Los últimos nueve días los pasé en Guadalajara. Vine a la Feria del Libro con la intención de llenarme los ojos de letras –y no tanto la casa de libros: no por falta de ganas sino de espacio (en la maleta y en casa). Lo que hice fue, entonces, tomar foto de las portadas que llamaron mi atención y leer tanto de esos libros como fuera posible. De algunos leí sólo la portada y contraportada, otros los pude hojear e incluso hubo varios que me refiné enteritos. Claro, nunca será lo mismo leer de pie, rodeada de gente que quiere pasar, que hacerlo en casa, con calma y con la posibilidad de releer una y otra vez lo más interesante. Pero sirve al menos para hacer una lista de títulos que me gustaría adquirir en los próximos meses. Y, por supuesto, se las comparto, por si de pronto se ven en la necesidad de regalar un libro a algún niño o adolescente querido (o a ustedes mismos, claro). Van, pues, algunos de los libros que se me antojaron, en ningún orden en particular:
La lagartija negra y La bestia entre las sombras, de Edogawa Rampo. Yo se lo recomendaría a adolescentes que ya tienen cierto hábito lector y que disfrutan el horror o la cultura japonesa. O las dos cosas. Rampo es considerado el maestro del suspense japonés y los cuentos que ya le he leído son estremecedores. Además de que, como combina la forma de narrar de occidente con la de oriente, sus textos tienen un estilo muy particular, raro, inquietante. De hecho, ahora me doy de topes de no haberlo comprado porque, ahora que lo pienso, es difícil encontrar libro de Editorial Jaguar aquí en México.
Los monstruos tienen miedo de la luna, escrito e ilustrado por Marjane Satrapi (quizá la recuerden por su excelente novela gráfica Persépolis, que incluso fue llevada al cine). Este es su segundo libro infantil y, como estaba retractilado, sólo pude leer en la contraportada que en él “una pequeña niña descubre que las soluciones más evidentes pueden ocasionar los problemas más increíbles”. Es de editorial Norma y confío en que sea fácil de conseguir.
Su majestad el rey de los niños zombis, de Pedro Pablo Picazo. Se encuentra fácilmente, es de editorial Océano. Además de que la portada es muy llamativa (con una ilustración muy a-la-TimBurton), me atrae la idea de que haya un libro sobre zombis dirigido a los niños y niñas de primaria.
Dragones. Mito y leyenda, de Jonathan Evans, publicado por Paidós. Es uno de esos libros grandotes, de pasta dura, con ilustraciones de gran formato y a todo color. Un excelente regalo para los niños y niñas que disfrutan los datos históricos.
Microbio, de Fernando Gómez Echeverri y con dibujos de Carlos. La portada es poderosa: sobre un fondo blanco, goterones de sangre y el título en rojo. Y ya. Trata, según me cuentan, de una epidemia mortal. Ya sé que hay muchas historias como esta, pero tiene a su favor que a) ocurre en Colombia y b) el estilo narrativo es muy sabroso. Hay, además, un triángulo amoroso y una chica zombi. El sello es Planeta, pero no sé si lo traerán a México. Lo debí comprar, ya sé.
Ana y la Sibila, de Antonio Sánchez-Escalonilla. A este autor español lo conocía como experto en guión y me sorprendió mucho encontrar este libro suyo dirigido a adolescentes, en el que se combinan la historia antigua, la fantasía y el drama juvenil. Nada más con leer dos páginas pensé “caramba, me gustaría haberlo escrito yo”. Lo publica editorial Bambú.
Las historias de terror del libro rojo de David, de José María Plaza, publicado por Edebé. Son cuentos de horror que yo le daría a alguien de 10 años en adelante. Me llamó muchísimo la atención porque el libro, como objeto, es una chulada: pasta dura, aspecto “antiguo” y cantos rojos. Bonito de veras.
Libros imposibles, de Vivian Mansour y con imágenes y diseño de Alejandro Magallanes. Publicado por editorial Almadía es un álbum ilustrado que invita a imaginar las particularidades de libros que cambian de forma, que están hechos de materiales inusuales o que tienen características mágicas. Me encantó en este libro el diálogo entre texto e imagen: no existiría uno sin el otro, de veras.
Jack y la muerte, de Tim Bowley y Natalie Pudalov, publicado por OQO editora y distribuído en México por Colofón. Ya que hablamos de libros ilustrados, éste tiene unos dibujos delicados, elocuentes y muy hermosos. La historia, que es un cuento tradicional que quizá ya conozcan (la muerte que llega por alguien es engañada y atrapada, pero entonces nadie puede morir, etcétera), está muy bien narrada en una adaptación que estremece.
Bitch doll, de Orfa Alarcón, publicado por ediciones B. Ya tuve ocasión de leer el primer capítulo (lo encuentran, gratis, en Facebook, en la página del propio libro) y me encantó la voz de la personaja principal, una adolescente rebelde y ruda.
No he terminado, pero se me acaba el espacio. Lo dejo aquí por hoy y, si me permiten, sigo con esta lista la próxima semana.
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