Todo mundo se va de descanso esta semana. Todos, los burócratas, los profesores, los empresarios y sus empleados salen a descansar. El motivo no es el inicio de la primavera, ni el día del héroe nacional, es la semana más importante para el catolicismo. En efecto, esta semana todos se reconvierten en católicos(si es que lo fueron alguna vez o si nunca lo han sido, pero nadie se queja de irse a su casa o a algún lado, menos al trabajo). Durante el año, muchos medios de comunicación pasan horas avisando y diciendo cuestiones de la Iglesia, no siempre positivas, pero en este caso, el pretexto es justo. Eso es como corolario a un asunto importante, mismo que paso a continuación.
Después de esta queja—deberían irse a trabajar los no católicos o los católicos de banqueta—hay que recordar por qué estamos aquí descansando o en su caso, los que sí saben el significado de estos días, están ocupados en los oficios de lo que se conoce como el Triduo Mayor.
Para usted que se dio el tiempo de compra este diario pasar algunas hojas para ponerse a leer, es necesario comentar los puntos de la Semana Santa. Después de cuarenta días en que históricamente se celebra una especie de austeridad material y se corroboran los actos de la fe, periodo conocido como Cuaresma, culmina con el recordatorio—para los católicos convencionales—de la Pasión de Jesús, su muerte, su resurrección y su paso por la tierra. A ello se le han sumado una serie de tradiciones históricas(le recuerdo que una de las fuentes de aprendizaje católico es la tradición—en que basados en el evangelio se han dado algunos ritos importantes. El jueves por ejemplo, recordamos el momento en que Jesucristo les otorga el misterio del sacerdocio a los apóstoles, con lo que se instituye esta profesión que es el apoyo espiritual para los creyentes. Ese mismo jueves, Jesucristo es claro y contundente: le lava los pies a sus discípulos para mostrarles que no hay amor más grande que el que entrega la vida por sus amigos “amarse los unos a los otros” les encomienda en otro mandamiento(por si pensaba que solo eran 10), el mismo jueves se genera el aceite para tres actos importantes durante el año litúrgico que comienza: el aceite crismal, referido a aquel que se genera para el sacramento del Bautismo, para los Santos óleos que se les imparten a los moribundos, y aceite para la unción sacerdotal cuando llegan los tiempos de ordenar a los sacerdotes.
El viernes no es nada ordinario. Ese día, hay un viacrucis que recuerda el camino de Jesús rumbo a su crucifixión, y con ello entra una breve desesperanza para los creyentes, que culmina con una procesión del silencio(por lo general en la noche que hace retumbar las calles por donde se celebra). Ese día es el día de la muerte de Cristo.
El sábado, conocido como de gloria, es un tema también para comentar. Por la mañana se hace un recordatorio del camino de regreso que se supone hizo María, la madre de Jesús se conoce como el Vía Matris, y es una serie de rezos por las estaciones que relatan la pasión de Cristo, pero recorriendo rumbo a su propia casa con la tristeza de quien pierde un hijo. En la noche del sábado, se celebra el fuego nuevo, un ritual muy emotivo en que se retoma la resurrección del Señor. Y entonces hay una serie de actos muy enriquecedores en que a través de distintos signos el católico recuerda, que esta religión es lo que es, porque tiene un Dios que resucita.
Fíjese lo interesante de esta semana, que culmina con el domingo de resurrección, y que por siglos se festeja en la historia de la humanidad. Estas semanas son de cierto recogimiento en la vida social que le ayudan al que se deja, a reflexionar sobre su vida y las consecuencias de sus actos. Para otros es motivo de descanso y fiesta, precisamente previo al inicio de la feria de San Marcos, pero para todos—para todos—es un tiempo en que se hace un alto en el camino, sean o no católicos.
El retomar las tradiciones y respetar las creencias de otros—hoy en aras de la tolerancia—nos recuerda que en esta sociedad tan variada, el respeto genera respeto. Si usted es católico, espero que esté viviendo estos tiempos con toda su intensidad, y si no lo es, que al menos respete a los que le toman una seriedad a este tema.
La Semana Santa constituye una forma de redireccionamiento en la vida de los creyentes, para intentar ser mejores, y eso a nadie le hace daño, por el contrario, es una misión tan importante porque busca que las personas encuentren formas de ser mejores.
Esperando que el lunes tenga felices Pascuas(el paso del señor), le deseo un descanso reparador y un crecimiento en su fe o en su equilibrio espiritual.
Muchas gracias, Ricardo Serrano, por tu comentario liberal. libre, respetuoso y democrático. Tu posición de respeto a las demás creencias es digno de La Jornada (tal vez, no de todos sus colaboradores) Saludos.