Si siempre haces lo mismo, solo obtendrás lo que ya tienes. Si deseas algo nuevo, haz algo diferente
Sigmund Freud
Ya es una constante que México tenga resultados desalentadores en educación, tanto en pruebas nacionales como en las internacionales. En esta ocasión en el “Program for International Student Assessment”, más conocido por su siglas como PISA, que fue aplicado en 2012 y cuyos resultados acaban de darse a conocer.
La prueba PISA evalúa las competencias en lectura, matemáticas y ciencias, de estudiantes de 15 años de edad. Se aplica cada tres años desde el 2000 y participan los 34 países miembros de la OCDE, entre los que se encuentra México, y otras 31 naciones que son asociadas. Es un examen que está muy bien estructurado, cualquiera puede comprobarlo revisando los reactivos liberados que están en internet; sin embargo, está diseñado para que el alumno tenga que leer mucho antes de llegar a la cuestión, de manera que si no tiene buena lectura de comprensión, le será muy difícil entenderlo y por tanto contestar correctamente.
México obtuvo 413 puntos, cuando el promedio de los países participantes fue de 494, este puntaje lo ubica en el último lugar entre los países de la OCDE y en el sitio 53 de entre los 65 países que participan en la prueba, superando a Montenegro, Uruguay, Costa Rica, Albania, Brasil, Argentina, Túnez, Jordania, Colombia, Qatar, Indonesia y Perú. Obviamente es un pésimo desempeño, pero ya no nos sorprende.
Es también una constante que, cuando se dan a conocer estos deplorables resultados, los analistas se dedique a estudiar los fenómenos que se conjuntaron en los países mejor evaluados. Posteriormente los estructurarán, los transcribirán en textos sesudos y densos y acabaran dictaminando que hay que hacer un cambio en la educación de México, cambios que casi nunca toman en cuenta su propia idiosincrasia, sus carencias o sus peculiaridades, y que acabarán siendo una copia burda sin que exista nada en común con ellos.
Hay tantos estudios, tantos análisis y tantas propuestas sobre la educación en México que uno se pregunta por qué se tienen resultados tan pobres, si se siguen las recomendaciones de estos especialistas, se cambian las metodologías, se capacita a los maestros y se implementan estrategias a diestra y siniestra. Cualquier cambio en la educación tendría que reflejarse en mejores resultados en el aprendizaje de los estudiantes.
Hay un dicho mexicano, muy sabio, que dice: “Para qué son tantos brincos estando el suelo parejo”. Este dicho le viene muy bien a lo que está pasando en educación, ya que los expertos buscan sin descanso la fórmula mágica que provoque resultados de excelencia que nos iguale a países como Finlandia o Corea, sin que palabras como exigencia, esfuerzo, o perseverancia tengan presencia en su vocabulario. No puedo entender que haya tantas disertaciones recientes alrededor de la educación, en las que tratan de evitar aquello que le haría un bien a los estudiantes: estudiar y aprender. Tampoco entiendo que existan tantos tratados que eludan la actividad principal del maestro: enseñar
La educación es un proceso que conlleva un desarrollo interior, por tanto modifica intrínsecamente al ser humano y lo perfecciona. Esto implica una serie de actividades que suponen voluntad, trabajo, estudio y muchos otros valores que van aparejados al aprendizaje de los conocimientos. Queremos enseñanzas divertidas y maestros light, pero con resultados de primer nivel. Es como querer campeones olímpicos con entrenadores y entrenamientos ligeros y divertidos.
Si queremos mejorar la educación, y lo saben muy bien los maestros y los padres de familia, hay que empezar por respetar los procesos que exige. Si queremos que el alumnos lea bien, hay que ponerlo a leer y a interactuar con muchos textos, analizándolos y desmenuzándolos hasta apropiarse de la idea y posteriormente transmitirla sin titubear. Para que el alumno sea bueno en matemáticas tiene que hacer muchos ejercicios y problemas; y lo mismo ocurre con cualquier otra disciplina. Para que un jugador, un pianista o una bailarina sean buenos es su profesión, necesitan horas de entrenamiento. Nadie puede ser un virtuoso sin ejercitarse. Según Donan Kendall: “El único lugar donde el éxito viene antes que el trabajo es en el diccionario”
Frases hechas, palabras pedantes y miles de tratados sobre cómo educar, sin que nada de eso se refleje en un verdadero aprendizaje o una formación en valores que perfeccione al estudiante. Si seguimos por ese camino, no sólo no mejoraremos los resultados de PISA, sino que acabaremos teniendo alumnos incompetentes, ligeros y sin mucho contenido, que se aburren con facilidad, incapaces de leer o escribir correctamente y además desmemoriados. A la educación actual le están sobrando tantos textos, expertos y recomendaciones; tantos cambios y rodeos para no enfrentar la realidad y en cambio le está faltando recuperar su verdadero sentido. En la educación actual hay mucho ruido y pocas nueces.
Twitter: @petrallamas