En esta larga, larguísima, película podemos atestiguar el correr de la historia norteamericana a lo largo de casi 80 años, comenzando en una plantación algodonera en Georgia en los años 20’s y terminando en Washington, DC, en el 2008, teniendo como hilo conductor la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos y como compañero de viaje al protagonista, Cecil Gaines, un afroamericano que salió de la mencionada plantación y que se labró camino hasta la Casa Blanca -a las cocinas de la misma, pero un gran logro de todas formas.
Si hemos de ser honestos, la mayoría de nosotros conocemos de la lucha de la población negra de nuestro vecino del norte gracias a las innumerables cintas que Hollywood nos ha regalado sobre tal tema, pero, para nosotros, este amargo caminar que va desde la esclavitud hasta la presidencia norteamericana, no pasa de ser más que una anécdota, pues no es parte de nuestra realidad cotidiana, ni de nuestra historia -las vicisitudes y sinsabores de los latinos en ese país es un problema que se cuece aparte-, por ello, es poco probable que en México este largometraje tenga el mismo impacto que en EUA donde es aclamado tanto por los críticos como por el público que asiste a las salas de cine a verlo.
A mí El mayordomo de la Casa Blanca me pareció una experiencia más bien cansada y algo aburrida, pues considero que no me fue del todo posible conectarme con lo que sucedía en pantalla, y la trama no tocó en mí las fibras necesarias para identificarme, ni con los personajes, ni con sus circunstancias, más allá de la pena y frustración que cualquier ser humano siente ante un abuso o una injusticia.
He de admitir que Lee Daniels no intentó manipular los sentimientos de la audiencia deteniéndose o regodeándose en los aspectos más crudos y crueles de la lucha racial, más bien, su estilo de dirección me recordó un poco a la cinta de Forrest Gump en la que los aspectos más escabrosos se tocaban lateralmente y no de frente, tal vez para incomodar lo menos posible al público mientras se le daba una probadita de la realidad histórica.
Lo importante en esta obra de Daniels es la visión de los personajes sobre lo que estaba sucediendo en Estados Unidos en ese momento, cómo les afectaba a ellos y de qué manera lo enfrentaban, y, debo admitir, en este aspecto las actuaciones de Forrest Whitaker y de Oprah Winfrey -sí ESA Oprah, quién lo hubiera dicho- dieron justo en el clavo y son lo más valioso de todo el largometraje.
La cinta da inicio en 2008 cuando un anciano Cecil Gaines espera sentado en un salón de la Casa Blanca a que lo reciba un recién electo Barack Obama, ahí, el anciano empieza a hacer un recuento de su vida, así, nos enteramos que cuando era muy pequeño perdió a sus padres por culpa de los abusos del patrón blanco de la plantación en la que trabajaban. También conocemos que gracias a la bondad de su patrona blanca, recibió una educación distinta a la de sus progenitores y tuvo la oportunidad de romper el círculo vicioso de la población negra en el sur norteamericano.
Al ser un “negro doméstico” -un sirviente del hogar- Cecil tiene la oportunidad de aspirar a cosas mejores, y así, va aprendiendo destrezas distintas, a la par de una “adecuada” actitud de servicio que le permite, años después, ser contratado como parte del personal de servicio de la Casa Blanca.
Ya en Washington, Cecil ha progresado mucho desde sus días en la plantación, tiene una bonita casa, auto, un buen empleo y una esposa y dos hijos que no han tenido que sufrir lo que él para pertenecer a la clase media de la que forman parte.
Presidentes van y vienen en la Casa Blanca y Cecil sigue sirviéndoles adecuadamente, pero, en casa, los problemas empiezan a presentarse cuando su hijo mayor -no habiendo vivido, ni visto, lo mismo que su padre- comienza a resentir el servilismo de Cecil y termina por involucrarse en el naciente movimiento de los derechos civiles de los negros.
La rebeldía de su hijo mayor, la inconformidad de su esposa y su propia necesidad por sentirse seguro forman parte del día a día de Cecil, quien se esfuerza enormemente por mantener en orden todos los aspectos de su vida.
A estas alturas para mí la cinta ya se había convertido en un juego de adivina el presidente o el personaje -en diferentes momentos confundí a Johnson con Nixon y a James Lawson con Malcom X y Martin Luther King, finalmente no se trata de NUESTRA historia ¿verdad?- y en atínale en el quién es quién en la larga lista de celebridades que aparecen a lo largo de la trama, ya fuera en cameos, como Mariah Carey y Robin Williams, o en actuaciones más permanentes como John Cusack o Lenny Kravitz, lo que sin duda también lo distrae a uno de lo que está ocurriendo en la historia.
Como el final del filme es también el principio, no les arruino nada si les cuento que tras una larga vida de servidumbre para Cecil y una aún más larga lucha de los afroamericanos por obtener los mismos derechos que la población blanca, tanto el mayordomo como el país entero (me refiero a Estados Unidos), atestiguan la subida al poder del primer presidente negro…lo que está muy bien para todos ellos y para a quienes esta película les significa mucho más que sólo entretenimiento, pero, para mí, temo decirles, que resultó una muy mala inversión de dos horas de mi tiempo…¿ustedes qué deciden?
Productor: Pamela Oas Williams, Laura Ziskin, Lee Daniels, Buddy Patrick y Cassian Elwes; Director: Lee Daniels; Guión: Danny Strong, inspirado en el artículo “Un mayordomo bien servido por esta elección” de Wil Haygood; Fotografía: Andrew Dunn; Edición: Joe Klotz; Música: Rodrigo Leao; Elenco: Forrest Whitaker, Oprah Winfrey, Mariah Carey, John Cusack; Jane Fonda; Cuba Gooding Jr., Terrence Howard; Lenny Kravitz; James Marsden, David Oyelowo, Alex Pettyfer, Vanessa Redgrave, Alan Rickman, Liev Schereiber, Robin Williams, Yaya Alafia, Aml Ameen, Colman Domingo, Nelsan Ellis, Clarence Williams; Duración 2 horas, 10 minutos.
Talvez tienes que entrevistar algunas personas que forman parte de la clase baja de México, que son victimas de discriminación y marginalización, que talvez se encuentran en empleos de servitud para ver si ellos como mexicanos pueden identificarse con la película.