- SEP y los estados dejen de pensar sólo en alfabetizar y se propongan formar buenos lectores y escritores: Felipe Garrido
- El director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua responsabiliza a los maestros como principales encargados del fomento a la lectura y escritura
Para Felipe Garrido, director adjunto y presidente de la Comisión de Enlace de la Academia Mexicana de la Lengua, la principal problemática existente en nuestro país radica en la necesidad de formar más y mejores lectores y escritores, cuestión que le permitió aseverar “hace falta que la SEP (Secretaría de Educación Pública) y los institutos de los estados dejen de pensar en sólo alfabetizar y se propongan formar buenos lectores y escritores”.
Garrido destacó que actualmente existen 30 millones de habitantes en el país que están alfabetizados pero sólo leen y escriben por necesidad, lo que se traduce en bajos niveles de comprensión lectora, por lo que llamó a no conformarse con que la población se encuentre alfabetizada.
Refirió que a mediados del siglo XX, más de la mitad de los mexicanos no sabía leer ni escribir, por lo que resultaría un importante logro que el estado concretara a finales de 1970 una reducción del 20 por ciento en el alfabetismo, y que en nuestros días la cifra asciende a poco menos del diez por ciento de analfabetas, considerándolo un positivo resultado si se evalúa el crecimiento poblacional. Lo que aseveró, significa que somos un pueblo alfabetizado en los últimos treinta años, por lo que no es raro encontrar a personas de diversas profesiones carentes de una cultura de la lectura y la escritura.
Sin embargo, el director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua criticó que en los doce años de educación básica, los alumnos salgan sin capacidad lectora, argumentando que los mejores alumnos son los mejores lectores, y los países que tienen mejores indicadores de desarrollo son aquellos que cuentan con los más altos índices de gusto por la lectura.
Además señaló que no basta con leer y escribir, sino saber qué es lo que se lee y escribe, distinguiendo si son de instrucción o diversión, advirtiendo que aun cuando existen estudios sobre las prácticas lectoras, éstos no son tan confiables, ya que los entrevistados, dijo “aprovechan para decir que tienen un autor favorito como García Márquez y Paz, que están de moda, pero se ha demostrado que sólo lo hacen por manifestar ser lectores sin en realidad serlo”.
Aunado a ello, manifestó la necesidad de que se promueva la lectura y la escritura como un hábito que se convierte, dijo, en un aprendizaje para toda su vida ya que “la lectura nos permite vivir otras vidas, acercarnos a otras realidades de fuera dentro del mismo país”.
Entre otras cosas, afirmó que siempre se ha privilegiado a la lectura sobre la escritura con argumentos erróneos sobre su utilización, y expuso que históricamente se ha puesto más énfasis en la lectura, relegando a la escritura a importantes niveles.
Sobre la responsabilidad de promover dicha actividad, el miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, explicó que los profesores son los principales encargados del fomento a la lectura y la escritura, y criticó que sean organismos privados ajenos al sistema educativo quienes se hayan encargado de realizar las campañas de promoción de la lectura, dejando de lado un tanto la escritura, que debe ser abordada por quienes imparten clases, así como por los padres de familia, en el acompañamiento de sus hijos.
Con referencia en los programas de fomento a la lectura, subrayó que éstos han sido eficientes pero no suficientes, por lo que comentó, el sindicato de maestros tiene un papel fundamental en la promoción de dichos programas, enfatizando la corresponsabilidad entre autoridades y docentes.
Finalmente descartó que las redes sociales informáticas incentiven la mala escritura, estableciendo “una persona no escribe igual un mensaje de texto o en redes sociales que una solicitud de empleo, ya que en el primero se opta por reducir los caracteres y abreviar palabras”, lo que le permitió remontarse hasta tiempos de la historia antigua, donde agregó, era común visibilizar pinturas con infinidad de abreviaturas, entre otras obras”.