países más bajos en aprendizaje de matemáticas, lectura y ciencias. De hecho ocupó en ese mismo año el lugar 53 de 65 países, y se anunció que para poder emparejarse con los más avanzados como Japón, nos tomaría algo así como 65 años de trabajo en materia educativa para lograr los progresos que hay en otros países.

Aguascalientes, tenía en 2009 según datos de la prueba PISA (que consiste en analizar los conocimientos adquiridos por adolescentes de 15 y 16 años), los siguientes avances: en matemáticas 442 puntos, contra 419 del promedio nacional y 501 del promedio de la OCDE(el promedio de los países latinoamericanos fue de 405 en este rubro). En lectura el estado alcanzó 449 puntos, contra 425 nacional, 493 OCDE y 408 Latinoamérica. En ciencias Aguascalientes obtuvo 437, el país 416, la OCDE 496 y los países latinoamericanos un promedio de 393.

El 3 de diciembre de 2013 cuando se dieron a conocer los resultados de la prueba PISA 2012, la SEP anunció cambios en el modelo educativo -necesarios por descuento- para poder alcanzar otros niveles mejores en dichas materias. Pero, ¿qué significa que nuestros jóvenes tengan bajos promedios en estas materias? Significa muchas cosas. Sí, entre ellas que nuestros profesores no están haciendo bien su tarea, pero como en todos los fenómenos sociales, las influencias del ser humano no son unidireccionales.

En efecto, la reforma educativa en el país, causó un escozor mediático y real: muchas ganancias obtenidas sin merecerlas fueron quitadas a los profesores como un acto de reacomodar los objetivos magisteriales, es decir, el maestro requiere enseñar, no andar en comisiones. Pero además, se tuvo que llegar a acuerdos políticos porque el magisterio no dejó que le quitaran todas sus prerrogativas, las merecieran o no. Aquí me acuerdo de los típicos trabajos preparatorianos o universitarios en que el profesor hacía equipos -en una reflexión para el trabajo en equipo como una necesidad laboral- y dentro del mismo que era en promedio de cinco integrantes, siempre había los que trabajaban y los que de todos modos cobraban su calificación sin haber colaborado mucho para lograrlo. Asimismo, no niego que muchas de las prerrogativas ganadas por el magisterio se las merezcan, pero hay quien, siempre sale ganando sin trabajar.

Pero el tema no es sólo el magisterio. En efecto, el magisterio está anquilosado en muchas costumbres que le han robado la competitividad, y como dijo el científico italiano Galileo “Eppur si mouve”, Y sin embargo se mueve. Este anquilosamiento no ha sido un paro total, todos crecimos y fuimos a escuelas públicas -o los que fuimos- y aquí estamos, muchos escribiendo con las mínimas faltas de ortografía y haciendo cosas por la comunidad. Nosotros, no somos pues, un fracaso del modelo educativo de este país. No todos.

En la relación entre la educación formal y no formal, ha quedado claro que el principal actor es el profesor. Y quizá en ello es que está fundado el error al pensar que el modelo educativo está fallando. No podemos afirmar que un profesor por más preparado que esté, va a garantizar al cien por ciento el éxito educativo de todos sus alumnos. No.

En la filosofía de la educación, la estrategia no es que el profesor enseñe, sino que el alumno aprenda. Por lo tanto, el profesor se ha de convertir en un facilitador -quisiera decir una especie de coach, pero hasta en eso, hoy han abaratado la palabra para hablar de una falsa sensiblería motivacional- que permita al alumno entender que el beneficio de la educación es para su crecimiento individual. La labor del docente es pues, interesar al alumno por descubrirse ante el conocimiento, por aprender habilidades que no tenía y por decir cosas que no conocía y que después de aprenderlas, no sólo las domina sino que las utiliza en su vida diaria. La labor del profesor es entonces fundamental, pero la del alumno es todavía más importante: abrirse al conocimiento.

Quizás convenga afirmar que todo ser humano enseña y aprende. A veces somos estatuas y a veces palomas. Con ello, le informo que si el profesor cumple con su función, tenemos solamente un porcentaje del objetivo logrado. La otra parte está en sus contextos más cercanos. La familia, los amigos, la comunidad, los medios de comunicación y todos aquellos que al hablar dan ejemplo -o mal ejemplo.

He insistido mucho en los medios de comunicación porque veo el poder que tienen. La capacidad de convertir un argumento en una ley y una mentira en verdad. Pero cuando los medios de comunicación actúan en positivo, la sociedad aprende y mejora. Fíjese, es bien fácil poner una título a una nota que genere morbo, y con ello ganar lectura, aunque la nota en su contenido no tenga lo que el lector esperaba, ya logró el objetivo de generar polémica. No le quiero hablar también de los políticos que luego sacan medias verdades para generar polémica y ni modo de andar contestando cada cosa que le pregunten a uno. Y eso sólo es con las noticias, no le quiero decir el contenido bajo que tienen los programas televisivos que ven muchos de nuestros niños y familias y con los que han crecido. Periódicos amarillistas que muestran las peores miserias sociales -en un argumento de decir verdades- y que abren puertas para distorsionar los aprendizajes de todos. Con una serie de estereotipos sociales como lo son los artistas o algunos deportistas que nos hacen creer que se puede tener una doble vida y de todos modos triunfar -si se concibe el triunfo como tener dinero y riquezas- y un largo etcétera. Pero mi intención no es mostrarle lo que es evidente. Mi intención hoy, es decirle que durante años hemos estado culpando al magisterio, al sistema educativo, a la autoridad, de un problema que no hemos sabido resolver todos: la familia, los medios, la sociedad. Cada quien desde su papel, si hiciera lo que le corresponde, lograría más que criticar lo que está mal.


No niego que la crítica pueda ser constructiva, pero hoy lo que se requiere es que le echemos menos tierra a los profesores y que nosotros seamos profesores de algún modo, ahí donde estemos.

Felicito a los buenos profesores que tuve en mi carrera y que sigo teniendo, y en general a todos aquellos que hacen de su vida una enseñanza, sin importar si están o no frente a un salón de clases.

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