- Dotar de garras a las comisiones de derechos humanos: Martín Jáuregui
- En Derecho no importa sino lo que se prueba: J. Sánchez Cordero
Porque la sociedad está inquieta y quiere saber qué pasó, la Comisión Estatal de Derechos Humanos revisará escrupulosamente los 381 expedientes difíciles de 2013 y si prueba responsabilidad de la Procuraduría General de Justicia emitiría recomendación.
El contexto: El martes 7 de enero, a unos minutos de anunciarse su registro ante el Congreso del Estado como aspirante a ombudsman, La Jornada Aguascalientes entrevistó a Eduardo Martín Jáuregui: “¿Sería usted capaz de emitir alguna recomendación al gobernador, si hubiere lugar?” Y respondería: “Sí, ¿por qué no?, si fuera necesario”.
El 13 siguiente, en la Consulta Pública del Congreso, el entonces aspirante diría a legisladores y 48 ONG’s, que de los tres mil expedientes abiertos en la CEDH se derivaron 381 quejas “entre ellas 250 consideradas como muy graves y sin emitir ninguna recomendación”.
El jueves 17, el procurador general de Justicia, Felipe Muñoz Vázquez, aludiría en una conferencia que un político denunció ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos hasta 280 acciones de presunta tortura y habló también del caso Ulises Morín; antes de terminar su gestión, Williams López Ovalle difundió haber enviado un escrito a la PGJ sobre ese asunto.
–La pregunta, con relación a estos señalamientos, ¿cuál va a ser el trabajo de la CEDH?
-Yo diría que hay que ver lo siguiente: Habría que distinguir muy bien, me parece que el principal aspecto que tenemos que preguntarnos, para que la ciudadanía conozca sus derechos y la forma de hacerlos valer; creo que una gran parte de las quejas que no prosperaron es porque no fueron adecuadamente planteadas. O porque, por algún criterio que desconozco, decidió la Comisión no darles marcha adelante.
Reiteró: “Hubo cerca de tres mil personas que fueron a solicitar el apoyo de la Comisión el año pasado y solamente se integraron 381 quejas y de ellas, sólo nueve recomendaciones… Dos se integraron después del informe de la Comisión”.
Sin embargo -añadió- a pesar de que estos números nos dirían que estamos bien, “parece que la percepción ciudadana nos está diciendo que a lo mejor hay áreas de oportunidad en qué trabajar en materia de derechos humanos. Creo que la primera responsabilidad es que se conozcan, que se difundan, que la ciudadanía tenga confianza…”
–¿Actualmente no se conocen, se ignoran?
–Me parece que no. Según una encuesta que publicaron los medios la semana pasada, y una gran cantidad de gente dice que no conoce qué es lo que hace la CEDH.
“El segundo aspecto me parece muy relevante porque se han señalado en algunos casos acusaciones muy concretas, pero también hay unos límites de actuación. En mi universidad, en la UNAM, donde me formé como abogado, tenía maestros muy renombrados como, don Ignacio Burgoa Orihuela, el maestro Fernando Castellanos Tena, Alberto Trueba Urbina, fui su adjunto. El maestro Jorge Sánchez Cordero -padre de la actual ministra de la Corte- decía: ‘En Derecho no importa sino lo que se prueba”.
El ombudsman dijo que una de la observaciones que se han hecho a la Comisión Nacional de Derechos Humanos por un organismo académico que es Atalaya del ITAM, del cual forma parte precisamente Miguel Sarre Iguínez, “una de las observaciones que se ha hecho es que la Comisión no ha utilizado, no ha empleado todos los recursos para allegarse la información”.
Postuló: “Parte de lo que tenemos que hacer precisamente es, primero ver si efectivamente están presentada alguna queja que tenga que ver con estos señalamientos (los de la conferencia del procurador) y ver también si la Comisión ha agotado todas sus posibilidades. Creo que la Comisión debe tener acceso de manera directa al conocimiento de cómo se están integrando estas averiguaciones, para poder valorar y en su momento, expedir una recomendación”.
Agregó: “Y aquí viene también un tema que es interesante, es el de dotar de garras, de uñas, de armas a las comisiones de derechos humanos. A mí me parece que si llegamos a esto estaríamos compitiendo con otras instituciones que están para funcionar en ese sentido. La procuraduría es una Procuraduría General de Justicia, de manera que su función es la justicia para todos; la función de la CEDH es coadyuvar para que se cumplan adecuadamente los catálogos de garantías fundamentales de derechos humanos o garantías individuales”.
Estimó que la función de la CEDH es de coadyuvancia, no es de enfrentamiento; “el principal compromiso es con la sociedad, pero para que la sociedad esté tranquila también es importante que los delincuentes cumplan la sanción que merecen, porque si se integra mal una averiguación y por esto sale libre el delincuente, el ofendido verá violados sus derechos humanos, el derecho a tener una reparación”.
Por lo tanto -precisó- es también muy importante que se cumplan los procedimientos penales para evitar la posibilidad de que un culpable pueda obtener la libertad, y también que un inocente vaya a estar detenido.
“Revisaremos con mucho escrúpulo si ya existe en estos casos, que son muy especiales porque preocupan a la sociedad, que ya hay una percepción en ella, que está inquieta y tiene el derecho de que se conozca realmente qué es lo que sucedió, y en el caso de que exista alguna responsabilidad, la Comisión señalaría una recomendación, siempre que se trate de una violación a estos derechos fundamentales”.
Remató: “A lo mejor por el número, parece que no se emplearon todos los recursos. Tenemos, de estas 51 personas que ahí trabajan la mayoría están adscritas a la Visitaduría, como investigadores o como proyectistas, entonces si analizamos 381 expedientes resulta que durante todo un año, a lo mejor a cada persona le tocaron revisar diez expedientes en todo un año”.
Y al coincidir con el reportero, con el epígrafe de Por quién doblan las campanas, de Hemingway, sobre los casos de periodistas presos, Eduardo Martín Jáuregui fue más allá: Un hombre muere en mí, siempre que otro hombre muere en cualquier lugar, asesinado por el miedo y la prisa de otros hombres, al citar el poema Civilización, de Jaime Torres Bodet.
Foto: Gilberto Barrón