En los pasados días nos estremecimos con el caso de la muerte de un joven de 12 años que vivía en Ciudad Victoria, Tamapulipas. Asistía a la secundaría técnica No. 7 “Eleazar Gómez”, la noticia recorrió la prensa nacional e internacional, una muerte, un asesinato más tan brutal como los que día a día ocurren en nuestro país. Lo impactante es saber que quienes causaron la muerte del adolescente de 12 años, Héctor Alejandro Méndez Ramírez, fueron otro grupo de 4 adolescentes compañeros de salón de clase, personas con quien Héctor Alejandro convivía cotidianamente, que nunca entendieron ni respetaron los derechos que este joven hoy muerto tenía como persona, como ser humano.
Sólo en el municipio de Aguascalientes hay casi mil quinientas denuncias por casos de acoso y maltrato escolar, desde luego los que no se denuncian son los más severos. Tanto el Instituto de Educación de Aguascalientes como el Congreso local tienen pendiente resolver este tema, pero se tiran la bolita unos a otros y mientras pasa lo mediático de esta terrible noticia de muerte por bullying siguen vociferando su “preocupación”, eso sí, con los brazos cruzados.
En algunos medios de comunicación, ya sabe usted, los tradicionales, los monopolios hidrocálidos hipócritamente parecen consternados por esta noticia, por ejemplo, en algunas editoriales Alberto Viveros, lector de noticias de Radiogrupo, se lamenta profundamente de tales hechos de violencia desatada entre los jóvenes, aunque por otro lado justifica la violencia cometida hacia una mujer también muy joven, Karen Guadalupe Alonso Jáuregui, quien igual que el caso de Héctor Alejandro Méndez, la nota y el video de su agresión dio vuelta no sólo fuera de Aguascalientes, sino por todo el país y más allá. Así es la doble moral, los arreglos políticos le dictaron al conductor de noticias que leyera un largo historial de las detenciones que ha tenido la joven que fue brutalmente golpeada por elementos de Seguridad Pública, vaya campaña de desprestigio que han soltado desde el gobierno del estado para defender lo indefendible; así, mientras en su editorial el conductor lamenta la violencia hacia un joven ocurrida en Ciudad Victoria, justifica mañosamente, machistamente la violencia hacia una mujer en Aguascalientes con el sutil mensaje de: ella se lo merecía.
Piense usted que Aguascalientes es un gran salón de escuela, un enorme patio para el descanso después de estar medio día en las aulas, ¿cómo podríamos llamar a la violencia que ejercen estos comunicadores?, ¿personajes como Alfonso Palomeque Fuentes, de Seguridad Pública del Estado, que justifica pese al video, la violencia brutal de los elementos policiacos en contra de una ciudadana?
Y ahí no termina el caso, la cosa es aún más profunda. Al igual que el director de la secundaría técnica No. 7 “Eleazar Gómez” y la profesora que toleró el abuso ejercido contra un joven al que le costó la vida, está la negligencia, la complicidad y la ineptitud de las autoridades escolares personas que ocupan cargos que no deberían ocupar por incapaces, indolentes, pues al igual que en el caso de Héctor Alejandro, en Aguascalientes, en ese mismo patio donde convivimos toda la ciudadanía, tenemos exactamente las mismas autoridades torpes, negligentes, permisivas y violentas.
Sólo así podemos entender que el gobernador Carlos Lozano de la Torre salga a sonreír mientras lanza sus declaraciones homofóbicas respecto al derecho de otras y otros que son diferentes a la mayoría. Sólo así él puede tolerar y encubrir al cura del pueblo que señala y dicta que la diversidad sexual no tiene, ni tendrá derechos, y hace un llamado al parlamento católico para que vengan a patear a esta bola de depravados, a estas desviadas que sueñan con que la justicia también sea algún día para quienes son diferentes.
El orden de este patio donde está la ciudadanía hidrocálida es vigilado por la seguridad pública que busca a como dé lugar, justificar a ultranza su ejercicio de violencia machista y emprenden campañas contra la joven que ha sido golpeada por ellos mismos y quedan cubiertos bajo el amparo de quien dirige el estado autorizándolos para ser su brazo golpeador.
Da miedo vivir en un lugar así, daría miedo entrar a una escuela donde por un lado dan tanta voz al fundamentalismo religioso, y por otro, dan tanto alcance a la violencia homofóbica y machista, pues ese es Aguascalientes, este es el enorme patio en el que vivimos.
Para erradicar el bullying es necesario quitar y sancionar el permiso cultural que la gente cree tener y con el que justifica la homofobia y el machismo, ¿ustedes qué creen, que estos grupos que ejercen acoso escolar le dicen a sus víctimas, niñas y niños? Pues las golpizas se las dan por no ser “verdaderos hombres”, por ser o parecer homosexuales, putos, afeminados, y a las niñas por ser putas, rebeldes o silenciosas, el bullying se da por no cumplir las expectativas ajenas de ser hombres y mujeres, porque para la violencia cualquier pretexto es válido. Porque hay decenas de inquisidores señalando a quienes son diferentes y ese permiso cultural es tolerado por quien de igual manera piensa homofóbica y machistamente.
No hay más, ¿queremos erradicar la violencia? pues comencemos por verdaderamente sancionar y echar atrás las ideas y prejuicios que dañan a la población, a grupos específicos, comencemos por decir NO a quien cree que tiene derecho a la estupidez, a la intolerancia, al fundamentalismo político y religioso.
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La violencia nunca es justificable y más bien siempre será criticable ya que como seres pensantes debemos solucionar los conflictos a través del diálogo. Lo que si puedo comentar es que el chico de secundaria se encontraba en un salón de clases mientras que la chica se encontraba en la feria de San Marcos provocando disturbios eso es lo que pude marcar la diferencia eso sin mencionar que le hicieron una entrevista en excélsior a unos dias de la agresión y no muestra las huellas de la supuesta “brutal golpiza”.