- Tras el naufragio de “A maderear” sólo quedaron algunos bares
- Los comerciantes deben cambiar sus giros, decía la alcaldesa en agosto de 2012
La arteria es fundamental para llegar al Centro Histórico de Aguascalientes, sitial de los poderes Legislativo y Ejecutivo municipal y estatal, así como de buena parte de locales comerciales y de prestación de servicios.
Se le puede reconocer por una serie de placas ovaladas, en cuyo fondo color café se lee “Calle Francisco I. Madero”, en lustrosas letras doradas. El aprovechamiento de Madero ha sido proyecto fallido, cuando menos, de las dos últimas administraciones capitalinas.
A finales de 2010 el priísta Adrián Ventura Dávila esperaba que sus acercamientos con diputados federales florecieran con la emisión de 35 de los 140 millones de pesos necesarios para la remodelación de esta vía.
“Seguramente esto se hace con la finalidad de atraer el turismo y a la gente al centro de la ciudad; no hemos tenido pláticas todavía con los propietarios de los locales que hay en la calle Madero, pero una vez que nos autoricen el recurso o que lo tengamos con firmeza, ya platicaríamos con ellos para mostrarles también el proyecto, quizá esto ya le tocaría a Lorena Martínez, pero con la finalidad de concientizar que es algo que va a beneficiar a todo el centro de la ciudad de Aguascalientes”.
Efectivamente, la idea sería retomada por Martínez Rodríguez, también militante del tricolor, quien ayer rindió su último informe de labores como alcaldesa de la capital.
El 12 de enero de 2012 se convocó a rueda de prensa para anunciar que la remozada a Madero iba a costar 53 millones de pesos -aunque las cifras quedaron en 55. Las obras de “A maderear” comenzarían justo 16 días después, con las noticias de que tras su conclusión, y de viernes a domingo, la calle se cerraría al tráfico vehicular, y de que por ningún motivo el transporte público podría volver a circular por allí.
“La idea es retomar esta necesidad de mantener vivo nuestro Centro Histórico, por un sentido de pertenencia, por un sentido de identidad, por un sentido hasta de seguridad pública. Vamos a Maderear de aquí en adelante todas y todos”, diría Lorena Martínez.
Según datos de la Secretaría de Obras Públicas del Municipio de Aguascalientes, durante 120 días de labores entre las calles Zaragoza y José María Morelos, se construyeron más de 9 mil metros cuadrados de pavimentos y banquetas, y se rehabilitaron 51 fachadas.
El 2 de junio hubo fiesta, primero en Francisco I. Madero, y posteriormente en el domicilio del regidor Vicente Pérez Almanza, ubicado en uno de los segundos pisos de la calle.
La alcaldesa y múltiples funcionarios caminaron entre paseantes, jardineras nuevas, áreas peatonales, grupos musicales, una ciclovía de unos cientos de metros y puestos en los que se obsequiaba algodón de azúcar.
Luego de una cascada de fines de semana en los que se podía andar sin la presencia de vehículos, se notó que la pretendida mecha comerciante no encendía.
A principios de agosto, tres meses después del estreno, la priísta ya hacía un llamado para que los vendedores practicaran cambios a sus establecimientos. Los eventos culturales efectuados cada sábado y domingo sobre la renovada carpeta no surtían el efecto esperado.
“Lo demás le corresponde a los locatarios. Tienen que pensar seriamente en cambiar los giros si es que quieren mantener público los fines de semana, es muy difícil pensar que por el perfil de los negocios que están ahí [tiendas de ropa, librerías y artículos para el hogar], puedan tener ventas el fin de semana, creo que lo que tienen que hacer es un cambio… (aunque) tampoco podemos obligarlos… Ésa es una decisión personal de cada uno de ellos y si hay condiciones para que puedan hacer negocio, pues creo que deberían aprovecharlas”.
Se dio oportunidad para ver cómo marchaban las cosas, pero al cabo de un año, en agosto del corriente, Camilo Barba, representante de los comerciantes del centro, señalaba que por acuerdo con el Ayuntamiento, Madero volvería a admitir automotores toda la semana.
La vida familiar no pudo ser reintegrada al primer cuadro capitalino a través de dicha remodelación; no obstante la convivencia nocturna sí alcanzó a despegar en las cercanías.
Hallowings, Nacional, Bar arte, La mula de nueves, Craft, Los remedios de pachita, Barbarossa y La crepería son algunos de los expendios de bebidas alcohólicas que surgieron durante o después de “A Maderear”.
Foto: Gerardo González