Noé y sus transformers - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

De todas las historias que contiene la Biblia, yo creo que la que menos se antoja adecuada para un largometraje de Hollywood es la de Noé y el Diluvio, pues es una de las que, además de abarcar poco texto, parecería que carece de la acción e intriga necesaria para crear un blockbuster, así que el interés de un director como Aronofsky en esta trama me pareció un misterio desde la primera vez que escuché del proyecto, no obstante, después de lo mucho que disfruté de El cisne negro no dudé que este director podría hacer cosas espectaculares con esa pequeña anécdota bíblica, amén de que con un reparto que incluyera a Anthony Hopkins, Russell Crowe y Jennifer Connelly la cosa no podría ponerse demasiado mal.

Y efectivamente Noé no es una mala película, pero tampoco puede considerarse una de las buenas, yo me quedo con un tibio “está bien” y nada más, se trata de una cinta que sin duda despertará polémica entre los más religiosos conservadores, impulsará elogios entre los amantes de los buenos efectos digitales y provocará bostezos en otros tantos espectadores que no se cuenten entre los primeros dos grupos, pero que muy posiblemente, después de un par de semanas pasará con más pena que gloria.

Yo crecí viendo una y otra vez las grandes producciones fílmicas que contaban las historias de los héroes bíblicos (y post bíblicos, reales o ficticios) primero porque mi mamá es la fan número uno de Charlton Heston y segundo, porque eran lo único que pasaban en la tele en épocas cuaresmales y de Semana Santa, así que no quedaba de otra que “soplarse” año con año Los diez mandamientos, La más grande historia jamás contada, Ben Hur, Quo Vadis, El manto sagrado y un gran etcétera, y, a querer o no, hay un espacio blando en mi corazón para todas ellas, por lo que me atrevo a decirles que si ustedes piensan en recordar estos largometrajes viendo Noé, mejor lo deje pasar y se espere a ver El hijo de Dios.

Noé es un filme que tiene más en común con El señor de los anillos que con Los diez mandamientos, y no porque yo quiera comparar la producción de Peter Jackson con esta -todavía hay niveles- sino que me refiero a que las batallas, los efectos especiales y excesivo uso de CGIs están encaminados más a aumentar la taquilla que a promover la fe.

Y es que en los tiempos en que vivimos, en los cuales Cameron, Jackson y Del Toro han puesto la barra tan, tan alta, todos los otros directores no pueden hacer otra cosa que intentar imitarlos, aunque sea tomándose tremendas licencias literarias a la hora de contar una historia tan conocida como la de Noé y su arca. Así que cuando uno ve aparecer en esta historia basada en la Biblia a unos gigantes de piedra medio Ents y medio Transformers dispuestos a defender a Noé de sus enemigos, uno no puede dejar de sorprenderse y aplaudir la audacia de Aronofsky.

La trama inicia cuando vemos el brutal asesinato del padre de Noé a manos del salvaje Tubal-Caín un líder dispuesto a todo para asentar su soberanía. Años después, volvemos a encontrar a Noé, ahora un hombre con esposa y tres hijos varones, todos ellos viviendo en constante temor de ataque por parte del clan de los descendientes de Caín.

Un día Noé tiene un sueño que habla de la destrucción de la tierra a manos del Creador, quien está dispuesto a acabar con todo lo que hay en el mundo, para volverlo a empezar desde cero. Con la ayuda de su abuelo Matusalén, Noé descifra el mensaje de su Dios: debe construir un arca que proteja a los animales inocentes, mientras un diluvio acabará con los humanos quienes han ofendido a su Creador sin remedio.

Así, con la ayuda de los “vigilantes”, esos enormes transformers de piedra, Noé y su familia comienzan a construir y a poblar el arca. Todo lo que van necesitando les es provisto por ese implacable Creador. No obstante, los problemas empiezan a surgir en la familia cuando la madre y los hijos se dan cuenta de la proporción hombre-mujer con la que se verán enfrentados una vez que todos los demás humanos sean destruidos: dos mujeres (la madre y una hija adoptiva) para cuatro hombres…¿cómo podrán repoblar así el planeta?


Para Noé la cosa es simple, no lo volverán a habitar los humanos, sólo los animales…para estas alturas uno se empieza a preguntar si la fe de este hombre justo no será la diatriba de un loco de atar.

Por otro lado, la historia nos plantea al villano, Tubal- Caín, quien está convencido de que los humanos deben valerse por sí mismos y no esperar ayuda divina, según él, los hombres deben hacer lo que sea necesario para sobrevivir…y uno en la audiencia, comienza a dudar también si este personaje realmente es el malo.

Todo este conflicto enmarcado en un ambiente visualmente atractivo, actuaciones más que aceptables y coronado con una música inquietante, más apta para un thriller que para una película bíblica, no es para nada un mal marco para pasar una buena tarde de cine.

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Productor: Scott Franklin, Mary Parent y Arnon Milchan; Director: Darren Aronofsky; Guión: Darren Aronofsky y Ari Handel; Fotografía: Matthew Libatique; Edición: Andrew Weisblum; Música: Clint Mansell; Elenco: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Ray Winstone, Emma Watson, Anthony Hopkins, Logan Lerman, Douglas Booth, Frank Langella y Nick Nolte; Duración 2 horas 15 minutos.


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