El circo es una diversión que en Aguascalientes data del siglo XIX. La tradición circense, además de contar entre sus números con acróbatas, payasos, equilibristas, trapecista y bailarinas, llama la atención por los animales amaestrados. Me di a la tarea de desempolvar datos sobre este divertimento y encontré en el baúl de los recuerdos algunos pasajes que mencionan, por ejemplo: los circos en el siglo XIX regularmente venían de la capital precedidos por una gran algarabía y entusiasmo, uno de ellos fue el Circo de los hermanos Orrín, donde Miss Welton realizaba un número con los caballos, contaban también con domadores de leones, elefantes, focas, y mencionaban en los periódicos, “otras fieras”. Uno de sus artistas consentidos fue el clown Ricardo Bell, que además de sus interpretaciones de pantomima infantil anunciaba su colección de “fieras” en la Plaza de Toros. Algo inusual y que a muchos les va a sorprender es que dicha empresa fue la primera que trasladó el circo al teatro, en febrero de 1888 se presentaron en el Teatro Morelos, incluyendo sus animales amaestrados; fue todo un acontecimiento ver a lo que muchos llamaban “las fieras” en un recinto propiamente escénico. Además de la exhibición de animales en los circos también se daban las carreras de camellos como parte de la diversión de los lugareños.
Con esto nos damos cuenta que la trata de animales en los circos era “normal” y la gente no sentía que estos seres sufrieran maltrato alguno, al contrario, creían que ellos gozaban al igual que los espectadores. Solamente hubo una nota periodística en la que un visitante a un circo fue agredido por un león al acercarse a su jaula y quizá de ahí resulta que fueran llamadas “fieras” estos animales circenses.
Las visitas de los circos a esta ciudad y sus alrededores eran de tres a cuatro veces por año, como en el 2006 con el Fuente Gasca, uno de los más grandes del país con 1,500 butacas y un pequeño zoológico con tigres, caballos y perros amaestrados, que por cierto realizaban una rutina de un partido de futbol, y anunciaba además el “acto de la muerte” con los tigres de Bengala. Otro fue el Circo Francisco Atayde García, que también en ese año estuvo en temporada y contaba con varias especies de animales como elefantes, caballos, mandriles, leopardos, dromedarios y hasta un oso. De las últimas apariciones de circos con animales fue el Circo Chino de Pekín que estuvo en Aguascalientes en marzo de 2013 y que a diferencia de los otros, sufrió la visita de varios grupos ecologistas que se manifestaron por el maltrato de los animales ya que este tipo de presentaciones sólo promovían la violencia contra estas especies. A partir de ese momento, la sociedad hidrocálida volteó a ver a aquellos que no tienen voz, comenzaron a darse cuenta de que esa costumbre, hábito o como se le quiera llamar, no era nada agradable para esos seres indefensos.
Tomando en cuenta aquella protesta, diputados de Aguascalientes promovieron una modificación importante a la Ley estatal de Protección a los Animales, mientras que el gobierno municipal creó el Reglamento para la Protección y Trato digno a los Animales, y se busca que en nuestro estado, como en el Distrito Federal y Querétaro se multe hasta con 5,000 salarios mínimos a los circos que utilicen animales para entretenimiento de la gente. Empresas como el Circo Atayde se defienden diciendo: “nuestros animales son artistas y no son maltratados”; quizá no sea así pero ¿realmente a ellos les interesa ser artistas? ¿No sería mejor que estuvieran libres en su hábitat? Esto no quiere decir que el circo deba desaparecer, al contrario, la tradición tiene que continuar, simplemente dejemos a los animales en paz y disfrutemos de la diversión sana que nos ofrecen los artistas circenses, una iniciativa más para los animales que no tiene voz propia.