Luisa Huertas, gran actriz mexicana con más de 40 años de trayectoria artística en teatro y cine, además de ser la actual directora del Centro de Estudios para el Uso de la Voz (CEUVOZ), estuvo en Aguascalientes y comentó acerca de la trascendencia de ser actor, y su experiencia en este bello pero difícil arte de hacer teatro:
Su visita a Aguascalientes fue con motivo del Día Internacional del Teatro, la invitaron por parte de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, ¿qué le dejó esta experiencia?
Sí, se le extendió una invitación a la Compañía Nacional de Teatro para que alguno de sus miembros viniera a charlar con los estudiantes, y me tocó la suerte de ser elegida. Fue muy gratificante, el director académico me comentó que la primera obra de teatro profesional que vio en su vida fue El efecto de los rayos gama sobre las caléndulas, esto debe haber sido en 1971, estábamos Carmen Montejo y yo; para mí fue muy emocionante que se acordara. Con los alumnos tuve una experiencia muy agradable ya que en la plática se habló de la vida del actor y qué implicaba esta disciplina, qué dificultades conlleva tener esta carrera, que es tan profesional como cualquier otra. Muchos de los que estudian esta profesión creen que es para ganar dinero o para hacerse famosos, y les quise dejar muy claro que la carrera de teatro no es así.
¿Qué implica ser actor?
Tener una forma de vida que está determinada por el teatro, es decir, muchas veces debes dejar de tener vida propia cuando hay que sacar adelante el trabajo, implica trabajar cuando todo mundo está descansando, implica dejar incluso compromisos familiares y amorosos. Eso me recuerda que hay una camiseta que le he visto a algunos compañeros, y tiene una leyenda que dice “No puedo, tengo ensayo”.
Se necesita tener madera para ser actor o actriz, los jóvenes entran a la carrera con ciertas expectativas y salen con otras, aquí en provincia hay trabajo para un actor pero ¿se puede vivir del teatro?
Dependerá de la comunidad teatrera en la medida que se quieran profesionalizar, y hablamos del teatro visto como arte, no como simple divertimento, distracción o hobby. El teatro visto como arte o profesión me ha dado de comer aunque no siempre muy bien. Cuando comencé fue como la mayoría de los actores, no tuve apoyos ni padrinos, me preparé y tuve que hacer mis pininos como todo actor lo hace. Hay gente que tiene muy buena estrella y quizá comienza con el pie derecho, yo comencé así, artísticamente hablando, pues mi primera obra fue una de Shakespeare, Una noche de verano, en el Palacio de Bellas Artes y dirigida por el maestro José Solé. Yo misma me daba cuenta del privilegio enorme que estaba viviendo, tuve suerte. Después me llamó el maestro Ignacio Retes para hacer Los albañiles, de Vicente Leñero, y después Nancy Cárdenas para El efecto de los rayos gama sobre las caléndulas, pero no siempre fue así y de pronto había etapas que no tenía trabajo. El actor debe aprender, yo siempre he dicho que las mujeres son las verdaderas economistas porque tenemos que hacer que el dinero rinda para todo lo que implica llevar una casa, pero siendo actriz comprendí también que tenía que ser muy organizada en mis gastos, que cuando era época de vacas gordas, había que ahorrar para la de vacas flacas. En fin, ser actor o actriz es toda una forma de vida, es una decisión de vida.
¿Y se puede diversificar el trabajo intercalando el teatro con otras actividades artísticas, por ejemplo el cine, la televisión, pero siempre teniendo el teatro como pilar?
