Sus detractores le adjudican muchos pecados -arrogancia, soberbia, cinismo y presuntas travesuras con el dinero ajeno-, pero jamás el de tonto. Capitaliza las circunstancias de temporal. Domina a la perfección el taiming político. Sabe el cómo, cuándo y dónde utilizar la mercadotecnia: ni antes, ni mucho menos después.
Va de frente y no se quita. Nunca se quitó. Sigue sin quitarse. Le siguen valiendo un comino los demás, incluyendo su encumbrado compañero de partido, hoy autoridad municipal recién estrenada, quien invitó a los ex alcaldes capitalinos a la reinauguración del Miércoles Ciudadano.
Aprovechando la buena fe, las educadas maneras y el aseo político del presidente municipal de Aguascalientes, Antonio Martín del Campo, Luis Armando Reynoso Femat, el otrora gobernador, se apareció en el ex Palacio Rosado para asumir el papel protagónico del personaje que sale de su guarida en el momento oportuno para estar en el lugar preciso, según sus milimétricos cálculos.
Llegó puntual a la cita. Nueve de la mañana de la fría mañana. Entró por la puerta principal. Llevaba a la nutrida porra, dicen los mal pensados, que le aplaudió cuando se escuchó su nombre, al momento de las presentaciones siempre vanidosas. Paciente aguardó el desarrollo del protocolario acto. Sabía que lo mejor -para él, claro- estaba por llegar.
Después de entregar los abrazos con las clásicas dos palmadas en la espalda de políticos y funcionarios congregados, dio la media vuelta. Buscó la salida. Recorrió el pasillo central para adueñarse del escenario, como si fuera reina de la feria sanmarqueña, quinceañera de la aldea, el venerado santo de la parroquia o la flor más bella del ejido.
Las fuerzas vivas del pasado le esperaban. Saludó. Se dejó querer. Entregó autógrafos. Cuidó en todo momento que no se le fuera a colar el acuse de recibo de algún documento girado por el Poder Judicial. Las fotos del recuerdo formaron parte de las complacencias. La media sonrisa, muy de él, jamás se desdibujó. Estaba contento. No sólo de juzgados judiciales vive el hombre, bien supuso.
Los reporteros también estaban de fiesta. Se hacían con la información principal en la portada de sus periódicos. La obtención de la nota se asemejaba a la pesca deportiva en aguas mazatlecas. Ellas y ellos gozaban el instante. Disfrutaban la ausencia de la inefable Carolina Rincón, su antigua jefa de prensa, hoy convertida en aspirante a Glóbulo Rojo (Gustavo Granados Corzo dixit), a taxista, pues.
Conforme iban llegando los Chicos de la Prensa -diría el cursi redactor en prehistóricos tiempos-, se fueron organizando en pequeños grupos. Todos fueron atendidos. Las palabras del Señor del Agandalle fueron cayendo como el agua en la fuente del primer patio.
Dos horas después salió. Jamás buscó un descuento en la mesa de amparos.
LARF hizo añicos el Manual de lo Políticamente Correcto y el senador Martín Orozco Sandoval dejó en el librero de su despacho El Arte de la Hipocresía, al resguardarse en la planta alta de palacio municipal para no tropezarse con Reynoso, su adversario político.
Mientras esto se daba en la capital, en otro municipio aguascalentense, Jesús María, la maquinaria propagandística corre, vuela y se acelera con la profusa difusión de las actividades del ayuntamiento caído en la pobreza extrema, dicen los quejosos: Antonio Arámbula López quiere ser candidato a gobernador por el PAN. Nadie me lo contó. Tampoco me lo confió el alcalde. La aspiración tiene aroma de tinta y papel. Se nota en su rica presencia en las páginas de los diarios y en las ondas hertzianas de los informativos. Quiere arrebatarle a MOS el derecho natural que le asiste al legislador federal por su notoria popularidad.
Si J. Refugio Esparza Reyes (Asientos), Rodolfo Landeros Gallegos (Calvillo) y Miguel Ángel Barberena Vega (Jesús María), en épocas recientes, llegaron de sus municipios para gobernar el estado, Arámbula López también se siente con posibilidades. ¿Le alcanzará la publicidad en forma de gacetilla con fotografía, los evidentes apoyos institucionales de los gobiernos priistas (federal y estatal), las columnas políticas y la menguada fuerza de los Espartanos? No lo sé.
Veremos dijo un ciego. En casi tres años todo puede suceder. Empezando por la permanencia de los vivos en este planeta de los muy vivos.
Porque alguien tiene que escribirlo: En cada elección reciente del presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Aguascalientes, la presencia de Angélica Hawley es indispensable para arengar a las huestes inconformes, gritar a los azorados diputados y organizar el desmadre al interior del recinto legislativo, dicho esto último en el mejor castellano.
Para eso se alquila Angélica. Para eso la contratan. De algo tiene que comer la empresaria. Así de fácil.