Una familia peligrosa, ¿Qué le pasó a todo el mundo? / Laura M. Guerrero Alonso - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Esta cinta de Luc Besson es un claro ejemplo de esos momentos en los que uno no tiene más comentario que preguntarse qué le pasó a… y llenar los puntos suspensivos con cualquiera de los nombres que aparecen en la ficha técnica de la película.

¿Qué le pasó a Robert de Niro? Que una vez más desperdicia su experiencia, su genio y el peso que su nombre trae a cualquier producción en la que se presenta, que desperdició la oportunidad de sacarle jugo a una historia en la que interpreta a un mafioso ¡nada menos que su mero mole! Otorgándonos una actuación deslavada, insulsa e intrascendente.

¿Qué le pasó a Tommy Lee Jones? Quien nada más aparece para “cumplir” con lo especificado en el guión y deja pasar la oportunidad de hacer brillar al agente del FBI —¿ o era protección a testigos?— sobre todo en sus interacciones con De Niro, ambos pudieron crear una verdadera comedia oscura que satisficiera al público pero por alguna razón optaron por no hacerlo.

¿Qué le pasó a Michelle Pfeiffer? Que una vez más está “casada con la mafia” pero no pudo ir más allá de una cara avinagrada, dando vida a una mujer que no mueve ni una ceja a la hora de volar un supermercado, pero que llora como princesa cuando comienzan los balazos. Pudo elegir crear una mancuerna deliciosa con su “esposo”, De Niro, pero, también esa mancuerna no terminó de cuajar.

¿Qué le pasó al director? Quien falló en lograr que los actores mencionados lograran magia fílmica, pues más allá del ridículo guión que tiene más agujeros que un saco viejo, —amén de que no se decidió si quería una comedia, una tragedia, cine oscuro o sólo drama— pero que pudo salvar la cinta sólo con unas actuaciones bien dirigidas, pero su ingenio tampoco le dio para eso.

Increíble que lo mejor de este largometraje sean los dos actores jóvenes —y prácticamente nuevos en esto del séptimo arte— Dianna Agron y John D´Leo, quienes parece que fueron los únicos que se sintieron cómodos en la piel de sus personajes (los hijos del mafioso) y que de manera natural mostraron a los dos adolescentes sociópatas que están listos para seguir con el negocio familiar sin ningún tipo de remordimiento.

La historia comienza con el brutal asesinato de una familia —¿ya les dije que es una comedia?— al mero estilo de la mafia. Corte a, la familia Manzoni, papá, mamá, hija e hijo; llegan a un oscuro pueblo de Normandía al cual han sido enviados por el programa de protección a testigos norteamericano —claro, porque los americanos ocultan a sus testigos en remotos pueblos europeos, ajá, muy lógico—, al parecer este es sólo uno más de los lugares a los que han sido transferidos en un corto periodo de tiempo, pues la familia se niega a comportarse adecuadamente, con decirles que Giovanni (el padre) trae todavía un cadáver en la cajuela.

El meollo del asunto es que Giovanni ha declarado en contra de un importante capo de la mafia y éste, desde prisión, ha ofrecido 20 millones de dólares para quien elimine a toda la familia del traidor, asunto que ha ido dejando cadáveres de supuestos Manzoni por todos lados.

Poco a poco, la familia que ahora se llama Blake (Fred, Maggie, Belle y Warren) comienza a adaptarse a su nueva vida, claro, sin olvidar su verdadera naturaleza. Fred ha molido a palos a un plomero y ha arrastrado por las calles a un importante empresario pues no le parece que el agua de su cocina salga color café. Maggie hace explotar la tienda local porque los parroquianos se expresaron groseramente de los norteamericanos —claro que lo hicieron en francés, idioma que ella no habla, pero quién se fija en pequeñeces—. Belle masacra a raquetazos a un chico local por pasarse de listo y Warren no perdió tiempo en adueñarse del comercio ilegal en la escuela a la que acude.


¿Y cómo reacciona el FBI ante esto? ¡ahhh! Pues se encoge de hombros y mira a otro lado, tal como se podía esperar ¿o no?

Para sumarle a las ridiculeces que se han presentado en pantalla hasta este momento, una valiosa pista de información crucial sobre el paradero de los traidores viaja desde el remoto pueblo normando hasta la cárcel en la que está recluido el capo, lo que alerta a todos los matones de la mafia y los envía en un “viaje” de cacería al viejo continente.

A partir de aquí Besson abandona toda pretensión de hacer comedia y abre paso a la violencia sin sentido.

Por momentos me parecía estar viendo una película de Tarantino, pero sin la sutileza del humor negro y la ironía que lo caracteriza. Un poco después tuve la idea de que Besson quería hacer un homenaje a Scorsese, pero si tal fue el caso, el director falló miserablemente y su obra se convirtió en un suplicio de casi dos horas que no merece tiempo de exposición en una pantalla grande, a mi gusto debió irse —con todo y su elenco de superestrellas— directamente a DVD.

 

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Productor: Luc Besson, Ryan Kavanaugh y Virginie Besson-Silla; Director: Luc Besson; Guión: Luc Besson y Michael Caleo, basados en la novela “Malavita” de Tonino Benacquista; Fotografía: Thierry Arbogast; Edición: Julien Rey; Música: Evgueni Galperine y Sacha Galperine; elenco: Robert De Niro, Michelle Pfeiffer, Tommy Lee Jones, Dianna Agron, John D’Leo, Jimmy Palumbo y Domenick Lombardozzi; Duración: 1 hora 51 minutos.

 


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