Insistí mucho en ese sentido con los muchachos de la carrera de actuación de la UAA, estoy convencida y lo defenderé siempre, el medio que te educa como actor es el teatro. Llega gente que se ha formado exclusivamente en la televisión y se para en un escenario, no tiene peso escénico, no sabe cómo manejar su energía ni su voz, de ahí es que viene la utilización de micrófonos en los teatros, por eso compañías de México llegan hasta con diademas y eso te rompe absolutamente toda la magia. El teatro es la voz del actor y por siglos no se ha necesitado de micrófono, nuestro aparato y nuestro cuerpo sigue siendo el mismo que el de los antiguos griegos y los shakesperianos; por ejemplo en las corralas del siglo de oro, por supuesto que no había micrófonos. Ahorita, un actor que se respete en el teatro no necesita micrófono, claro que si vas a un estadio con 20 mil espectadores tendrás que usarlo, para eso qué bueno que existe la tecnología, pero no en un teatro normal. Yo he actuado en el teatro Víctor Hugo Rascón Banda, que está en Ciudad Juárez y tiene mil 600 butacas, y lo he hecho sin micrófono. Ser actor implica entregarte en cuerpo y alma a la profesión, y cuando digo cuerpo y alma lo digo literalmente, porque el instrumento del actor es su cuerpo. Alguna vez oí que una maestra decía: “los actores a veces son muy irresponsables ya que se llevan su instrumento a la cantina”, esto no quiere decir que el actor no se pueda divertir, es importante que tenga experiencias de todo tipo, experiencias vitales porque los actores somos muy emotivos e intensos, pero también tenemos que ser muy disciplinados y muy rigurosos en el trabajo. Cada quien debe aprender a conocer su cuerpo, el actor debe saber qué comer o qué no comer antes de una función, el actor tiene como primera tarea conocerse a sí mismo, a todos los niveles, física y emotivamente.
¿El actor debe conocer a su público?
Por supuesto, eso es lo maravilloso de la experiencia del teatro. El teatro no se puede hacer en video, no se puede hacer grabado, el teatro es una experiencia activa, de persona a persona, si esto no se da entonces hagamos cine, televisión, hagamos otro tipo de cosas. El teatro es el arte de la persona para la persona, y por lo tanto, es un intercambio de energías; el que está de este lado le da lo mejor al público y éste lo percibe como energía pura, energía transformada en movimiento, voces, sensaciones, emociones, y en la medida en que se está en un escenario uno se entrega y esa energía llega al público y se revierte. Cuando un actor no está en las mejores condiciones el fenómeno no se completa y el público percibe que no hay esa magia, no se logra el intercambio energético que el teatro requiere. Por eso es tan importante y emocionante, e implica un reto.
¿Cuáles serían las estrategias para que el público se enamore del señor teatro?
Entregarnos plenamente, ser cuidadosos en el sentido de escoger buenos materiales. Como espectadora me doy cuenta que aunque la obra no me encante, sí noto cuando un actor se entrega en escena y es honesto; puedes decir quizá “está muy verde, la dirección no me gustó”, o “la escenografía y el vestuario no coinciden”, puedes decir miles de cosas pero sabes reconocer cuando el actor se está entregando al público. En cambio, aunque sea la obra más maravillosa, profunda o divertida, si los actores trabajan sin entusiasmo, sin energía, sin compromiso, el producto no sirve, no te conmueve. Yo creo que el actor que se respeta a sí mismo, respeta al público, él actúa para el público, por eso el teatro es algo tan maravilloso, es el arte de la generosidad, de la entrega; si esto no sucede, se pierde la magia.
¿Se puede morir el teatro en algún momento?
Yo creo que no, porque siempre habrá alguien que quiera expresar lo que siente o dar voz a los que no lo tienen, y ese alguien va a tratar de comunicar esto a otro más. El teatro se puede hacer en un lugar cerrado, pequeño, grande o abierto, en una calle, una iglesia, una cafetería, en la sala de una casa o un escenario hermoso, siempre que haya alguien que quiera entregarse y alguien que quiera recibir; pero además el compromiso del actor debe ser grande en el sentido de respetar a aquel que se movió de su casa, que hizo el esfuerzo de venir al teatro y a veces de muy lejos, en la mayoría de los casos para pagar un boleto. Ese boleto es un contrato, pero incluso si trabajas gratis, es decir, no cobras al hacer una función, la entrega tiene que ser la misma y el compromiso el mismo. Muchas veces los actores trabajamos más por el gusto de hacerlo, aunque a veces no cobremos, eso es el contrato que el actor profesional hace consigo mismo, es el compromiso que adquiere. Creo que todos los actores deberíamos actuar en el teatro infantil porque al niño no lo engañas, los adultos estamos acostumbrados a guardar ciertas formas, aquí lo interesante es ver si somos capaces de captar la atención del niño, si lo logramos es que estamos haciendo algo bien.
¿Qué proyectos tiene de la Compañía Nacional de Teatro?
Estoy colaborando con un próximo estreno de la Compañía Nacional de Teatro como asesora de trabajo vocal, vamos a reponer El círculo de cal y eso me hace muy feliz, y después hay varios proyectos pero no sé todavía en cuál de ellos estaré ubicada.