Múnich, Alemania. 1 de febrero de 2014. El afable y larguirucho bostoniano llamado John Kerry, quien despacha como secretario de Estado de la Unión Americana, lanza sus afilados dardos verbales contra Rusia cuando afirma que: “La lucha por una futura Europa democrática es más importante hoy en Ucrania que en cualquier otra parte”.
Ni tardo ni perezoso, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, fustiga: “Los manifestantes ocupan edificios de gobierno, atacan a la policía y usan consignas racistas, antisemitas y nazis”.
La escena arriba descrita sirve como introducción al presente artículo, el cual tiene por objetivo explicar al amable lector las escaramuzas verbales protagonizadas por los Estados Unidos y la Federación Rusa en la Conferencia de Seguridad en Múnich.
La Conferencia de Seguridad en un evento anual que reúne a expertos en asuntos de seguridad internacional en el Hotel Bayerischer Hof en Múnich. Los participantes son jefes de Estado, de Gobierno, ministros, congresistas, representantes de las fuerzas armadas, científicos e integrantes de la sociedad civil. Por último, la intención de la conferencia es debatir y analizar los principales retos de seguridad presentes y futuros.
El evento en cuestión cumplió media centuria y la agenda fue dominada por la guerra civil en Siria y la tensión en Ucrania. Los principales participantes fueron: el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, los ya mencionados Kerry y Lavrov, el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, y el académico y geopolítico, Zbigniew Brzezinski, famoso por su ruso-fobia.
Las andanadas orales contra Rusia corrieron a cargo del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompoy, quien afirmó que “el futuro de Ucrania pertenece con la Unión Europea”. Por su parte, Kerry se reunió con los líderes de la oposición ArseniyYatsenyuk y el boxeador convertido en político, Vitali Klitschko.
Por su parte, Hagel mencionó que China y Rusia “están rápidamente modernizando sus industrias y ejércitos, retando nuestra ventaja tecnológica y alianzas de defensa alrededor del mundo”.
Para presionar a Rusia, Hagel anunció el envío del destructor USS Donald Cook, equipado con el sistema de combate integrado Égida, a la base naval española de Rota. Al mencionado buque se le unirán en 2015 otros tres navíos de guerra con capacidades parecidas.
La administración Obama justificó el despliegue diciendo que servirá para proteger a los aliados de Estados Unidos de las amenazas balísticas de Irán y posiblemente de Corea del Norte.
Ante el reto estadounidense, Rusia -por conducto de su ministro de Desarme, Mijaíl Ulianóv- anunció su posible retiro del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START, por sus siglas en inglés).
Por su parte, Lavrov crítico los dobles estándares de varios políticos europeos al preguntarse: “¿Por qué alientan la toma de edificios y el uso de eslogans antisemitas y nazis?” Además, calificó de “ingenuo” a su contraparte estadounidense, John Kerry, por reunirse con la oposición ucraniana.
Las escaramuzas protagonizadas por Rusia y los Estados Unidos en Múnich no auguran nada bueno para el desarrollo de los acontecimientos en Siria y Ucrania. En el primer caso, seguirá la lucha entre al-Assad, apoyado por Rusia y China, contra los rebeldes, quienes cuentan con el guiño de Washington, Londres y Riad.
En el caso ucraniano, y sin ser hiperbólico, es cada vez más factible que la tensión desemboque en una guerra civil, con la posible intervención de Rusia para proteger a las zonas pobladas por sus ciudadanos, lo cual llevaría a la partición del país, pues Moscú no aceptaría jamás que Ucrania pasara a la órbita imperial estadounidense.
Días aún más oscuros se ciernen sobre las llanuras ucranianas.
Aide-Mémoire.-México juega sus cartas para el momento de una Cuba post Fidel Castro Ruz.
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.