Muchos autores reconocidos, incluso premios nobel, recomiendan Por qué fracasan los países. Kenneth Arrow, Gary Becker, Peter Diamond y Robert Solow son algunos de los personajes que reconocen esta obra reciente de Daron Acemoglu (prestigioso economista del Massachussets Institute of Technology) y James A. Robinson (politólogo y economista de la Universidad de Harvard), como un referente en la forma de entender la pobreza y la desigualdad de los países.
La idea central de este libro es que las diferencias entre la prosperidad de los países radica en su desarrollo institucional. De una forma sorprendentemente entendible, los autores hacen un análisis histórico -de más de 400 años- de diversos países en donde demuestran que antes que la situación geográfica, cultural e incluso la ignorancia, el rezago de los países responde a la formación de las instituciones políticas y su repercusión en las instituciones económicas.
En diversidad de contextos, es la política, y nada más que la política, esa pieza determinante que impulsa y determina la innovación y el desarrollo económico. Países que han sufrido de dictaduras, poderes absolutistas y gobiernos de élite, se han tenido que enfrentar a rezagos socioeconómicos, tal es el caso documentado en el libro de México o Perú.
Es interesante la forma en que se explica la diferencia entre Nogales, Sonora y Nogales, Arizona a través del enriquecimiento de Carlos Slim. Este personaje se hizo millonario no por su innovación, sino por un contexto político que le permitió apoderarse del control económico de México, país donde tenemos a Nogales, Sonora. Cuando este personaje intentó hacer lo mismo en Estados Unidos, país donde se encuentra Nogales, Arizona, no sólo no lo logró, sino que enfrentó varios procesos legales por realizar actividades que atentan contra la competitividad económica. Es decir, las diferencias entre estas dos ciudades circundantes, se encuentran en las decisiones políticas y el marco institucional que permite o, en su defecto, restringe el enriquecimiento de unos pocos a costa de la mayoría.
Señalan en sus páginas los autores: es el proceso político lo que determina bajo qué instituciones económicas se vivirá y son las instituciones políticas las que determinan cómo funciona este proceso. Las instituciones políticas de una nación determinan la capacidad de los ciudadanos de controlar a los políticos e influir en su comportamiento. Esto, a su vez, determina si los políticos son agentes de los ciudadanos, o si son capaces de abusar del poder que se les confía o que han usurpado, para amasar sus propias fortunas y sus objetivos personales en detrimento de los ciudadanos.
Este libro representa un reto intelectual para profundizar en la construcción económica del mundo. De forma sorprendente, estos economistas norteamericanos rebasan el análisis económico y discuten la consolidación del poder político. Dan un paso más en la consolidación de las ciencias sociales como un todo. En resumen, los autores hacen de la historia y la economía: política, política y más política.
Para cerrar. Hubo elecciones en Chile. Bachelet irá a la segunda vuelta. No obstante, hay que destacar la presencia de jóvenes en la elección de diputados. Vlado Mirosevic, Camila Vallejo o Giorgio Jackson se han apoderado de un espacio democrático en el que el joven deja su “espacio” y pasa a protagonizar, porque así lo decidió la gente, la verdadera discusión pública. Un avance de la política latinoamericana…celebremos esto…
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