La no neutralidad de los procesos electorales (O dime cómo cuentas y te diré quién gana) - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Recordemos que las situaciones que nos son familiares y connaturales no suelen suscitar la reflexión. Es el caso de ciertos hábitos o costumbres que ponemos en práctica sin tener clara conciencia de las razones que nos mueven a ello. En nuestra vida cotidiana nos alimentamos, educamos a nuestros hijos y hacemos muchas otras cosas más sin pensar detenidamente en por qué procedemos del modo en que lo hacemos y no de otro.

No hay que olvidar que nos formamos en el seno de una cultura. Por consiguiente, un buen número de las nociones en que creemos nos han sido transmitidas por la tradición y la enseñanza que recibimos en la infancia, y las adoptamos, en la generalidad de los casos, sin someterlas a una reflexión crítica pormenorizada.

Esta actitud tiene fundamentos válidos. Sería en extremo fatigoso pensar con detenimiento antes de cada acción emprendida. La educación que hemos recibido nos induce a incorporar en nuestra conducta, prácticas útiles para la vida social. Asumimos modos de vivir que a nuestros mayores les han resultado ventajosas en términos de una satisfactoria socialización. Por ejemplo, en las sociedades democráticas modernas participamos en las elecciones, y admitimos que el ganador representa a la mayoría de los electores. Pero, a pesar de lo dicho, no está de más dedicar un poco de tiempo y atención a reflexionar sobre algunas de las creencias que, en la vida cotidiana, solemos dar por sentadas.

Uno de estos temas es, según se apuntó antes, la organización política en que se vive. Es cierto que se escribe y se discute con amplitud sobre esta materia. Pero hay ciertos aspectos, en los fundamentos de nuestras creencias sobre la sociedad a la cual pertenecemos, que no se examinan con la frecuencia conveniente, al menos es así desde mi perspectiva personal. Es por ello que en este escrito me interesa comentar algunas ideas elementales sobre una noción propia de la vida democrática: los procedimientos electorales. Aclaro que no voy a referirme a ninguna elección en particular; mi interés se focaliza en el proceso en sí mismo.

Para empezar esta reflexión recordemos que existen diferentes procedimientos de votación en distintas democracias y en distintos aspectos de la vida social. Ahora podemos preguntarnos ¿esos procesos conducen a un resultado del que pueda decirse que refleja la opinión de la mayoría? La pregunta es pertinente, pues, como se sabe, el establecimiento de un gobierno democrático implica, entre otras cosas, que quien gobierne sea electo por una mayoría de los electores que participan en la votación. Esto es ¿un candidato que resulta electo en una votación gobernará por decisión de la mayor proporción de electores? Exploremos el asunto; comencemos por un esbozo de la historia sobre los acercamientos al tema.

Uno de los primeros personajes en ocuparse de la lógica de los procesos de votación fue Marie Jean Antoine Nicolás de Caritat, marqués de Condorcet (1743-1794). Este noble francés siempre estuvo del lado de las causas liberales. Defendió ideas de igualdad para las mujeres, para los judíos y para otras etnias menospreciadas en su época. Tuvo una importante participación en la reforma educativa de su país durante la Revolución de 1789. Redactó una constitución que no fue aceptada, dado su antagonismo hacia los jacobinos, quienes dominaban el momento político en la Francia revolucionaria. Su enfrentamiento con ellos dio lugar a que fuese perseguido, sobre todo cuando se opuso a la ejecución de Luis XVI, ya que no aprobaba la pena de muerte. En consecuencia, vivió sus últimos años escondido. Fue sentenciado a morir en la guillotina por el grupo liderado por Robespierre. Falleció en circunstancias que se prestaron a dudas y suposiciones; se habló de un eventual suicidio por envenenamiento. Discutió sus ideas con su contemporáneo Jean Charles Borda quien se ocupaba también del tema de las votaciones.

En materia de procesos electorales, Condorcet descubrió, al examinar las propiedades formales de las relaciones de orden, la paradoja que puede ocurrir en la cuantificación de las preferencias electorales. Este hallazgo se conoce, en la literatura especializada, como el efecto Condorcet, en honor a su descubridor. Las ideas de Condorcet han sido retomadas, refinadas y generalizadas en los tiempos actuales por Keneth Arrow y Amartya Sen, entre otros. (Ambos, Arrow y Sen, han sido Premios Nobel de Economía).

