Mientras padecemos un inusual clima aquí y en diversas partes del mundo, con temperaturas extremas de frío o de calor, con tormentas, inundaciones o sequías, seguimos sin saber a ciencia cierta qué es lo que lo causa. La ciencia climática y la agenda de las instituciones dedicadas a tratar este tema responden a un contexto económico-político que presiona y, con “certidumbres” científicas encontradas, la población permanece en la ignorancia.
De forma similar sucede con otras cuestiones donde hay algún interés porque alguien gane prestigio, poder o dinero. Como resultado, inundada con datos, la población humana cree saber pero carece de información confiable en muchos temas… se la distrae. Como el opio en los tiempos del oscurantismo, los medios masivos de comunicación transmiten a la población, como certidumbres y valores incuestionables, los conceptos e ideas que son de interés para el grupo dominante. A cambio, se omiten temas como es el relativo al origen y forma en que opera el sistema monetario.
Como se expuso en esta columna la semana pasada, es una cúpula de poder la que controla el dinero y nos provoca estrés y temor la lucha por obtenerlo. En la actualidad la mitad de la riqueza está en manos del 2% de los más ricos, el resto paga intereses para adquirirlo. El dinero es deuda. Cada billete que se emite es parte de una deuda que a su vez está soportada por otro billete que también carece de un soporte de valor real. El dinero actual no mueve el mundo, más bien lo paraliza.
En este afán de estrés y competencia las relaciones humanas se desgastan y se llega a destruir el ecosistema-medio ambiente para sobrevivir. Así, se sientan las bases de forma autodestructiva y dependiente de otros como si fuese ésa la única forma de vivir.
Si bien hay escaseces que ocurren de manera natural (desastres, inundaciones, etc.), el sistema económico dominante es el que crea la escasez de forma artificial. La economía, bajo estas circunstancias, opera sobre personas que luchan entre sí por las sobras, y controlando la disponibilidad de dinero desde arriba, la dispersión y la confusión de los que están en el fondo.
Estas ideas, que reconocen esta verdad, han sido compendiadas de manera magistral en un trabajo conjunto que por primera vez reúne a connotados pensadores y autores de diversas propuestas para un cambio económico fundamental. Sus visiones coinciden en demostrar muy claramente que la relación entre las personas es distinta dependiendo de lo que se utilice como medio de intercambio.
Bernard Lietaer, coarquitecto del euro; Michael Linton, creador del sistema LETS (siglas en inglés de sistemas locales de intercambio); Tom Greco, promotor de monedas comunitarias; Noam Chomsky, pensador alternativo, y otros más, convergen en el documental “La solución al dinero” (http://vimeo.com/10253719).
Allí, otro pensador, Rafael Palacios afirma: “Todo aquel descubrimiento que genere autonomía para el individuo será censurado y sus descubridores o inventores serán perseguidos, vilipendiados o suprimidos. Sólo se podrán admitir como válidos o publicar aquellos inventos o descubrimientos que NO generen autonomía para el individuo, obligándole a ser dependiente.” Por eso, la cúpula en el poder controla la emisión del dinero.
Las sociedades y los sistemas naturales funcionan equilibrando criterios de competencia y cooperación. Nuestra sociedad está desequilibrada, nos hemos volcado mucho más hacia la competencia. El único sistema que es para siempre autosostenible es el que otorgue la mayor simbiosis con la creación, de la cual dependemos. La complementariedad y cooperación son base del crecimiento y desarrollo. Eso en materia económica se traduce en el concepto de “confiar unos en otros”. Esta confianza es la que nos ha faltado, si creyésemos o confiásemos más entre nosotros, no dependeríamos del dinero. Creer es la base del crédito mutuo, que es la liberación del sistema monetario. Por eso la gente de nuevo está abrazando mejor el uso de las monedas locales al darse cuenta de la barbarie que supone el sometimiento único a los bancos centrales usureros.
La moneda complementaria (cuya creación implica confianza) es un acuerdo en una comunidad para usar algo, sobre todo lo que ella tenga potestad, como medio de intercambio, complementaria con el dinero nacional convencional. Hay tantas fórmulas para crear este tipo de monedas como se quiera inventar usando el sentido común. La moneda local es una forma de promocionar valor a las personas, induciéndolas a gastar y a cooperar localmente, reduciendo transporte, contaminación, menos globalización y control de la cúpula del poder.
El dinero controla la economía. Quien controla el dinero controla nuestros intercambios, es decir, controla nuestra manera de comportarnos con los demás. Cuando un cierto número de personas accede a comprender un secreto o nueva tecnología, automáticamente, el resto de la población lo comprende. Por ello el pequeño esfuerzo que podamos realizar difundiendo estas ideas, como con este video, repercutirá en que se materialice uno más justo con más rapidez.
Es posible utilizar el dinero como una herramienta, como un sirviente para lo que queramos llegar a ser en vez de ser víctimas de las circunstancias que mantienen el estado actual de las cosas. No necesitamos vivir con todo ese dolor que acompaña al dinero y la carencia de éste. Podemos liberarnos de las limitaciones que nos impone. Así la economía podría ser mucho más saludable y servicial para todos. Bernard Lietaer asegura que “liberarnos de las ataduras del dinero nos proporcionaría tiempo para estar atentos, para tener conciencia de nuestro potencial. El potencial de los seres humanos es infinito. No nos auto limitemos por el medio, el instrumento, que utilizamos para el intercambio. Es hora de despertar.”
@jlgutierrez
Foto: Roberto Guerra