Para el buen ejercicio de cualquier gobierno, es obligado contar con una burocracia eficiente y eficaz, igual que en la iniciativa privada los trabajadores para las empresas. Sin embargo, la burocracia excesiva en número y costo se vuelve onerosa e ineficiente.
Según un análisis de Consultores Internacionales S.C. (CISC) denominado ¡Qué gordo es mi gobierno!, ello sucede cuando se contrata a más personal del que se requiere más por cuestiones políticas o clientelares que por generar empleo o proveer mejores servicios.
Los países más avanzados acostumbran tener menos burocracia que los que estamos “en vías de crecimiento”, en eficiencia burocrática destacan ejemplos como España con un burócrata por cada 500 habitantes y Estados Unidos con un burócrata por cada 733 habitantes.
De acuerdo al análisis citado de CISC, “en varios países europeos en actuales problemas económicos, el peso de sus burocracias ha exacerbado las calamidades ya que se han tenido que achicar despidiendo a miles de empleados públicos”.
El promedio nacional en México es de un burócrata por cada 66 habitantes. Hay entidades como Colima que sólo tienen un empleado público por cada 469 habitantes; Nuevo León, uno por cada 367, y San Luis Potosí, uno por cada 234 (Fuente: INEGI, Censo Nacional de Gobierno 2013). En estas cifras se considera tanto la burocracia estatal como la municipal.
En el Municipio de Aguascalientes debemos avergonzarnos de que en 2013 tuvimos a un burócrata por cada 21 habitantes.
Usando la fórmula “IEB=(GSP/GC) x 100” en donde el Índice de Eficiencia en Burocracia (IEB) es igual al resultado de dividir el Gasto en Servicios Personales (GSP) de una entidad entre el Gasto Corriente (GC) de la misma entidad, y multiplicarlo por cien, el Municipio de Aguascalientes tuvo en 2013 una eficiencia burocrática de 51%.
Es decir, de cada peso que el Municipio de Aguascalientes gastó en 2013, más del tostón se usó para pagar sueldos, salarios, compensaciones, aguinaldos y otros rubros de servicios personales.
Si comparamos con el gasto en el presupuesto del mismo Municipio de Aguascalientes del año 2007, la eficiencia presupuestal fue 20% más alta. El Índice de Eficiencia en Burocracia fue de 40%. Y es que, durante el pasado sexenio federal se incrementaron las participaciones municipales, permitiendo el incremento sustantivo del presupuesto municipal, pero además, la administración 2005-2007 del Municipio cerró el año con poco más de 5 mil 500 burócratas, cuando en 2013 llegamos a tener casi 7 mil setecientos.
Durante los últimos seis años, la plantilla municipal se incrementó de 5 mil 500 a 7 mil 700 y de 695 mil a mil 343 millones de pesos, una burocracia 40% más populosa y un 193% más onerosa.
Los motivos o las razones de la obesidad en la que se dejó caer al Gobierno Municipal no los hemos escuchado de quienes han atacado en días pasados las políticas de austeridad y la reingeniería administrativa del Gobierno Municipal. Hemos escuchado a simulados defensores humanitarios, defendiendo a “familias en desgracia” por perder un espacio en la nómina municipal, pero ninguno aclara el porqué del desmedido incremento en la nómina en años recientes.
Es claro que se trata de personas que ingresaron como pago a favores políticos, familiares, o “de campaña”.
La realidad es que en nuestro País, y Aguascalientes no es la excepción, existe un alto grado de movilidad burocrática. Esto no debe asustarnos. Incluso esta costumbre es similar, en gran medida, a lo que sucede, por ejemplo, en Estados Unidos: Cuando un funcionario de medio o alto rango es electo o designado a un nuevo cargo, suele llevarse consigo a “su gente”. Así, las promociones se han basado en cuestiones personales, en vez de criterios de mérito, como lo concluye Joel Migdal en Strong Societies and Weak States, (Princeton University Press, 1988). Esto no nos tiene que sorprender, sino antes bien, debemos adaptarnos al funcionamiento de este esquema de movilidad burocrática.
Lo que sí sorprende es que un grupo de personas en el poder, pretendan que “su gente” permanezca en el lugar, con el sueldo, y con las condiciones de confianza, una vez que ese grupo deja ese espacio, por motivos de democracia o de acomodo político.
Esto solamente provoca ineficiencia en el trabajo y dispendio en el erario.
Entre las medidas más relevantes de austeridad del Presidente Municipal de Aguascalientes sobre los salarios de los servidores públicos y el gasto corriente, destaca la reducción del gasto operativo de las dependencias Municipales y servicios personales.
El Gobierno Municipal tiene la convicción de utilizar los recursos públicos de la forma más eficiente, asegurando a la ciudadanía que cada peso que se gaste será aprovechado de la mejor manera posible.
Una buena idea para algunos diputados locales: en vez de usar la Honorable Tribuna del Congreso del Estado cada semana para lamentar la salida paulatina de “su equipo” del Gobierno Municipal, podrían proponer reformas legales que establecieran, simultáneamente, límites al porcentaje de burócratas por habitante en el Estado y municipios, y al porcentaje del gasto corriente que se debe gastar en sueldos y salarios. No sólo que sean menos los que gasten, sino también de que gasten menos.
Este Zenzontle agradece las muestras de aprecio y la bienvenida de otras plumas de La Jornada Aguascalientes, y de otros lectores. Pero principalmente agradezco a cada lector y lectora, por decidir serlo.
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