- “Señor gobernador, no se olvide de los migrantes, vaya a verlos”
- Programa 65 y más de Sedesol sólo entrega la mitad de lo asignado
Lágrimas agazapadas, rebeldes y finalmente traicioneras de la hija de un sufrido y humillado migrante, desnudaron el sentir de muchas familias humildes en Asientos; luego, el gobernador Carlos Lozano de la Torre culparía a la gripa por los ojos llorosos y el flujo nasal.
Y sí fue malestar físico, aunque también se conoce su condición como hijo de migrantes. Todo estaba muy bien, pero cuando la joven Lizeth Dueñas Llamas, a dos semestres de egresar de la Autónoma de Aguascalientes, había hecho un dramático relato, reforzado con otro improvisado por Alejandra Hernández Palomino, del Club de Migrantes, sacó lágrimas a más de uno.
Lozano de la Torre no abordó el autobús en Palacio de Gobierno para dirigirse a Asientos -tierra adentro, con oro en sus entrañas pero de un piel muy cacariza, infértil- sino que lo hizo por helicóptero; cuando el reloj marcaba las doce en punto, arribó al Auditorio municipal fue recibido por el edil Baudelio Esparza Reyes y su cabildo; y también Antonio Valente Delgado, en silla de ruedas, que aguardaría hablar con él.
Antes, el pasado 5 de diciembre, la Sedesol inició el pago de las pensiones a adultos mayores registrados en el programa 65 y más -33 mil en Aguascalientes y dos mil 811 en la capital del estado- donde 315 recibieron la mitad de los asignado, que son mil 50 pesos bimestrales; cobraron solo 525 pesos.
Reclamaron en la Sedesol. La delegada Norma Esparza Herrera informó que ya se hacían las gestiones correspondientes directamente a la Ciudad de México, para saber qué fue lo que pasó.
Invitó a los afectados a acudir a las oficinas de esa delegación para informarse, “porque hay quienes recibieron completo y no lo quieren reconocer, así como también otras personas que en bimestres anteriores recibieron de más y ahora se les descontó”, dijo la funcionaria.
En su momento, Norma Esparza Herrera relató que la niña Fátima le había solicitado ahí mismo su ayuda: “Mi papá tiene nueve años que se fue de migrante, a raíz de la muerte de mi madre, y mi hermana mayor se hizo cargo de mí. Mi padre sufre donde está maltrato y humillación y yo no quiero sufrir como él; quiero que me ayuden con beca para prepararme y tener un mejor empleo en mi vida”.
Luego de las intervenciones de los funcionarios, tocó el turno a la universitaria Dueñas Llamas, hija del migrante Juan Dueñas Montoya, quien “sufre maltrato y humillaciones donde está, no gana lo suficiente para mantenernos y menos para darnos educación superior”. Fue en este punto de le ganó bien contenido el sollozo.
Rafael Preciado López, el maestro de ceremonias oficial, ya había anunciado la entrega de “cheques en efectivo” a los becarios, pero antes el gobernador le pidió a la presidenta del Club de Migrantes de Asientos, Alejandra Hernández Palomino, que dijera unas palabras.
“No venía para nada preparada pero voy a seguir pidiendo lo mismo: Señor gobernador, no se olvide de los migrantes, vaya a verlos y dígales que pueden contar con usted, les daría mucho gusto saber que alguien se preocupa por ellos”.
Carlos Lozano se llevó un pañuelo a la nariz. Se acercó al micrófono: “Y eso que no venía preparada, ¿qué tal si se prepara?… Desde siempre, Aguascalientes ha sido forjado con el esfuerzo de las y los migrantes; nos hemos distinguido por sacarle provecho a la adversidad”, dijo.
Se sonó en su pañuelo: “Andamos medio agripados, nos decían: ‘No vayas’. Pero cómo no voy a venir”.
Al salir, preguntó al joven en silla de ruedas, Antonio Valente, cuál era su situación e instruyó que se anotaran sus datos y le echaran una mano. Regresó a Aguascalientes como se fue, por helicóptero y sí, sí venía agripado.
Foto: Gerardo González