- Se tendrá una participación del poeta en el suplemento de la revista Parteaguas
- Buscarán que la Feria del Libro rinda un homenaje, así como realizar salas de lectura en su honor
“Silencio es el resultado que deja la pérdida de una figura literaria tan grande como José Emilio Pacheco”, así es como lo señaló Mariana Torres Ruiz, directora del Centro de Investigación y Estudios Literarios (CIELA) Fraguas, con respecto al fallecimiento del poeta, ensayista, traductor, novelista y cuentista mexicano.
“Se queda uno en silencio porque es realmente una pérdida inmensurable”, será una ausencia difícil pues Pacheco es (por no querer decir fue), un punto focal de la literatura mexicana por más de 60 años y que, más allá de la poesía, está su labor como traductor, ensayista, periodista, un hombre de letras completo “extremadamente brillante y sumamente sencillo”; ésta, junto con Juan Gelman, se convierte en una lamentable pérdida para la literatura mundial pues se trata de una personas sabia y sencilla.
A Mariana Torres Ruiz se le quedó muy grabada la declaración de la hija de Pacheco, quien en son de broma comentó que probablemente su padre estaría disculpándose por arruinarles el domingo a todos los periodistas que estaban pendientes de él; frase que sería tal como el maestro lo diría, por esa sencillez y humor que lo caracterizó en vida.
“El hueco que se queda es muy grande, es como quedar huérfano”, citando algunas de las declaraciones de colegas escritores que refirieron posterior a su muerte y que la titular del CIELA Fraguas leyó en diversos medios.
José Emilio Pacheco escribió a sus amigos caídos como Carlos Monsiváis y Juan Gelman, ahora también hay cientos de personas escribiendo de él, pero en opinión de Torres Ruiz, es poco lo que se puede decir puesto que no existe palabra alguna que describa su persona, obra y legado. Sobre todo cuando se llegan a cuestionar ¿quién viene detrás? ¿quién tiene ese empuje, claridad, luminosidad y esa puntualidad para las cosas como Pacheco? “Realmente los nombres que se me ocurren no alcanzan al maestro”, esto, aclaró, es una opinión sin demeritar a nadie.
En su última visita a Aguascalientes en noviembre pasado durante el Encuentro de Poetas del Mundo Latino, tanto el CIELA Fraguas como el Instituto Cultural tuvieron la oportunidad de dialogar sobre proyectos al aire libre, es decir, sin formalidad, uno de ellos será la breve participación en la revista Parteaguas a propósito del tradicional suplemento sobre los poetas que participaron en el encuentro.
Fuera de ello no se condensó algún otro pues el poeta trabajaba con su casa editora en conjunto con su gran amigo de la vida Marcelo Uribe, ambas personalidades extremadamente celosas con el trabajo literario, lo cual causaba que no se comentara nada de sus proyectos a futuro que no fuera entre ellos mismos.
El que Pacheco haya asistido al encuentro en Aguascalientes fue, sin duda, un gran regalo para la sociedad local que nunca había tenido la oportunidad de asistir a algún evento del novelista; autoridades del CIELA Fraguas indicaron que su esposa aclaró que, por su estado delicado de salud, sus apariciones en público serían cada vez menores pero que estar en Aguascalientes fue una excepción del poeta, muy por encima de lo que sus médicos ordenaron.
Ahora el CIELA y el ICA tienen la obligación y el deber de hacer algo en su honor, ya sea un especial de tertulias, homenajes e inclusive plantear que la Feria del Libro le rinda un homenaje y contenga salas de lectura dedicadas a él.
“Pacheco es de los pocos autores que han logrado tener lectores de todas las generaciones”, incluyendo a niños, pues existe también una edición de Gotas de lluvia y otros poemas que selecciona ciertos textos para acercar a niños y jóvenes a la poesía; Mariana Torres Ruiz ha utilizado esta obra en sus sala de lectura para niños, con una respuesta fructífera, “es impresionante ver como los lectores iniciadores quedan atrapados en sus textos”.
Sin duda toda persona, al menos por el nombre, conoció a José Emilio Pacheco, aún más los lectores maduros que ahora lamentan profundamente su fallecimiento, pero agradecen a la vez su existencia por haber dejado un gran legado para la literatura mexicana que permeará a través de generaciones.
Foto: Gerardo González