Somos imitación en más de una mitad; lo importante, es escoger buenos ejemplos por imitar.
Lord Chesterfield
Hoy tuve la oportunidad de ver en la TV un anuncio cuya protagonista era la cantante Belinda, aunque no sé bien qué temas canta ni si es buena en su oficio, pero con toda seguridad debe ser muy famosa cuando una empresa la elige como su imagen. El argumento del comercial era superficial, absurdo y bastante ofensivo. No puedo recordar qué es lo que anunciaba porque el dedo con la curita roja se lleva toda la atención, además de que el tema me molestó tanto que mi mente se desconectó y pasó automáticamente a la crítica.
En una primera escena, Belinda se lastima un dedo, así que se pone una curita de color rojo. En la siguiente escena, toda la gente que ve a la artista la imita y empiezan a ponerse curitas de color rojo en el mismo dedo. En la última escena, Belinda, al darse cuenta de que todo el mundo la está imitando, pone cara de fastidio y decide quitársela. ¿Cómo se llamó la película? Belinda y sus borregos.
No era necesario ver este comercial para declarar sin temor a equivocarse que los creativos de la publicidad parecen haber perdido la imaginación y suelen proyectar sus propios sentimientos sin el más mínimo pudor. En el tema que nos ocupa, es obvio que el creativo y la empresa que compró la idea, tienen mentalidad de borregos y, lo que es peor, seguramente muchos de los que lo vean quedarán fascinados con la cantante y su dedo lastimado y tal vez estén tentados a imitarla. En este comercial se dan el lujo de pintarnos como gente sin criterio y fácil de manipular. ¿Será?
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) El criterio es: “Norma para conocer la verdad. Juicio o discernimiento”, lo que quiere decir que una persona con criterio es aquella con la capacidad suficiente para hacer un uso responsable de la libertad. Una persona con criterio siempre será difícil de manipular, algo que, por supuesto, no desean los medios masivos de comunicación ya que su finalidad es aprovecharse de esa masa que no ha desarrollado el discernimiento, por eso pueden presentar a cualquier famoso y convertirlo en un modelo a seguir, aunque su vida no sea precisamente un ejemplo.
Todo el mundo sabe que parte del deterioro social está asociado a la falta de educación, por eso para que una sociedad pueda hablar de democracia, primero tiene que educar a su pueblo y esa educación tiene que tener ejemplos positivos a seguir, empezando por la familia y los maestros y, en una situación ideal, por gobernantes que también debieran ser ejemplos dignos de imitar.
Sin embargo, el problema no es imitar a los famosos en tonterías como la del anuncio, el problema es que esa falta de juicio convierta a la persona en una veleta a merced de las ideas y conductas de los demás. Acciones como comprar o vestirse por imitación sólo demuestran su poca personalidad, pero dejarse guiar por gente que le diga lo que está bien y lo que está mal, tiene consecuencias muy peligrosas para la sociedad y eso es lo que está pasando en la actualidad. Los medios dictan formas de comportamiento nada ejemplares, pero que han sido relativizadas y que a fuerza de presentarlas una y otra vez, acaban convirtiéndose en algo normal.
Por otro lado, existen políticos sin escrúpulos que utilizan los mismos métodos del manejo de masas y que llegan al poder gracias a la ignorancia y la falta de criterio de sus electores, cumpliéndose así lo que decía José Luis Sampedro: “La democracia no es el gobierno del pueblo en ningún sitio. ¿Qué se vota? Lo que nos hacen que votemos”.
Si las personas se exponen al bombardeo constante de los medios masivos de comunicación y ahora también de las nuevas tecnologías, sin que hayan tenido una educación que les permita el análisis, la discriminación y la crítica de los mismos, además de una formación de la voluntad que los ayude a elegir con fortaleza de espíritu, se corre el riesgo de tener un pueblo blando, sumiso y manipulado.
El anuncio de Belinda sólo es un recordatorio de lo que realmente ocurre en esta sociedad consumista y tonta. Es una alerta sobre la superficialidad con la que se trata a las personas en los medios. Debe ser una llamada de atención a padres de familia y maestros para enseñar a los niños a acercarse de una manera inteligente a los mensajes y modelos que pretenden imponerles. Según Paulo Freire: “La democracia y la educación democrática se fundan en la creencia del hombre, en la creencia de que ellas no sólo pueden sino que deben discutir sus problemas, el problema de su país, de su continente, del mundo; los problemas de su trabajo; los problemas de la propia democracia”.
Twitter: @petrallamas