El pasado 10 de octubre publiqué en este espacio la colaboración “De la verdad como parcela enajenable”(1) y me parece que ahondé demasiado en el preliminar del argumento, quedándose corta la colaboración en las conclusiones. Afortunadamente poco más de una semana después de mi contribución, el 19 de ese mismo mes The Economist publicó un artículo que abordó mi concepto desarrollando una línea de argumentación semejante a la que pretendí desarrollar(2), publicación titulada “Trouble at the Lab. Unreliable research” donde explica de manera muy asequible por qué los supuestos estadísticos sobre los que se sustentan varios artículos no constituyen una fuente de confianza como se ha aceptado ampliamente, le recomiendo que lea detenidamente ese artículo, vale la pena.
El viernes pasado, el primero de noviembre, la Dra. Julieta Fierro estuvo en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, impartiendo la charla: “El Origen del Universo”, que en realidad usó como un medio para abordar inquietudes diversas de los integrantes del auditorio sobre el cosmos, asuntos de actualidad como la partícula de Higgs, la materia negra, entre otras preguntas que se plantearon. La frescura y el dinamismo con el que la Dra. Fierro abordó tantos asuntos que usualmente se catalogan como complejos y oscuros, reservados para iluminados, el método con el que logró que los distintos asistentes contribuyeran a clarificar conceptos para todos, me inspiró reflexiones asociadas a mi incompleto ensayo y al documento de The Economist.
En primera instancia, una conclusión es que toda verdad científica, sin que su aceptación sea determinante, es consecuencia del quehacer humano y la posibilidad de que se llegue a demostrar que finalmente no es más que una hipótesis fallida es latente. Puede ser que algunos asuntos simplemente deban ser acotados, o remitidos a contextos muy específicos, pero la ciencia puede avanzar en un sentido que llegue a construir los medios por los que confirme que sus cimientos no están lo debidamente arraigados. Como si un Gödel se clonara en las diversas disciplinas científicas y nos llevaran a una consciencia de la incompletitud de toda ciencia. Esto debería despertar nuestro espíritu crítico y analizar y juzgar con mayor rigor los argumentos sobre los que descansan las acciones que nos afectan, pero sobre todo, aplicar ese rigor a nuestro quehacer, a nuestras iniciativas, sin que ese proceso nos conduzca a una parálisis por incertidumbre o falta de confianza.
Me parece que es paradigmática la habilidad de la Dra. Fierro para producir sencillos experimentos que permitan deducir si es posible comprobar, al menos de manera parcial o por razonamiento inductivo, la hipótesis o la teoría que nos están proponiendo. En el espacio de una hora y media, los asistentes a la conferencia pudimos atestiguar más de dos docenas de experimentos diversos, sencillos, asequibles, que ilustraron los conceptos que se buscaban compartir con el auditorio. Si nos asociamos en familia, con amigos, y construimos experimentos de los temas de nuestro interés, aquellos que representen alguna dificultad para su comprensión, sean esos experimentos productos de nuestro diseño o tomados de diversas fuentes, seguro que enriqueceremos nuestro entendimiento y estaremos más calificados para asimilar propuestas cada vez más elaboradas y que no suceda lo que hoy día impera con los asuntos políticos de nuestro país, por ejemplo, en lugar de juzgar si una reforma es buena o mala, en función de la alharaca que produce en los medios electrónicos o entre nuestros contactos de las redes sociales, y nos decidimos a leer las propuestas, construir simulaciones sencillas de las consecuencias de las proposiciones y con esos elementos intercambiamos conclusiones documentadas con nuestro entorno, seguro que tendremos mejores elementos con los cuales llamemos a cuentas a nuestros funcionarios y se les pueda exigir una representación más efectiva de los intereses legítimos de la comunidad que representan.
Al contrastar el artículo de The Economist con el mío, y buscando entender cómo se puede escribir tan bien para que cada escrito sea digno de todos los públicos, me quedó claro que el trabajo disciplinado, organizado, metódico y autocrítico es indispensable. El talento no suple el esfuerzo serio de recabar los elementos que armen el andamiaje intelectual perseguido; la revisión de los documentos propios debería dar origen a documentos como los que Rodolfo Popoca, Raquel Casto, Joel Grijalva o Juan Carlos Sánchez, por mencionar a los autores de este diario que sigo con particular gusto, publican y que resultan atractivos, serios y estimulantes del debate; la constancia es un bien escaso en nuestra sociedad y hay que constituirse en ejemplo y en fuente de referencia de cómo desarrollarla.
Finalmente, para cerrar este capítulo de la revisión de los procesos por los cuales algo adquiere la categoría de verdad y por lo tanto demanda del escrutinio público para poder beneficiarse del patrimonio universal, es necesario mencionar la importancia de exponerse constantemente a las actividades de divulgación científica; en las redes sociales seguir a los sitios que producen artículos científicos; leer revistas científicas con diversos grados de especialización; acudir a conferencias y foros, por ejemplo, aprovecho la ocasión para hacer extensiva una invitación que lanzó la Universidad Autónoma de Aguascalientes: del once al quince de noviembre de este año se realizará la sexta semana de divulgación científica, se ofrecen cinco conferencias extraordinarias, en el auditorio Dr. Ignacio T. Chávez de la Unidad de Estudios Avanzados, a las 12:00 horas, para detalles, visiten la página www.uaa.mx/investigacion/divulgacion, no está de más mencionar que la entrada no tiene costo, ojalá y puedan aprovechar este esfuerzo que se hace por acercar la ciencia a la comunidad.
(1) http://www.lja.mx/2013/10/de-la-verdad-como-parcela-enajenable-synkrasis/