Le llueve sobre mojado a la administración del Municipio de Aguascalientes en lo que respecta a fallas de comunicación política y pública, o mejor descrito, omisiones. Tras la polémica de #LaGenteBuenaNoSeTatua, de la que, espero, la población ya entendió que se trató de la declaración de un servidor público con una pobre visión de la cultura al considerar los tatuajes como un elemento para sospechar de una persona como posible infractor (y aún así deberían generarse acciones para evitar estos discursos de discriminación); surgió una crisis de comunicación sobre el cierre de algunos bares de la zona Centro de la ciudad capital: #LaGenteBuenaNoEscuchaMúsica.
En la primera declaración a medios de comunicación, el secretario del Ayuntamiento, Manuel Cortina, omitió dar los datos completos y explicar por qué se investigarían y posiblemente se cerrarían algunos bares del Centro, esto, aunado a una lógica de producción de noticias tipo mensajería, se tradujo en que la acción punitiva se debía a la música en vivo; lo cual fue utilizado por algunos grupos de oposición, pero también la sociedad civil manifestó su molestia, tanto en pláticas privadas como en medios sociales. Al desatarse la incertidumbre, se generó un grupo en Facebook que convocaba a una marcha contra la supuesta nueva postura del Municipio, entre otro tipo de mensajes virales. Así, Manuel Cortina comentó en algunos portales de la red que sólo se trataba de ocho bares por no contar con los permisos pertinentes, ante ello los usuarios preguntaron ¿cuáles?, y ¿qué tipo de permisos?, el secretario no contestó a ninguno (yo entre ellos, vía Twitter). Si se decide incursionar en la política digital se debe hacer de lleno.
Al día siguiente, los medios de comunicación locales tenían los nombres de los centros nocturnos y la explicación completa. Sin embargo, estos mensajes a medias, priorizando a empresas de comunicación sobre los ciudadanos usuarios de Internet, sólo incrementaron las especulaciones. De acuerdo a los fenómenos suscitados, existe una gran confusión y problemática entre las prácticas de comunicación política y comunicación pública, en las cuales no sólo participan los declarantes, sino también la forma en que la población consume (educación mediática), y cómo los noticieros y diarios producen información; además de todos los responsables e interesados en la consultoría para los servidores públicos, no sólo el personal de comunicación y relaciones públicas, también los directivos y, como se dice en medios sociales, uno que otro que por ver series televisivas sobre temas políticos, como House of cards, se piensa como estratega. Tal vez no se hubiera producido un escándalo de esta magnitud de haberse realizado una reunión con los dueños de bares antes de hacer las declaraciones en público.
Al menos en Aguascalientes, al interior de las prácticas de comunicación existe un abismo generacional y de competitividad. Por una parte, los reporteros de tradición, asumidos como periodistas, siguen realizando la misma mensajería entre entidades públicas: políticas, institucionales y familiares; y por otra, las personas con experiencia cronológica relacionadas con la política consideran la edad como sinónimo de profesionalización; ambos grupos se aíslan de las transformaciones y diversidad social, tecnológica y de pensamiento. La política y la comunicación no sólo se alimentan de hechos, también de percepciones e interpretaciones que se transmiten por vías de difusión distintas a las de hace cinco años.
Por ejemplo, la actual administración del Ayuntamiento de Aguascalientes, al proceder del Partido Acción Nacional cuenta con una imagen construida por múltiples sucesos a lo largo de los años, como conservadores de viejos paradigmas subjetivos moralistas, que deben ser de preocupación y vigilancia, no sólo por cuestiones de imagen pública, sino de responsabilidad para prevenir un retroceso en los avances socioculturales. Por esta razón, Antonio Martín del Campo no debería tomar a broma este tipo de especulaciones, como en el noticiero de “Brozo” hace semanas, quien claramente describió el punto débil del PAN, y, al parecer, simplemente le dio risa al alcalde acalitense: “Discúlpeme usted que lo diga, pero es usted panista, y luego los panistas dan unos sustos en algunos estados (risas de Antonio Martín del Campo), ¿verdad?, que la minifalda, que los besos en la boca en la calle y ese tipo de cuestiones medio… siglo XVIII; que dijimos, no vaya a ser otro panista infectado por el oscurantismo (risas más efusivas del titular del Municipio), no le vayamos a tener que dar la noticia de que Hitler no tenía tatuajes, por ejemplo”.
