Estimado lector, en este editorial, me gustaría hacer una pausa en el camino de los eventos económico – financiero – políticos de la semana (que siendo realistas están muy estables y sin cambios respecto a semanas anteriores), para hacer una reflexión entre el hablar, el hacer, y la responsabilidad que implica estar ante un público como el que me lee.
Con sorpresa el mismo jueves pasado, día que se publicó el editorial “Y sigo sin entender”, mi voz que creía que se perdía en el desierto, me di cuenta que era escuchada y de qué forma. Recibí una llamada de la jefa de prensa del INEGI, para ponerse a mis órdenes y la de todos mis lectores para poder entender de mejor manera la forma en que se calcula la inflación y si pensaba el lector que el que daría la explicación era la misma jefa de prensa, estábamos equivocados, en días próximos tendré la reunión que acepté con todo gusto con el encargado de determinar esos índices. Es la primera vez que una organización gubernamental me contesta las preguntas y dudas de manera tan rápida. Eso quiere decir, que está el INEGI en la mejor disposición para poner a consideración de mis lectores sus cálculos, y con gusto los compartiré a todos aquellos que les interese en próximos editoriales.
Y eso me llevó a pensar sobre el derecho de réplica y la responsabilidad que implica escribir para un medio, como lo es este periódico.
En política, es muy común observar que primero se habla y después se retracta, no hay más que acordarnos del vocero presidencial de Vicente Fox, que tenía que salir un día sí, y otro también para decirnos “lo que el Presidente quiso decir…” y mediante ese acto desmentir lo que había dicho anteriormente Fox. Eso implica falta de congruencia y de responsabilidad, si se dijo erróneamente, aceptarlo; pero si se dijo con todo el conocimiento e intención, aceptar y responder en consecuencia.
Pude, ante la llamada del INEGI, decir, “mire, me mal interpretó, lo que yo quería era que los lectores se pusieran las pilas y pudieran ver esa información en su página”, cuando la realidad es que sigo intrigado en la forma y porcentajes en los que se determina la inflación en México. Es por eso que acepté la explicación, con la humildad de quien no sabe, pero tiene el deseo de aprender.
Si otra dependencia considerara que lo vertido en esta columna a través de casi tres años pudiera estar equivocado, siempre se estará en la mejor disposición de dialogar, comunicar y aprender otras formas de ver la misma situación. Triste mi historia si me apegara obstinadamente (como muchos y muchas conocid@s míos lo hacen, hiriendo susceptibilidades) a mis creencias o me convirtiera en un paladín mesiánico que tiene la verdad ante sí y es su trabajo defenderla contra cualquier enemigo (tampoco se me da ser Maduro, Chávez, López Obrador, Fox o cualquier otro político “mesiánico”), ni tampoco soy tan crédulo para dejarme ir por “chismes” y el famoso “por ahí andan diciendo”, que la mayor parte de las veces no es más que una mentira muy bien fabricada.
Ojalá que esta invitación que el INEGI tuvo a bien hacer al que escribe para dialogar y poner en claro las posibles diferencias que tenemos de percepción para llegar a un acuerdo lo pudiéramos hacer con más dependencias organismos y similares.
Es triste ver como en política, los “No” se convierten en “Sí”. Hace tiempo le preguntaron a un político de antaño qué era necesario para triunfar en política y él contestó, “El que se mueve no sale en la foto” (Fidel Velázquez, uno de los cuatro lobitos de la Revolución sindical en México). Ahora es tanto el afán de protagonismo que es necesario moverse para lograr algo, pero…. ¿Qué tanto es moverse? No lo sé, pero si se mueven, deben entonces ser congruentes y aceptar lo que hagan o lo que digan.
En ese mismo tenor, tengo que reconocer por ejemplo, a nuestro actual gobernador Carlos Lozano de la Torre, que siempre dijo en campaña que su propósito era traer empresas a Aguascalientes. Se pueden decir mil cosas sobre esto, pero la realidad es que a traído una cantidad tal de empresas que no se había visto desde…. Que el mismo Carlos Lozano fue secretario de desarrollo económico estatal. Eso es congruencia.
Así, que para seguir en la congruencia, seguimos a las órdenes de todos los lectores y aquellos que deseen que se haga un diálogo positivo para llegar a acuerdos sobre las diferencias que se puedan tener de opinión sobre asuntos aquí vertidos. Seguimos a sus órdenes.
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