Nueva economía para una nueva civilización / Ciudadanía económica - LJA Aguascalientes
22/11/2024

El dedicar más tiempo a ganarse la vida que a vivirla, un lamentable legado

de nuestra cultura y de nuestro paradigma económico…

La alternativa: sea lo que sea, amar lo que hacemos

Teresa de Calcuta

En los tres artículos anteriores expuse las causas del colapso civilizatorio que día con día se confirma a través de los acontecimientos que se viven en diversas partes del mundo. A medida que se acelera el colapso, se incrementa también la velocidad con que se plantean nuevos esquemas de organización social y nuevos modelos económicos. Ya no es un solo modelo, preponderante como el actual, lo que se ofrece para el funcionamiento de la economía. Con eso se destruye definitivamente el paradigma que durante siglos creímos inobjetable según el cual para que alguien gane, otros tiene que perder.

Se trata de varios nuevos acuerdos socioeconómicos para una nueva civilización. El común denominador de éstos es el rechazo a la lógica de la depredación como método para la generación de bienestar. Lo que se plantea en el modelo económico aún prevaleciente como bienestar siempre está relacionado con la ganancia monetaria-financiera. Generalmente relacionamos en automático bienestar con la abundante acumulación de dinero. La maximización de la ganancia es resultado de la expectativa de enriquecimiento infinito en un mundo finito. Lo ilógico del modelo económico actual, es que el afán de ganancia infinita agota toda riqueza material disponible. Así, se distorsiona el sentido de la producción premiando con altos sueldos, salarios o utilidades, a personas que nada producen en términos físicos, como actores o directivos de la banca, y castiga con bajas remuneraciones a los que sí transforman y crean, como los agricultores, obreros y maestros.

En este entorno de colapso y cambio, se llevará a cabo el Encuentro Mundial para una Nueva Economía (Construyendo comunidades resilientes) en Providence, Rhode Island, EUA, del 31 de julio al 3 de agosto de 2014. (http://www.globalexchangegathering.info/). Constituirá una oportunidad para reunir a personas de todo el mundo que combinarán sus experiencias en bancos de tiempo, monedas complementarias, ciudades del conocimiento, ciudades modelo de transición, y prácticas cooperativistas. Esto con el fin de construir comunidades orientadas hacia el cuidado de los individuos y sus requerimientos básicos y especiales; a atender disparidades económicas y pobreza. A crear sistemas económicos que promuevan la construcción de un nuevo tejido social orientado a promover la interdependencia comunitaria local y la resiliencia.

En este encuentro que representará una importante oportunidad para unificar el propósito de que los Derechos Humanos no sean sólo un sueño, sino práctica cotidiana en todo el mundo, uno de los ponentes confirmados es Charles Eisenstein. El autor del libro Sacred Economics (http://sacred-economics.com/ ) citado ya en esta columna en el artículo “A comenzar de nuevo” del 27/11/12, que revela cómo en el capitalismo moderno el sistema monetario ha contribuido a la alienación, a la competencia con escasez, y ha destruido comunidades con el capricho de crecer indefinidamente. Coincidiendo con la visión de muchos economistas y sociólogos, Eisenstein afirma que al día de hoy esas tendencias han llegado a un extremo tal que la única opción es el derrumbe del sistema como condición necesaria para encontrar la transición de una manera colectiva y cogestionada hacia el desarrollo más ecológico y sostenible de ser.

En su libro afirma que es preciso hacer del dinero y de la economía humana elementos tan sagrados como cualquier otro en el universo. Asociamos hoy el dinero con lo profano, y con buena razón. Usamos el dinero para destruir la tierra, los océanos, los bosques, el suelo, y toda especie para alimentar una avaricia que no conoce extremos. Por tanto, si hemos de hacer del dinero algo sagrado, no basta con cambiar el sistema monetario, se requiere la transformación de su naturaleza esencial.


Experimentamos el dinero como extensión de nosotros mismos; tanto que usamos el pronombre posesivo “mío” para describirlo, el mismo pronombre que utilizamos para identificar nuestros brazos y cabeza. No son simplemente nuestras actitudes sobre el dinero las que deben cambiar. La economía sagrada describe este dinero nuevo y la nueva economía relacionada con él, como algo que requiere la metamorfosis de la identidad humana, ya que ésta será la causa y resultado de la transformación del dinero. El colapso civilizatorio, donde las cosas no pueden continuar siendo como hasta ahora se manifiestan, ofrece la oportunidad de que los seres humanos, en afán de supervivencia, veamos la fraternización como única opción viable. La certeza de llegar a ese nivel superior de colaboración y convivencia, estriba, según Eisenstein, en que es un proceso natural.

Llevando el símil de la catástrofe económica al contexto del orden natural, Eisenstein nos recuerda que una crisis siempre antecede a una transformación que lleva a la naturaleza a un nuevo estadio de equilibrio estático. Los procesos positivos de la regeneración presionan siempre hasta los límites. La fase crítica es insostenible en el largo plazo. Por ejemplo, las contracciones de la matriz se inician por sí mismas aumentando las hormonas que accionan el proceso del parto y se intensifican temporalmente hasta un nivel tal -que en otras condiciones sería mortal-, hasta que el bebé nace. En la economía hay procesos naturales y procesos que alteramos artificialmente con el dinero.

Los nuevos sistemas de intercambio que se están explorando hacen irreconocible una frontera entre el ámbito de lo monetario y lo no monetario. Esto, por lo tanto, obliga a cuestionar la definición estándar de la “economía”. Más allá de los signos efímeros de dinero -hojas de papel, bits en computadora- ¿qué es lo que cambia cuando la economía crece o se contrae? En última instancia, lo que la economía pretende medir, más allá del dinero, es la totalidad de lo que los seres humanos crean y hacen unos por los otros.

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@jlgutierrez

 


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