No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo
Proverbio inglés
Como usted puede ver, he utilizado dos palabras que esta semana han dado mucha tela para cortar: por un lado los limones, dícese de esas frutas preciosas que han llegado hasta los 50 pesos por kilo y que en su tiempo eran utilizadas por las amas de casa para hacer agua de limón, ponerle limón a la ensalada o comer jícama con chile, limón y sal. Hoy por hoy, fuera del alcance de la población, pero que según los que saben, en pocos días regresarán a precios más moderados. La causa del subidón de precios se supone una plaga en los estados productores como Michoacán -a quien sólo le faltaba un tornado para seguir escribiendo una prosopopeya de cómo el destino se ha ensañado con la tierra de las mariposas monarcas- y quizás también por un tema del crimen organizado. Yo insisto en que estas crecidas en los precios se dan porque también los productores aprendieron las reglas básicas de la oferta y la demanda, pero hasta ahí le voy a dejar.
En el caso del agua, y aprovechando que el 22 de marzo se conmemoró otro día mundial del agua, surgieron declaraciones sobre el tema: si las escuelas se quedarían sin agua por no pagar, si la corrupción al interior de la concesionaria era creciente, si el servicio es ineficiente y una serie de conjeturas y verdades que conjuntadas no hacen más que una parodia de esta difícil vida real.
La historia comenzó el 20 de diciembre de 1996, año en que se concesionó el servicio de agua potable y alcantarillado a la empresa Concesionaria de Aguas de Aguascalientes S. A. quien desde entonces presta un servicio de acuerdo al cumplimiento de un objetivo básico: “el concedente, dentro de su afán de proporcionar un mejor servicio de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales y su reuso, y la conveniencia de que la iniciativa privada participe en la prestación de estos servicios públicos”, es decir, que la población tenga acceso a un buen servicio de agua potable y alcantarillado. Y entonces en este plenilunio de servicios concesionados, dio pie a la disputa por el agua, que pasaría a ser un tema ya no de prestación de servicios básicos a la vivienda, sino de un tema mediático que imperaría por los lustros. Hoy, sigue siendo el gran tema y más cada que es marzo 22 y sus días posteriores.
En efecto, el tema del agua es un tema delicado. Pero la cuestión no es ver si la concesionaria puede perder sus privilegios de ser el monopolio manejador del líquido, o si las escuelas se quedan sin agua por no pagar. Hay muchas aristas. En cada periodo es tocado el tema del agua, que se le retira la concesión a la empresa, que quién otorgó otros treinta años de contrato, que si una auditoría, y así. El gran tema, es que según datos del INEGI y del propio CONEVAL, la proporción de habitantes sin agua potable, es mínima, se asume una cobertura del 99% en el estado, e incrementa un tanto más en el municipio capital, donde se encuentra la concesionaria.
Entonces si el servicio básico de agua potable está casi cubierto en su totalidad, el tema es pues, la calidad del servicio, la eficiencia de la empresa, los costos, y otros factores que determinan la cobertura y el cumplimiento de ambas partes.
Cuando uno hace una concesión, la hacer por varias razones: el que concesiona, no tiene capacidad instalada para hacerlo por sí mismo, hay otros que lo hacen de manera más eficiente en términos monetarios, el que concesiona recibirá un pago por la concesión, o todas las anteriores. De ser así, la lógica es que esta empresa entrega un pago al municipio y la empresa proporciona el servicio del agua a los habitantes. Entonces, ¿por qué siempre este tema genera polémica? Como ya le dije, el tema es la política y el mediatismo, porque fíjese usted, como pueblo podemos no pagar el agua, y dejarla de pagar por años, hasta que venga un candidato y nos gestione un súper descuento, y entonces el concepto empresarial de “usted paga por un servicio” se acaba, y hay una parte que no se recupera, porque el servicio, el mantenimiento, los costos de operación están dados. Y como le digo sin duda, habrá casos de personas que por sus condiciones no puedan pagar el agua, pero se ha fijado usted, que la luz nunca ha sido un tema de polémica, ¿Por qué el agua sí y la luz eléctrica no? Quizás porque si ésa no la pagas, te quedas a oscuras, en cambio la otra, al ser un derecho fundamental, es casi imposible que la corten y si te la cortan rompes el alambrito y ya. En fin, el tema es mucho más complejo de lo que aparenta, pero se hace complejo a propósito, y podríamos des acomplejarlo si le quitaremos los tintes y pusiéramos a la empresa que brinda el servicio, justo en ese sector -de las empresas- para que haga su trabajo, y entonces si no lo hace o no lo hace como debe ser, ir a la PROFECO o a la instancia indicada a pedir mejor calidad en el servicio. Porque mire usted, hoy nos estamos peleando por ver quién tiene la razón, si los políticos o los empresarios o los candidatos respecto al servicio del agua, y no estamos discutiendo la escasez que en pocos años (hay quien afirma que a partir de 2016, aunque vengo escuchando eso desde que era niño) el agua será un problema, no político, ni electoral, ni económico, sino de sobrevivencia humana.
El día mundial del agua, se instituyó por parte de la ONU para tener una mejor cultura en el tratamiento y usos de la misma. Pero en 2014 se plantearon cinco ideas principales para este tema: “1) El agua requiere energía y la energía requiere de agua; 2) Los suministros son limitados y la demanda es cada vez mayor; 3) El ahorro de energía es el ahorro de agua. Ahorrar agua significa un ahorro de energía; 4) El sector más pobre de la población necesita urgentemente el acceso a los servicios tanto de agua y saneamiento como de electricidad; 5) Una mejor eficiencia en el uso del agua y la energía es tan imprescindible como son las políticas coordinadas, coherentes y concertadas.” ¿Escuchó o leyó algo de esto en estos días en los diarios o noticieros locales? Yo tampoco.
No sé en otros estados o países, pero aquí, el debate de las ideas sobre el agua, debería dar el siguiente paso: sacarla de lo político, y ponerla en lo humano. No por necedad, sino por necesidad.