La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz
Rigoberta Menchú
Bienvenida solidaria al “Movimiento Migrante Mesoamericano” en su novena Caravana de Madres Centroamericana Buscando a sus Migrantes Desaparecidos en honor a “Emeteria Martínez”, hondureña fallecida este año quien encontró a su hija después de casi 20 años de búsqueda, la marcha en nuestro país comenzó en El Ceibo, Tenosique, Tabasco, el pasado dos de Diciembre, con casi medio centenar de madres de migrantes desaparecidos de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México; y que en su recorrido de más de cuatro mil kilómetros, por 15 estados del país, esta semana llegará a Aguascalientes; hago mía su consigna “Son trabajadores, no asaltan, no delinquen, son personas que han salido con el sueño de tener un mejor nivel de vida”…
No es fácil para una madre salir de su hogar y más aún de su país, dejando a otra parte de su familia, en un desesperado intento por encontrar a un hijo o saber de su paradero: lejos de la tierra que lo vio nacer y con la esperanza de volver a abrazarlo. Para un servidor esto es un acto de heroínas; ellas que sin apoyos económicos de sus gobernantes nos traen un mensaje de paz y de abnegación; ellas que sin tener un rostro conocido por la sociedad nos dan ejemplo de esperanza y valentía; ellas que buscando (foto en mano) a sus hijos caminan en un país que difícilmente voltea a ver o a ayudar al migrante; ellas que en su pesado andar sólo quieren saber en dónde está el hijo amado que, pensando precisamente en ellas y en sus familia, salió a la aventura que tantas vidas ha cobrado en nuestro país y en Estados Unidos, encontrando los más discriminación y violación sistemática a sus derechos humanos en su recorrido.
En lo local es difícil tener un padrón real de cuántos migrantes pasan por nuestro estado cada día, sólo sabemos de ellos cuando son atendidos en la Casa del Migrante o cuando la delegación del Instituto Nacional de Migración realiza algunas detenciones, y es ahí es donde nos preguntamos, ¿la CEDH está al pendiente de que se respeten los derechos de los no Mexicanos? o acaso sigue en la modorra y se hace ojo de hormiga al saber de éstas. Son unas cuantas voces de gente buena de nuestra tierra las que claman que se den garantías a estas personas y que ya es común verles pidiendo dinero en cruceros de la ciudad y de carreteras cercanas a las vías del tren para subsistir y continuar hacia el vecino país del norte.
Mi reconocimiento a la “Casa del Migrante” en Aguascalientes por la noble tarea que realiza y que sabemos no es nada fácil, sobre todo por la discriminación e indiferencia que muchos paisanos muestran ante este “fenómeno social”.
No seamos indiferentes ante las madres que en la búsqueda de sus hijos pasan por nuestro estado con un desesperado grito de auxilio, no hagamos oídos sordos a esta demanda, seamos solidarios y demos el apoyo que requieren, ya que con su presencia nos alertan de lo que puede pasar algún día con nuestros hijos, amigos, parientes o con nosotros mismos.
Señoras madres de migrantes desaparecidos, Aguascalientes es la tierra de la gente buena, en ella dejarán un mensaje solidario y de él aprenderemos a ver como hermanos a los migrantes en su paso por Aguascalientes, mi deseo es que la esperanza siga iluminando su sendero y que pronto den con el paradero de sus hijos.