Octavio… 100 años sin Paz / Letras ciudadanas - LJA Aguascalientes
15/11/2024

La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida

Octavio Paz

 

Octavio Paz Lozano, Premio Nobel de Literatura 1990, ejemplar mexicano de Letras, ensayos, poemas y Paz, que este 31 de marzo se cumplen 100 años de su natalicio nos dejó como legado no sólo su impresionante y vasta obra, dejó también el ejemplo de cómo llegar al éxito con empeño y dedicación cuando uno se lo propone; para que las siguientes generaciones lo recuerden, lo lean y cultiven las muchas semillas que dejó sembradas para que con el tiempo den flores de mil colores en el siempre provechoso mundo del arte.

Hijo Pródigo de Mixcoac, cuyo padre con el mismo nombre prestó sus dotes de escribano al mismísimo Emiliano Zapata; de su progenitor entendió que la herencia es más en el valor de ser grande por siempre y no sólo en el paso de esta corta vida; vivió admirando a Don Octavio Paz Solórzano involucrado con la Reforma Agraria, fue Legislador y entregó sus conocimientos al movimiento Vasconcelista; Octavio Paz Lozano de joven y ya egresado de la UNAM en 1937, en Mérida, Yucatán fue misionero de la educación socialista en escuelas para hijos de obreros y campesinos, proyecto impulsado por el General Lázaro Cárdenas del Río, ahí viviendo en carne propia la explotación y maltrato de los campesinos, su intelecto le dicta su primer poema “Entre la piedra y la flor”.

Qué decir de la invitación como miembro del Congreso Antifascista realizado en España en 1937 en solidaridad con los Republicanos de aquel País, que a la postre le revirtieron sus sentimientos cuando la represión en contra de militantes del Partido Obrero de Cataluña, en donde tenía viejos camaradas y amigos de juventud, obligado a denunciar los campos de concentración soviéticos por su desilusión política de izquierda; posteriormente lo ponen en la mira de la diplomacia Mexicana, siendo embajador en dos países asiáticos, estando en Nueva Delhi en el año de 1968 renuncia como tal, al enterarse de la masacre estudiantil el 2 de octubre en la Plaza de las 3 Culturas en Tlatelolco.

Paz, no hubo más, la masacre del jueves de Corpus en San Cosme en 1971 en el sexenio de Luis Echeverría, orillan al ya conocido Octavio Paz a no participar más en la política, con López Portillo llega la impunidad, la tranza, las devaluaciones y el rostro de la corrupción en todo su esplendor… Arturo “El Negro” Durazo, con la matanzas de los halcones adscritos a su cuerpo policiaco en el río blanco. El encumbramiento del Crimen Organizado con los más grandes narcotraficantes cuyo sello era la muerte, gracias a la flojedad y complicidad del gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado; con Carlos Salinas, las masacres en Chiapas, la muerte de Colosio, Ruiz Massieu, Raúl Salinas, etc.… con Zedillo La matanza de Aguas Blancas, y… qué bueno que no le tocó vivir el año de la transición (2000), su intelecto no lo hubiera concebido.

Llegaron entonces los panistas quienes años antes habían denunciado los crímenes mencionados, fanfarroneando que en 15 minutos arreglarían el asunto de Chiapas, un gobierno que bien valdría sólo recordarlo como el sexenio de Foxilandia; con Calderón se desató el infierno para los mexicanos… narcos, hijos de narcos asesinándose entre ellos, miles de hijos huérfanos y madres jóvenes viudas gracias al crimen organizado, políticos desaparecidos, soldados violando a menores indígenas… en fin, paremos de contar… si usted viviera Don Octavio esto que le cuento lo hubiera narrado bajo el título de 100 años sin Paz.

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