Los premios de la Academia están prácticamente encima, por lo que este es un buen momento para relajarnos y disfrutar del cine como sólo un medio de entretenimiento, sin polémica ni opiniones enfrentadas, así que es el tiempo justo de hablar de Lego. La película que sorprendentemente -al menos para mí- resultó una fuente de diversión absoluta que continúa aún varios días después de haber abandonado la sala cinematográfica.
Y digo sorprendentemente, pues, a pesar de todas las recomendaciones de mis amigos de un blog de cine -y miren que ellos saben de lo que hablan- no estaba muy convencida de verla, incluso mi hijo y yo fuimos protagonistas de una simpática discusión en la taquilla del cine en la que él decía Lego y yo Robocop y ninguno quería dar su brazo a torcer, afortunadamente él ganó y pasamos un rato increíble juntos en compañía de estos muñequitos para armar.
Al ser tremendamente torpe con las manos, y, además, mujer -pues en mis tiempos sólo regalaban estos juguetes a los varones-, tuve poco contacto cuando era niña con Lego (o sus contrapartes en el mercado mexicano: Exin o Playmobil), es por eso que me resistía a pasar hora y media viendo una cinta que contaba una historia equis. No obstante recordé cómo disfruta mi hijo jugar los videojuegos que usan personajes de Star Wars, Piratas del Caribe, Batman o hasta Harry Potter convertidos a figuras de Lego, así que…¿Por qué no darle una oportunidad?
Después de tanta reticencia, les puedo contar que disfruté enormemente de este largometraje, me reí como loca de principio a fin -sin contar unas lagrimitas sentimentales en una pequeña secuencia emocional de la cinta, las cuales también disfruté por estar bien ganadas-, el guión está tan perfectamente escrito que las bromas, chistes y gags no pierden nada en la traducción (y si lo pierden, los traductores realizaron un excelente trabajo para mantener los parlamentos ágiles y divertidos (afortunadamente no tuvieron que recurrir a los chistes locales, los cuales a mí en lo personal me chocan).
Visualmente la cinta también es fantástica -y eso que no la vi en 3D, supongo que esa experiencia ha de valer mucho la pena- pues los animadores utilizaron de manera soberbia los últimos adelantos de la tecnología y la animación stop motion para dar vida a los 15 millones de piezas y personajes de Lego que se requirieron para crear el maravilloso mundo en el que se desenvuelve la historia.
La trama inicia con una secuencia en la que el villano, Señor Negocios, ataca al mago Vitruvius -que por cierto no es Gandalf aunque yo traté de convencer a mi hijo de que sí era- para hacerse con la poderosa arma el “Pegamento”, lo que propicia la emisión de una profecía, la cual indicaba que un día llegaría “El Elegido” quien sería un “Maestro Constructor” el cual encontraría la “pieza de resistencia” que vendría a poner fin a las maldades del Señor Negocios.
Ocho años y medio después, conocemos a Emmet Ladrikowski un feliz habitante de la feliz Ladrilloburgo, este simpático constructor comienza su jornada, como todos los días, con su rutina matutina, cuyas actividades están perfectamente enumeradas en una serie de libros de instructivos. Al parecer, todos los habitante de la ciudad siguen los mismos libros y, por lo tanto, todo funciona como el feliz engranaje de una maquinaria muy bien aceitada por el Presidente Negocios.
Un pequeño descuido manda a Emmet, cual cuadrada Alicia, por el agujero del conejo -aunque aquí es sólo un hoyo en la construcción en la que trabaja-, lo que lo introduce a un mundo sin reglas ni instructivos, en el que él, Emmet, es el protagonista pues inadvertidamente encuentra la “pieza de resistencia” y, por tanto, es reconocido como EL “Maestro Constructor”, “El Elegido”. Esto trae consigo un gran problema, pues Emmet no puede construir ni crear nada sin un manual que lo guíe…¿Será que la profecía se equivocó?
Estilo Libre es la intrépida constructora que guiará y acompañará a Emmet en su gesta que tiene el objetivo de derrocar al Señor Negocios y su mundo de “hiper-control”, a ellos se unen una serie de personajes (conocidos por todos nosotros) que no hacen más que enriquecer la historia. Mención especial merecen Batman, personaje que parodiando a Christian Bale en el Caballero de la noche hace las delicias tanto de los pequeños como de los grandes, y el Policía bueno/malo quien con su personalidad dividida también es fuente de numerosas risas.
Como sucede en los juegos reales de los niños, esta historia no se incomoda con que el grupo de héroes esté constituido por múltiples personajes que poco tienen que ver uno con otro, como Superman con un dulce gatito estilo japonés, o un rudo pirata transformer con Dumbledore, Gandalf y Shaquille O’Neal; todos tienen cabida y lógica en el mundo infantil y en esta cinta, si acaso eso la hace más hilarante.
La historia fluye ligera entre risas y diversión hasta que llega a un final que incluye un inesperado giro de tuerca, el cual, a mi parecer, hace a Lego. La película una experiencia todavía más valiosa que creo que nadie debe perderse, sobre todo, considero que es un filme que adquiere más sentido si se comparte en familia.
Productor: Dan Lin y Roy Lee; Dirección y guión: Phil Lord y Christopher Miller, basados en una historia propia y de Dan Hageman y Kevin Kageman, así como basados en los juguetes de construcción Lego; Fotografía: Pablo Plaisted; Edición: David Burrows y Chris McKay; Música: Mark Mothersbaugh; Voces en español: José Antonio Macías, Karla Falcón, José Lavat, Ricardo Tejedo, Jessica Ángeles, Sergio Gutiérrez Coto, Víctor Ugarte, Raúl Anaya, Luis Daniel Ramírez, Rebeca Patiño, Arturo Mercado Jr., Dafnis Fernández, José Arenas e Iván Bastidas; Duración 1 hora 30 minutos.