Consideremos un ejemplo ilustrativo muy simple. Su propósito, si se hace el pequeño esfuerzo intelectual que implica seguirlo, es mostrar que una misma votación puede evaluarse en formas distintas y dar resultados diferentes. Dicho lo anterior, supongamos ahora que se ha efectuado una votación para elegir entre tres opciones A, B y C. Los resultados indican que:

i).- 23 votantes han establecido el siguiente orden de preferencia: A>B>C       (Esto es: A primero, B después y C al último)


ii).-19 votantes han establecido el orden B>C>A

iii).-16 votantes han establecido el orden C>B>A

iv).- 2 votantes han establecido el orden C>A>B

(Los números han sido inventados para este ejemplo)

Si empleásemos, en la estimación del resultado de esa votación, el procedimiento de mayoría simple, el ganador sería A, seguido de B y finalmente estaría C.

Ahora bien, si hacemos una comparación por pares, tal como propuso Condorcet, resultaría que las preferencias mayoritarias corresponden, sin ninguna duda, a C; esto es, la comparación por pares nos indica que el orden preferido mayoritariamente es el C>B>C, exactamente el contrario del que produce la mayoría simple. (Al final del artículo se incluye la explicación numérica de por qué ocurre así).

El método de comparación por pares, que asegura una mayoría absoluta, presenta ciertas dificultades para su aplicación práctica en elecciones públicas. El proceso sería más largo y los resultados, en el caso de nuestro país, por ejemplo, darían lugar a severas polémicas, dado el aumento (aunque mínimo) de complejidad, aunado a la desconfianza de los votantes en los organismos electorales. No obstante, la importancia del análisis de Condorcet reside en haber mostrado que la votación por mayoría simple puede conducir a resultados paradójicos. Es decir, a resultados en que una mayoría absoluta puede no preferir al candidato que se declara ganador.

Una forma que se utiliza ya en numerosos países para evitar el efecto (o la paradoja) de Condorcet es la elección a dos vueltas. En este tipo de proceso electoral se retienen los dos candidatos con los porcentajes de votación más altos en una primera vuelta (salvo que uno de ellos tenga más del 50% de la votación) y se hace una nueva ronda electoral con sólo ellos dos como participantes. Es así que el ganador asegura la mayoría de la preferencia electoral del total de una población de electores dada.

Hay votaciones en dos vueltas en Chile, Brasil, Francia por citar los primeros países que me vienen a la memoria. Hay también otros procedimientos: la votación por listas, propias de algunos regímenes parlamentarios como España. Está, por otra parte, el procedimiento sui géneris de los Estados Unidos de Norteamérica.

En todos estos casos, la pregunta pertinente sigue siendo: ¿el procedimiento electoral garantiza que gobernará el preferido por la mayoría? Ya hemos visto que la respuesta puede ser negativa en el caso de la mayoría simple debido al efecto Condorcet. Hemos visto igualmente que, desde un punto de vista práctico, el procedimiento a dos vueltas parece ser el que se ajusta mejor a la noción de votación mayoritaria que debe caracterizar a un gobierno democrático.

Se habla en México de que debemos aspirar a la sociedad del conocimiento. Pero importan, según creo, todos los conocimientos; no sólo los propios del mundo físico y de la ingeniería, orientados a la vida económica. Sociedad y política merecen asimismo conocimientos bien fundados para organizarse, como el marqués de Condorcet nos enseñó que podía hacerse.

En el caso de la comparación por pares tendríamos:35 votantes prefieren B a A, esto es: B>A, en contra de 25 que prefieren A>B. (35=19+16 que es la suma de las preferencias de B>A en las opciones ii y iii del caso anterior de mayoría simple, comentado en el cuerpo del artículo)

41 votantes prefieren C>B, contra 19 que prefieren B>C, (41=23+16+2)

37 votantes prefieren C>A, contra 23 que prefieren A>C (37=19+16+2)

En este caso de la comparación por pares, la opción preferida mayoritariamente es la C y el orden final quedaría C>B>A, exactamente al contrario que en el caso de la mayoría simple.

 

 


Show Full Content
Previous La cultura, condición del nosotros / Opciones y decisiones
Next En seis ocasiones cayeron records mundiales tándem

1 thought on “La no neutralidad de los procesos electorales (O dime cómo cuentas y te diré quién gana)

  1. Muy interesante Maestro, me gustaría contactarlo por Correo electrónico. Saludos

Comments are closed.

Close

NEXT STORY

Close

Historia oficial de la UAA Análisis crítico 09 | Cátedra por Netzahualcóyotl Aguilera R. E.

15/02/2024
Close