El año pasado me quejaba en esta columna (Entre la moral y el derecho, de 25 de marzo) que algunos municipios del estado decretaban por los llamados días santos lo que conocemos como Ley Seca, una extraña costumbre que un ayuntamiento no respete la laicidad y se inmiscuya en asuntos teologales para prohibir la venta de alcohol bajo argumentos religiosos. Pensaba que eso sólo pasaba en los municipios del interior, sin embargo este año salí de trabajar a mediodía del viernes santo, dada la hora y la calor me enfilé con mi amigo Charly Quezada a beber una o dos cervezas, y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando recorrimos la mayoría de las cantinas que podríamos llamar clásicas, desde Mi cantón bar hasta el Ranchero (como en El cantinazo del clásico álbum Échenme Aguas de Armando Palomas) y todas cerradas; a pesar que no existe decreto municipal, en lo práctico imperó la moral, o la flojera. En este sentido, el único remedio fue enfilarnos a las cercanías de la Feria Nacional de San Marcos con la esperanza de encontrar un par de frías. Y sí, a pesar de la hora, del día, ya se respiraba ambiente de feria, la mayoría de los negocios en rápidas reparaciones, pero todo se apuntaba para que a las 00:00 un cúmulo de gente se reuniera en torno al reloj de cuenta regresiva para marcar el inicio de nuestra muy personal forma de disfrutar al santo de los comunicadores.
La Feria de San Marcos es una fiesta nacional icónica, nos pone en la palestra nacional no sólo en el aspecto de la parranda (que a tantos nos gusta) sino además en el ambiente cultural y artístico. La formalización de la fiesta como un patrimonio cultural, todos lo sabemos fue con el decreto que emitió nuestro gobernador Ing. Carlos Lozano de la Torre en marzo del 2012, quien no sólo impulsa a esta festividad como un punto de partida económico, sino como ese auténtico sentimiento de pertenencia a la matria, un fervor hidrocálido, orgullo de provincia que aquellos que se domicilian en nuestras tierras, envidian o comparten, dependiendo qué tanto se hayan adoptado ya como aguascalentenses.
El sábado de gloria la Feria arrancó formalmente con la coronación de la reina, una emotiva festividad donde el señor gobernador acompañado por el consejero jurídico de la presidencia de la República y el gobernador de Jalisco, hicieron lo propio, previo al espectáculo que brindaron Los Tigres del Norte, que demuestran en cada presentación porque son los jefes de jefes. De ahí nos fuimos al baile que se llevó a cabo en el museo Descubre, disfrutamos de un excelente menú (para mi mala suerte siempre me toca pescado, que no es mi platillo favorito) y la actuación de Ricardo Montaner; debo decir que no está dentro de mi radar de gustos musicales, es más, francamente me es indiferente (como la mayoría del pop) y sin embargo, al calor de los tequilas acumulados debo decir que su espectáculo fue entretenido, e incluso en el momento culminante cantamos a todo pulmón “En la cima del cielo”; supongo que saberse esas canciones son resabios de una infancia donde sólo se escuchaban las estaciones de moda en el radio.
Con la farra aún a cuestas (citando al Palomas nuevamente, “desvelado y desvielado”) nos fuimos el domingo al recorrido inaugural que iniciamos con la apertura de la calle Galeana. De ahí a la entrega del Premio de Arte Joven; la verdad que cada año acudo puntual a ver el trabajo de los jóvenes creadores, sin embargo de unos años para acá una parte del arte contemporáneo ha ido degenerando y no siempre se encuentran buenas piezas, supongo que es parte de la pluriculturalidad. Durante el recorrido hubo un momento que me parece jurídicamente muy significativo, se develó una placa en honor a los decretos de protección del patrimonio cultural inmaterial tanto de la Feria de San Marcos como de la fiesta brava, es importante reconocer al Ing. Carlos Lozano por este esfuerzo que, de manera sui géneris y única a nivel nacional, protege dos tradiciones culturales hidrocálidas.
Y a todo esto, se preguntarán ¿Qué tiene que ver el cine? Pues no he encontrado una película que aborde directamente a la Feria Nacional de San Marcos, espero que algún lector me oriente para localizar alguna. Lo más cercano es ahora la serie Amor en San Marcos, de la cual durante la cena-baile pudimos ver algunos adelantos, una forma diferente de promocionar a nuestra feria, ya veremos qué tal está.
Después de recorrer otros tantos estands (como el del DIF, el de Jalisco, Nissan, y un largo etcétera) y ya con la primer chela en la mano, nos pudimos dar cuenta que una vez más, con el impulso del Ing. Carlos Lozano de la Torre, esta feria se perfila para ser una gran fiesta en todos los aspectos, que marca, junto con otros tantos aspectos, a Aguascalientes como el pequeño gigante.