Estimado lector, sabiendo que muchos de ustedes están de vacaciones, o bien, por comenzar las mismas y dentro de la vorágine que es la Feria Nacional de San Marcos, este tiempo de descanso y huida de muchos de la Feria hacia destinos más tranquilos como la playa, me permito hacer este editorial ahora con recomendaciones de lecturas que pueden ser muy provechosas en estos momentos de descanso que ayudan también a tener la mente más receptiva.
El primer libro que me atrevo a recomendar a mis lectores es el David y Goliat de Malcolm Gladwell. La historia de este autor es bastante curiosa. Estudió historia en la Universidad de Toronto, y su sueño era trabajar en una empresa de mercadotecnia, y fue rechazado en un número importante de ellas, siendo tal el rechazo que buscó ser entonces periodista. Fue periodista de ciencias y después de jefe del área de periodismo de negocios en varios periódicos siendo el más importante The Washington Post. En 1996 es contratado por el New Yorker y allí empieza con su pensamiento de las excepciones, quizá derivado del éxito que le produjo el haber fracasado como publicista. Cualquiera de los libros que ha publicado son bastante interesantes y altamente recomendables, comenzando con Inteligencia intuitiva, La clave del éxito, Fuera de serie y Lo que vio el perro, todos publicados por editorial Taurus. En su nuevo libro, hace una reflexión sobre la historia (como en todos sus libros), sobre si verdaderamente aquellos que se les ha considerado tradicionalmente débiles o en desventaja, como en el caso de David contra el gigante Goliat, tenían una desventaja, o bien, se conocían lo suficientemente bien las desventajas personales como para aprovechar las ventajas personales para subsanar las mismas. Siempre se ha dicho que David no debía ganar, y sin embargo, ganó. Así como los Gigantes de Nueva York acabaron con las aspiraciones de invicto de los Patriotas de Nueva Inglaterra y otros ejemplos en donde por naturaleza apoyamos al débil, al “underdog”. El que menos posibilidades tiene de triunfar logra los objetivos. ¿Por qué? De una manera coloquial y sencilla Gladwell explica por qué se logra el éxito en esas condiciones. Altamente recomendable.
Otro libro que me gustaría recomendar es uno que llegó a mis manos a préstamo de un amigo sacerdote, el Padre Mauricio, que se titula El liderazgo al estilo de los jesuitas de Chris Lowney, y aunque el título parezca que habla de religión y de espiritualidad, es un libro de formación del liderazgo en las empresas y los empresarios, donde el autor, jesuita que se dio cuenta que no era para él la vocación de ser sacerdote (gracias a Dios se dio cuenta a tiempo), llega al mundo de los negocios sin saber mucho del ámbito empresarial, pero sabiendo mucho sobre la organización jesuita. Y en este libro, habla de cómo aplicó dichos principios a la empresa y tuvo éxito. Extraordinario libro que nos hace pensar que en los lugares más insospechados se logra el éxito empresarial y las herramientas para tener éxito en el mismo.
El siguiente libro es uno de mis favoritos, ya tiene algo de tiempo en el mercado, pero es poco conocido, se llama La decisión, de Eliyahu Goldratt; él mismo que escribió el famoso libro La meta que revolucionó la forma de pensar las líneas de producción. En este libro, casi como una despedida, Goldratt tiene un diálogo con su hija, Efrat, sobre el proceso de decisión en todas la áreas del ser humano, y como en ocasiones tomamos “malas” decisiones de las cuales nos arrepentimos grandemente no por un mal proceso de decisión sino por dejar que situaciones externas que no deberían afectar el proceso, nos afecten y de forma tal que lleguemos a situaciones en extremo complicadas. La gran ventaja es que, como al principio del libro bien lo plasma, todos tenemos derecho a una vida plena, es nuestra elección y de allí parte una disertación entre los problemas familiares, profesionales, y personales de su hija y su forma de afrontar los problemas con las decisiones que realmente son importantes. Casi podría decirse que es el testamento del pensamiento de Goldratt, que muere dos años después de la publicación de este libro. Recomendable para todos aquellos que no saben que hacer y después se arrepienten y culpan a otros de lo que les ocurre.
Sin más, me despido en esta ocasión, estimado lector. Espero que recuerdes que eres lo que lees, y ya estamos hartos de los que no leen ¿no crees? (y no digo nombres porque con la censura de internet no vaya a ser, pero tú ya sabes a quién me refiero ¿o no?).
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No llego a comprender ese concepto o idea que usted refiere: “recuerda que eres lo que lees”. ¿Es algo parecido a lo que los sabios griegos pusieron en el Templo de Delfos? (Carmides) cuando escribieron las siguientes palabras a la entrada del templo: “conócete a ti mismo”., porque me parece que usted quiere decir con esas palabras que ¿Es un consejo?, o es una sentencia. Igual, no entiendo lo de la palabra “sueño”, que no es lo mismo que “deseo”, el sueño es una cosa muy distante al objeto que refiere en su oración gramatical, creo que lo apropiado sería la palabra -deseo-. Igual, la palabra que utiliza usted “pensar” ¿se refiere a un concepto de la Gnoseología o Teoría del conocimiento? porque si no es así se debe escribir así: , pues la palabra “pensar” en el ámbito de la Filosofía del ser, es decir entre la Lógica propia y la Ontología o Metafísica, no es para designar a una cosa o a algo en lo particular como usted quiere hacerlo cuando le agrega “… las líneas de producción:”.