Por Hugo Antonio Ortega Romero
“Si te engañan una vez, culpa al otro; si te engañan dos veces, cúlpate a ti mismo”, ¿cuántas veces nos han vendido nuestros representantes el futuro de modernidad y desarrollo?, ¿con la privatización de las empresas gubernamentales en los 80’s y 90’s? Claro, ¿con la privatización de ferrocarriles? Por supuesto, ¿con la implementación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá? obvio, hasta nos iba a llevar al primer mundo, ¿con la privatización de PEMEX? de nueva cuenta, más petróleo, más recursos, hasta más campo con los fertilizantes. Se repite la misma cantaleta, y nosotros mexicanos, alegremente la recibimos, nuestra amnesia crónica nos impide recordar que desde hace más de 30 años México atraviesa por un proceso de privatización que no ha mejorado los salarios, no ha crecido la economía y sí ha hecho más prósperos a los ya adinerados, ¿por qué caemos cada vez? tenemos un gobierno sin los pantalones de llamar a las cosas por su nombre, en el pasado a las privatizaciones se les llamó desincorporaciones, hoy a PEMEX y CFE se les llamará empresas productivas… parece que esos simples eufemismos son suficientes para apaciguar a la población.
Y por qué tanto escándalo por una reforma energética, bueno, en caso de que lo desconozca, PEMEX aporta el 34% de todo el dinero que el gobierno tiene en un año, ese dinero se invierte en escuelas, hospitales, parques, campañas electorales, corruptela, compra de votos, en todo lo que usted se imagine, PEMEX aporta una tajada grandísima de sus ganancias, de hecho es la empresa que más paga impuestos en México, sin embargo en aras de hacerla poco atractiva, el gobierno inició una cruzada culpando a PEMEX, y no a la corrupción y mal gasto, de la situación actual, a nuestro flamante gobierno se le hizo más fácil el privatizar nuestra mayor fuente de ingresos, que generar un verdadero cambio al interior, eliminando la corruptela de PEMEX, haciendo más eficiente el gasto de los muchos recursos petroleros que ya tenemos ¿por qué? existe algo que se llama status quo, es decir, las cosas están mal pero no en descontrol, y eso privilegia esta reforma, el gasto ineficiente va a continuar, pero con mayores recursos, que aunque sean menores en proporción a lo extraído, van a tapar el ojo de los verdaderos problemas, un gobierno corrupto que se ha servido de PEMEX como caja chica, y no, la entrada de empresas privadas no va a cambiar como por arte de magia esta situación (lo siento queridos neoliberales).
El diablo está en los detalles y por falta de leyes secundarias (en una ley es como las letras chiquitas de un contrato) ni siquiera sabemos qué porcentaje de lo extraído nos van a pagar las empresas petroleras extranjeras, pero nos podemos dar una idea con nuestras empresas mineras canadienses, que pagan el cinco por ciento de sus ganancias totales, ¿qué pensaría usted si de cada 100 lingotes de oro que se extraen de su tierra, sólo le dejaran cinco? pues así sucede y desafortunadamente no podemos esperar un escenario distinto para el petróleo.
Por eso le pido encarecidamente que utilice este artículo como guste, lo destroce o lo valore, pero se informe, y no en las páginas del oficialismo por favor, y la próxima vez que se tope con nuestros senadores Martín Orozco, Miguel Romo Medina, o nuestros diputados Teresa Jiménez, José Ángel Glz Paquín, o Rubén Camarillo (experto panista en temas energéticos y quizás el único que le sepa argumentar algo), pregúnteles la razón de su voto, porque, le adelantó, todos votaron a favor de la reforma.
postdata: definición de privatización según la Real academia de la lengua española: 1. tr. Transferir una empresa o actividad pública al sector privado.
Para continuar la discusión de estos y mas temas lo espero en mi página de twitter @left_isright
