Recuerde Usted que en esta su cocina además de comer, se lee, se estudia y se conversa de todo, especialmente de política.
Dicen que me calle yo. Pues nada, que con motivo de las últimas líneas que publiqué en este espacio, un regidor del Ayuntamiento capital, cuyo nombre por cierto, no fue mencionado entonces -y francamente no creo que será por mí invocado en lo futuro- me mandó a callar.
Según su dicho no se vale criticar entre príistas. Y ante ello, yo traté de encontrar a qué clase de priístas se refiere el no-nombrado, puesto que yo pertenezco a esos militantes que dicen con valor y con verdad (por lo menos mi verdad) aquello que aporte al crecimiento de mi querido instituto político.
También me mandó decir que “entre amigos no se vale”. Extrañamente, quien se ostentó como mi “amigo”, me mandó su mensajito con quien considera que me paga por mi trabajo; supongo yo, que con la pretensión de ejercer violencia laboral o presión política sobre mi pluma y persona. ¡Oiga usted! Con esos amigos…
Finalmente me mandó un texto, con la pretensión de que yo desmintiera lo que afirmé: que toda la fracción de regidores priístas voto en contra del programa foto-radar. Ante lo cual he de sostener mi dicho. Ningún regidor priísta, ni el no-nombrado, ni cualquier otro, se abstuvo en el tema o votó en contra; aún cuando un voto o una abstención o bien, cuatro votos o cuatro abstenciones en contra de la desaparición del programa foto-radar, no habrían hecho diferencia alguna en el resultado final. Lo dije y lo sostengo.
Finalmente, al no-nombrado, le digo que comprendo perfecto que se pueda estar en contra de mi opinión. Pero… no se puede mandarme a callar. Eso, es lo que verdaderamente y en sus propias palabras “no se vale” y no se puede.
Le dejo a Usted querida lectora y a Usted amable lector, así como a Usted el regidor no-nombrado, con el pensamiento ícono de la libre expresión, acuñado por el célebre filósofo y abogado Voltaire: no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo. ¿Usted, regidor no-nombrado, qué derecho está dispuesto a defender con su vida?
Adelina Alcalá. Adiós a la querida maestra de la expresión oral y escrita Adelina Alcalá Gallegos. El mundo de la poesía, de la oratoria, de la ortografía y la lengua española en general, en nuestro amado Agüitas no será igual sin ella.
Con la sonrisa amable permanente y la voz modulada, grave y poéticamente amorosa partió a los setenta años de edad la querida maestra Adelina, y con ella, la Casa de la Cultura, con lo que fue y representó para quienes en ella nos cobijamos en los 70, 80 y algo de los 90; se llena cada día más del frío de la nostalgia. No había en esa época evento artístico relacionado con el mundo de las letras o la expresión oral, que no contara con la entusiasta participación de Adelina, quien al término de las justas literarias tuvo siempre para los partícipes un sabio consejo y una sonrisa afable. Su maternal y magisterial ayuda eran la inspiración para que los adolescentes que nos iniciábamos en el aprendizaje del poder social de la palabra, volviéramos una y otra vez a esos espacios.
Yo no sé hoy, cómo decirle adiós a la querida maestra Adelina. Prefiero pensar que cuando asista al próximo recinto, atrio o tribuna en donde el pensar y el decir sean el centro del todo, en donde las ideas expresadas libre y bellamente leviten y ronden entre las humanidades: ahí estará ella como jurado, como maestra de ceremonias, como organizadora o simplemente como espectadora. Con su inolvidable sonrisa iluminándolo todo y cobijándonos a todos. Quiero pensar que cuando las luces del escenario y las del auditorio se apaguen, como se extinguió la luz en la vida de la Maestra, prevalecerá como una cálida flama, la inspiración resplandeciente que a tantos nos brindó Adelina a través de su sonrisa.
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