Llegó noviembre y con este mes, las calles llenas de niños que disfrazados corren de puerta en puerta solicitando alguna golosina con la frase: “nos da nuestro muertito”. Para empezar me dio mucho gusto volver a escuchar más el término “muertito” o “calaverita” que aquel tristemente célebre: Halloween. Habla de una reinstauración de nuestra cultura, lo cual ya es digno de reconocerse. Lo único malo es que los niños piden “calaverita”, ataviados de vampiro, monstruo, momia o el ahora tan famoso zombie. En fin, cuestión de seguir inculcando a nuestra Catrina y las Calacas para que el próximo año veamos más de éstos.
Luego de repartir algunos dulces a los pequeños que llegaron a casa, me dispuse a realizar mi caminata acostumbrada, esa que me sirve tanto para desconectarme un poco del trajín diario y pensar en lo bella que es nuestra ciudad, sobre todo de noche cuando las luces dan una vista subjetiva de las cosas y el aire fresco sopla para llevarse las tensiones del día.
En uno de esos arranques retro llené mi reproductor de música con canciones del recuerdo: Soda Stéreo, Fabulosos Cadillacs, Mecano, Timbiriche. Todos estaban ahí marcando el ritmo de mi caminar, con cada melodía llegaban recuerdos a mi mente, momentos en los que las canciones se convierten en personas y en aventuras vividas.
De pronto: “No me mires, no me mires… Déjalo ya, que hoy no me he puesto maquillaje y mi aspecto externo es demasiado vulgar para que te pueda gustar…”
Sin duda un tema muy ad hoc con la época y no sólo me refiero a la noche de muertos, donde el maquillaje sirve para intentar asustar a los pobres incautos; sino también al momento que vive nuestro País donde se ha puesto mucho “maquillaje” a la realidad para evitar que la imagen “vulgar” que hoy tiene México y su pésimo gobierno terminen “asustar” por completo a la sociedad.
La esencia del maquillaje es crear ilusiones, ojo, que las imperfecciones no desaparecen, simplemente las hace menos visibles. De hecho esa es la definición de maquillaje. “Producto cosmético que se aplica sobre la piel, especialmente la del rostro, para embellecerla o cubrir algún defecto”.
“…Sombra aquí sombra allá, maquíllate, maquíllate. Un espejo de cristal y mírate y mírate…”
Lo “feo” que hay que ocultar es que desde, hace ya casi un año, cuando Enrique Peña Nieto tomó posesión como Presidente de la República, amén de la forma en como eso sucedió; simplemente ha logrado lo que muchos otros presidentes tardaron años en conseguir. Ha obtenido una total animadversión por parte de la sociedad, tanto que hoy a 11 meses de gestión, lo ponen como uno de los mandatarios peor evaluados de la historia, comparativamente hablando en lapso de tiempo.
Sus continuos desaciertos personales lo tienen señalado, pero su gabinete tampoco ha hecho mucho por ayudar a este Gobierno Federal. La economía así de simple: no camina. No obstante la promesa de un futuro alentador, la verdad es que día a día con todo lo que pasa, como el caso de la Reforma Hacendaria, sencillamente no se ve la salida. La tasa de crecimiento es muy pobre y las empresas ya resienten desde hace meses los efectos de esta desaceleración. Que hay que decirlo: Desaceleración es el término moderado, el maquillaje, para en verdad decir “estancamiento”. Así de contundente, estamos estancados económicamente. Éstos no son días apropiados para tener un negocio y todos lo saben.
Se maquillan los imperfectos, como en su momento fue la detención de Elba Esther Gordillo, dando muestras de una línea a seguir en cuanto la búsqueda de combatir la corrupción, pero seguimos esperando la detención de los otros líderes sindicales y de políticos que viven enriqueciéndose y derrochando de manera ilícita sin que nadie haga nada.
Maquillaje como la reciente liberación del maestro Tzotzil, Alberto Patisthán quien obtuvo un “indulto” hecho a la medida por la presidencia de la república, para quedar bien. Se actúa con base en momentos, no se ofrecen soluciones de fondo, sólo salidas rápidas.
Se ha intentado maquillar el asunto de la inseguridad, cosa grave. Es claro que el actual Gobierno Federal tiene una política diferente. Al menos mediáticamente hablando ya no hay mención de capturas espectaculares, ni mucho menos esa lista de los más buscados. El problema es que tampoco hay resultados. O, ¿cómo entender el asunto de Michoacán?
Esta presidencia comenzó teniendo aparentes buenas intenciones como el Pacto por México, el problema es que hoy observamos que lo cacaraqueado no era más que el lindo maquillaje para salir en televisión.
La reforma educativa es un problema y déjenme decirles que no resolvió y no resolverá nada. Próximamente vendrá la discusión de la Reforma Energética, se hará todo lo posible por pintar un panorama de progreso y como toda buena sombra y rubor, no hará otra más que tapar ciertas imperfecciones de lo feo que está por debajo.
“No me mires, no me mires… Tengo una cara que no puedes mirar porque te vas a horrorizar…”
Sin ser pesimista, pero la práctica del maquillaje en el Gobierno Federal alentado por políticos corruptos, comunicadores a modo, empresarios entregados e instituciones sin valores, puede traer consigo resultados de miedo. Recuerden que como en noche de muertos, no todo el maquillaje embellece, también hay lo que dan un aspecto de terror. Peor aún si quien lo aplica no tiene idea de cómo hacerlo.