- Hacer una película de anime es igual de difícil que una convencional
- El creador de cine de animación japonés le sorprendió el gran conocimiento que tienen los mexicanos sobre sus productos
Disfrutando del clima de Aguascalientes y la tradicional calle del Codo en el Centro Histórico de la ciudad, Sunao Katabuchi aseguró a La Jornada Aguascalientes haber sido sorprendido por la gran cantidad de personas interesadas en el cine de animación, sobre todo el japonés, cosa que no se lo hubiera creído pues las culturas son totalmente distintas.
Aparte de presentar y analizar sus propias películas tuvo la oportunidad de llevar a cabo un taller con algunos jóvenes seleccionados en el FICAGS quienes presentaron algunos de los cortos de creadores mexicanos de animación, lo cual fue una actividad de gran importancia pues se logró un intercambio de información y experiencia enriquecedora.
Al cuestionarle cuál de sus proyectos había sido más complicado de ejecutarlo, reconoció suspirando que todos han tenido su grado de dificultad sobre todo por los tiempos, el equipo de trabajo, la época en la cual se encontraba en el momento de hacer alguna película así como las ideas con las cuales fueron realizados, “para hacer una película necesitas muchas tomas, cada una requiere mucho esfuerzo, además de que gran parte de la historia la hacemos pedazo por pedazo pero al final tiene que ser toda una historia que tenga sentido y eso a veces es problemático”.
Para Katabuchi uno de los grandes problemas que enfrentan los creadores de anime japonés son las variables culturales al momento de la distribución del producto, “luego hay ocasiones que no logran entender bien el mensaje que realmente queremos dar”, sin embargo el trabajo siempre es desarrollado no sólo para quedarse en su país sino para que lleguen a distintas naciones.
¿Es más difícil hacer cine de anime que el convencional?
“Definitivamente sí, aunque es completamente diferente, el tiempo que tienes para realizar una película de animación es muy distinta a la que tienes para una tradicional; yo nunca he hecho cine no animado pero estoy seguro que cuando veo a los productores de cine tradicional veo que están trabajando muy duro y ellos cuando me ven piensan los mismo”, la cuestión es simplemente no perder de vista que son géneros que requieren distintas herramientas y procesos de desarrollo pero al final ambos son productos cinematográficos.
Con más de 30 años de experiencia en el cine de animación, Sunao Katabuchi considera que jamás dejas de aprender tanto de tu trabajo como de otras ramas del cine, por ello nunca se debe dejar de querer aprender y enseñar lo que sabes pues sólo de esta manera se puede fortalecer la comunidad del anime.
El director de Mai Mai Miracle reconoció que de joven veía mucho el trabajo de Akira Kurosawa pensando que su trabajo era muy raro, pero ahora que ya hace cine se percató que tanto el cine de él como el de Kurosawa se encasillan en ciertos aspectos, por ello trata siempre de ver más cosas e intercambiar experiencias con otros realizadores de cine de animación, “a veces veo mucho series de televisión y me empiezo a preocupar un poco sobre qué va a pasar con mi futuro”.
Hasta la fecha Katabuchi trata de enfocar su estilo en temas de la vida cotidiana de las personas, estilo que pretende continuar haciendo, “a pesar de ser difícil tiene grandes frutos porque la gente se siente identificada y llega a hacer un tipo de reflexión”. Dentro de esta cotidianidad de la vida le gusta más describir y explorar en momento en el que se rompe esta continuidad como cuando llega una guerra o un desastre natural y el cómo afecta la vida cotidiana de las personas.
Finalidad de haber venido a México y sus planes con este país
“Quería conocer más gente pero sobre todo me interesaba saber cómo las personas de aquí toma nuestro trabajo, cómo lo aprecia y qué es lo que opina sobre él”, su interés fue satisfecho con la sorpresa de que un porcentaje muy grande conocía no solo el animé en general sino a todos los grandes creadores japoneses, en especial su trabajo, “al final me di cuenta que yo era el que debería tener más interés en el cine mexicano porque aquí se consume mucho anime japonés”.
Sincerándose con la población mexicana, aclaró que antes de trabajar en algún proyecto deben comprenderse mutuamente, intercambiando ambas culturas e ideas con los propios productos que cada quien hace en su nación; de tal manera que Katabuchi siga haciendo sus películas y México las suyas, pero sin perder esa relación donde puedan mostrar esos productos y a largo plazo se logre una cooperación entre ambos estilos.
Agradecemos al traductor Javier Tamiz su colaboración en la realización de esta entrevista.
Foto: Roberto Guerra