La mujer es la compañera del hombre, dotada con la misma capacidad mental…
Si por fuerza se entiende poder moral, entonces la mujer es infinitamente superior al hombre…
Si la no violencia es la ley de nuestro ser, el futuro está con las mujeres…
Mahatma Gandhi
El origen de esta celebración, es como todas las de hoy en día, por razones ajenas o distantes de lo que hoy se proclama con la bandera femenina. Fíjese, a principios del siglo pasado, el partido socialista americano (aunque no lo crea, los de las barras y las estrellas también tenían y tienen su lado socialista, hoy lo más cercano a eso, se llama Obama y sus demócratas), estableció que el 28 de febrero sería conmemorado el día de la mujer.
Luego en 1910 la Internacional Socialista, de la que hoy algunos políticos mexicanos siguen siendo miembros, se proclamó por el día de la mujer en pro de sus derechos más elementales (imagínese cómo las trataron en algún momento) y para exigir su derecho al sufragio. Esta celebración se dio por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con la típica forma de los mítines en las plazas. Para ese momento -un año después- a la petición había que sumarle la participación de las mujeres en los cargos públicos, el derecho al trabajo, a la capacitación laboral y a la no discriminación.
A los pocos días, unas 150 mujeres trabajadoras, inmigrantes en su mayoría, murieron quemadas en un incendio en una fábrica de Nueva York. Este hecho, tuvo las primeras consecuencias legislativas entre los americanos, en materia de condiciones de trabajo, que fue el segundo gran discurso de la bandera feminista: el trabajo.
Al poco tiempo, los movimientos bélicos en Europa, fueron motivo de movilizaciones contra la guerra (la primera, más o menos por los 1915), cuando las mujeres rusas celebraron su primer día internacional de la mujer, el último domingo de febrero , y en otras partes de aquel continente, hubo sumas de solidaridad hacia las mujeres que también fueron marcando el paso.
Dos años antes de culminar la primera guerra mundial, las mujeres protestaron por los más de dos millones de rusos muertos con la sentencia (pan y paz). A los pocos días el Zar abdicó y las mujeres ganaron su derecho a votar. Era 8 de marzo de 1917.
Los inicios no fueron fáciles, pero los presentes tampoco lo son. Las mujeres sin embargo, han obtenido un lugar preponderante, en todos los campos de la vida social: el gobierno, las empresas, la familia, la educación, la sociedad, la investigación, etcétera. Por el otro lado, también cierto que sigue habiendo una vida centenaria en el pasado: la ignorancia, la incomunicación eficaz entre las personas, y otros fenómenos siguen generando patrones viciados de violencia doméstica, discriminación laboral, violación de los derechos humanos fundamentales y así. Pero como en todo péndulo -por lo general político y económico- también este hecho de dar a las mujeres lo que les es suyo, ha provocado que en algunos rubros se caiga en los excesos. Por un lado, una falsa distracción de propiedad ha vendido una idea de que ante los embarazos no planeados, la mujer aborte y con ello hay muchas probabilidades que le corte sus derechos a otra mujer dentro del vientre. Y también hoy la discriminación activa, es hacerle creer a las mujeres que han decidido por la razón que usted quiera, permanecer en su casa y criar a sus hijos, que son unas fracasadas, como si abortar no fuera un fracaso para la cultura de la paz en la humanidad.
También en el campo de la política, les han dicho, que debe haber equidad, es decir, que pésele a quien le pese, debe haber mujeres en el congreso, en las gubernaturas y en general en los espacios de elección popular. Y entonces eso me hace pensar, que el acuerdo 696 de la reforma educativa sobre la no reprobación, empieza a encontrar sentido: ya no importa la calidad de quien nos gobierne o nos represente, por equidad, tiene que haber mitad y mitad. Y mire, no es que yo esté buscando un puesto popular, y sienta que con estas medidas, se acrecienta la competencia, no. A mis amigos en vacilada y en serio siempre les digo: “si quieres que te vaya bien en la vida, hazle caso a tus mujeres (mamá, amigas, esposa, novia u lo que sea)” y lo digo porque en las diferencias sexuales y de género, ellas tienen una sensibilidad (casi todas) que nos supera para tomar decisiones. Pero hoy que los campos profesionales y sociales están tan informados, equilibrados, con generaciones como la mía que no comprenden la violencia para la resolución de los conflictos, hoy debemos procurar que la competencia sea justa y la justicia va para quien se la merece, para quien legítimamente se la gana, y así, la competencia nos hace más competentes a todos y a todas.
Ojalá que estos discursos feministas que muchas veces pretenden cobrar venganza del pasado, aunque en el presente muchos tengamos una vida completamente ajena a esos excesos que marcaron la vida de muchos hombres y mujeres, entiendan que para la sociedad, las mujeres son nuestra prioridad, y también los hombres, porque todos vivimos aquí. Y ante esos discursos gastados de que es que la historia la escribieron los hombres, apelo a su consideración para que nos pongamos a estudiar la historia y a decir la verdad: la escribieron juntos hombres y mujeres y esos logros son de ambos, porque siempre hemos visto a lo largo de los años, que los radicalismos absolutos no existen, y lo que hoy se necesita es diálogo, educación, oportunidades, para todas y todos, y no una persecución absurda de un pasado que no volverá.
¡Felicidades a todas las mujeres porque hoy hay mucho qué celebrar!