Debido a esto, no es de sorprender que la población tenga desconfianza ante declaraciones al aire y la publicación de sucesos aislados como “se cerrarán bares del Centro” y “la gente con tatuajes será objetivo de inspección”. Por otra parte, los usuarios de internet reconocen la lógica de los llamados “memes”, imágenes a las que se les añaden textos para darles un nuevo sentido, por lo general de sátira, por eso el aclarar a los internautas que los memes son falsos, sale sobrando. Los medios de comunicación nacionales han investigado sobre #LaGenteBuenaNoSeTatua o #LaGenteBuenaNoEscuchaMúsica no por creer en la veracidad de los memes sino que se interesan por la razón (fenómeno) por la que se producen y difunden. Los errores de la comunicación pública del Ayuntamiento de Aguascalientes radica en las omisiones, el creer que dosificar la información “delicada” es mejor (damos unos datos hoy y mañana otros), el escudarse en hechos sin considerar las interpretaciones, no aceptar los estigmas de la imagen pública propia y no analizar a profundidad la producción de mensajes, como el retomar viejos discursos: “la gente buena”, de un lema de hace décadas; o “pausa para la salud”, programa del gobierno de Felipe Calderón (INDESOL, 2012) que es incoherente y debe ser traducida a: darse el tiempo para la activación física, una paradoja entre movimiento y estática.
Se reconoce que estos escollos del Municipio de Aguascalientes han sido aprovechados por partidos políticos de oposición, como el PRI, sin embargo, la opinión pública aún no ha discutido las implicaciones de estas batallas políticas, que más allá de menoscabar la imagen del PAN implican un tema delicado en el que se afecta gradualmente a la economía y el turismo de todo el estado, lo cual también impacta a los gabinetes gubernamentales estatal y municipales de la entidad, así como a la población. El tema de la falsa prohibición total de la música en vivo exaltó a varios músicos, pues el tocar en bares y antros representa una de las pocas alternativas en la entidad para promocionarse, ya que los espacios de difusión siguen acaparados por un esnobismo artístico, y algunos foros sólo son abiertos cada año durante la Feria Nacional de San Marcos; por lo que es entendible que tras el incremento de centros de entretenimiento (opciones de trabajo) y su posible cierre, los músicos se mostraran molestos, al menos en medios sociales. Por otra parte, se podría pensar que todo quedaría en lo virtual, sin embargo, varias personas inmersas en medios de comunicación y la música han comentado que agrupaciones nacionales, e incluso extranjeras, han expresado su disgusto por tocar en Aguascalientes, debido a la imagen proyectada por medio de estas campañas (inter)políticas. Hasta el momento se sabe que Molotov se presentará en la Feria Nacional de San Marcos, y debido a su perfil, podrían reactivar la polémica sobre la clausura de centros de diversión.
Otro fenómeno interesante que se observa alrededor de estas polémicas es un re-ordenamieto intergeneracional, mientras que las de mayor edad buscan retener las transformaciones socioculturales en la entidad para regresar a un poblado pre-urbanizado, con códigos de conducta definidos e inmutables; las más jóvenes, debido a las posibilidad de mayor interacción con otras poblaciones, inician a visibilizar otro tipo de necesidades y problemáticas, a impulsar una interculturalidad similar a la que no logró por gestarse durante la emigración de connacionales durante la apertura del INEGI en el estado. Debido a esto, se requiere la incursión de una nueva política de tercera generación en Aguascalientes, que podrían describirse burdamente como la democratización en el acceso y uso del “tiempo de ocio”, un capital representativo de los sectores sociales privilegiados, como zonas de esparcimiento, áreas recreativas, transportes de vanguardia (como acceder a viajar en avión), entre otros ejemplos.
Esta y otras columnas no pretenden excusar la administración de Antonio Martín del Campo, sino defender el derecho de la población a una comunicación pertinente y clara. Si bien la objetividad es ilusoria, es posible una difusión diversificada en la que se asuma la honestidad intelectual de cada entidad pública, que le permita a la población consumir los contenidos más ad hoc a sus intereses pero siempre bajo contraste; la comunicación pública y política no debe subestimar la inteligencia de los ciudadanos, ni sobreestimar la “experiencia” meramente cuantificable por años, pues ya contamos con formas de divulgación hipermediadas que nos recuerdan que el electorado está conformado por personas y no es una masa uniforme. Además, mientras que unos se preocupan por los ataques mediáticos y otros se enaltecen por la producción de propaganda viral, Aguascalientes, como campo de batalla, es el más mutilado; si el objetivo es ostentar el poder, ¿los partidos políticos no se estarán echando la soga al cuello?, ¿valdrán la pena los daños colaterales de las tácticas políticas y llegar a gobernar una entidad precarizada por dichas acciones?, al menos, costará más trabajo.
Twitter: @m_acevez