Entre los libros-tesoro que tuve cuando niña, y que misteriosamente desaparecieron de casa, había uno que me entusiasmaba particularmente: Cuentos de hoy, se llamaba, y era una colección con tres historias modernas: una, sobre un marciano adolescente que pasaba sus vacaciones en la Tierra; otra, sobre un dragón-robot que había secuestrado a una princesa; y la tercera sobre un par de niños que lograban engañar al viento que presagia la llegada de las brujas. Me gustaban las historias por desenfadadas y actuales, y me encantaban las ilustraciones, sobre todo las de la historia del dragón, que estaban detalladísimas y llenas de pequeñas historias ajenas a la trama del texto (pero de ilustraciones geniales hablaremos en otra ocasión). Como ya saben ustedes que me pasaba entonces, nunca me fijé en los autores. Es más, casi podría jurar que no venían al inicio de cada texto (espero que sí estuvieran en la página legal) pero ahora que, gracias a este país de maravillas ando obsesionada con el tema, busqué y rebusqué hasta que encontré… no mi ejemplar del libro, triste historia, pero sí datos al respecto, que les comparto: el libro fue editado por Larousse, había aparecido originalmente en tomos, uno por cuento, y éstos eran Un dragón para una princesa, de Isabel Alba; Vacaciones en la Tierra, de José Luis García Sánchez; y Viento de brujas, de Lolo Rico. También descubrí que Lolo (Dolores) Rico es cineasta y periodista además de escribir para niños, y que fue editora responsable de libros en castellano para niños y jóvenes en Larousse cuando Cuentos de hoy, así que supongo que es a ella a quien tengo que agradecer la parte que más me gustaba de ese libro: tenía juegos relacionados con los cuentos. De entrada no me pareció una novedad porque mi mamá siempre tuvo el hábito de jugar a partir de lo que leíamos juntas, pero sí era algo inédito que ese plus viniera dentro del propio libro. Porque, además, aunque ahora es común encontrar libros de actividades, en ese entonces no lo era tanto. Y menos de actividades relacionadas con cuentos incluidos en el mismo libro. Lo más cercano era el Libro de Ejercicios de la asignatura de español, de la SEP, pero esos no cuentan porque no eran actividades simplemente lúdicas, sino que tenían como objetivo el aprendizaje, y eso siempre desluce un poco, qué remedio. Y este libro proponía, entre otras cosas, inventar distintas razas de dragones, crear recetas de pociones brujeriles, describir enfermedades de los habitantes de Marte. Imaginar, pues. Imaginar un montón, continuar los cuentos leídos, contradecirlos, armar mundos paralelos a ellos.
Desde entonces, y aunque mis otros libros no tenían (ni tienen los de ahora) propuestas de juegos, yo me di a la tarea de diseñar mis propias variaciones, que han ido desde incluir a una mujer en la Compañía del Anillo en El señor de los anillos (antes de que se le ocurriera a Peter Jackson, ¡jum!) hasta contar las aventuras de los personajes secundarios de algún cuento (¿qué pasó con las hermanastras de Cenicienta después de que ella se fue?, por ejemplo). Yo me he divertido tanto con eso que les comparto la propuesta: no esperen a tener libros que incluyan juegos, invéntenlos. Sobre todo si tienen niños alrededor, propónganles juegos y luego anímenlos a sugerir otros: hasta la historia más ramplona o la más choteada se vuelven más interesantes y divertidas. Pongamos por caso Caperucita roja. Primero, claro, hay que tener fresca la historia, así que leámosla junto a nuestro niñillo de indias o platiquémosela en estado “clásico”, sin añadidos ni variaciones. Al terminar el cuento, empecemos con algo sencillo, por ejemplo: dibuja (o describe, también se vale) la canasta que le llevaba Caperucita a su abuela, con todo y lo que contenía. Si en la versión que conocemos era pan, ¿qué pan era? ¿una concha, un cuerno, donas, panquecitos con cubierta de chocolate y granillo de colores? ¿cuál sería el pan favorito de la abuela? ¿cuál el de Caperucita? A mí se me ocurre que a la abuelita le gustaban las orejas, para escucharte mejor. ¿Y a ti? Si la abuela y Caperucita te invitaran a merendar con ellas, ¿qué pan escogerías tú?
Siguiente juego: Uno de los que juegan es el lobo disfrazado de abuelita y otro es Caperucita, que llega con su canasta. ¡Aaaaah! Pero caperucita se da cuenta de que ahora su abuela… ¡tiene cola! ¿qué hace para tratar de escapar? Ojo, no puede darse la vuelta y salir corriendo porque el lobo seguro es más rápido. Hay que tratar de engañarlo.
Otro juego más: cuenten la historia si Caperucita hubiera obedecido en lo de irse por el camino indicado por su mamá. Al terminarla, platiquen cuál de las dos versiones les gusta más y por qué.
Seguro se les ocurrirán a ustedes muchas otras opciones para divertirse con este y otros cuentos. No dejen de hacerlo. Seguro les pasará lo que a mí: hace veintidós años que murió mi mamá y unos veinte que perdí de vista mi ejemplar de Cuentos de hoy, y esos juegos, los que traía el libro y los que inventaba mi madre, los recuerdo como si fueran, bueno, pues eso: cuentos de hoy.
Encuentras a Raquel en twitter: @raxxie_ y en su sitio web: www.raxxie.com
Yo también tuve esa colección de libros y me fascinaba. Mi favorito era Viento de Brujas