El próximo relevo constitucional a instalarse en el H. Ayuntamiento de Aguascalientes 2014-2016, merece algunas reflexiones previas, ya que no solamente se recambia el equipo administrativo de la presidencia, o primera regiduría, sino que implica la toma de protesta del pleno del Cabildo electo con sus regidores y síndicos y, de manera más importante aún, significa el diseño y aplicación de un nuevo Plan Municipal de Desarrollo 2014-2016, que define prioridades, estrategias, proyectos, programas y acciones derivados de las políticas públicas, definidas por la Presidencia y sometidas a la deliberación y aprobación en su caso del Cabildo del H. Ayuntamiento, asumiendo la vigencia de su estructura en tanto gobierno colegiado.
Aguascalientes, entendida como ciudadanía fortaleciéndose en la vía democrática y de creciente participación política, no merece improvisaciones o cambios erráticos en la gerencia gubernamental por el simple cambio de rubro político que la encabeza, sino el respeto institucional que le merece un Buen Gobierno, es decir, un auténtico liderazgo público inspirado y promotor de buenas prácticas de conducción organizacional y social.
A riesgo de que suene pretensioso, la presente transición política no es igual que muchas otras pasadas. Sucede como un vuelco -probablemente cantado- pero atípico, si se consideran objetivamente los logros y alcances de un ejercicio de gobierno municipal, tan reconocido y premiado en lo nacional y externo, como desdeñado y desinformado en lo interno -excepto su población del oriente- a su territorio. El partido en el poder, PRI, perdió lastimosamente las elecciones intermedias municipales, a pesar de haber contado con dos administraciones sucesivas que lograron inversiones presupuestales inéditas, obras y servicios públicos de gran calado y calidad indiscutibles; y una recuperación sustantiva de la paz y convivencia ciudadanas.
Lo afirmado no obsta para reconocer que el inminente relevo administrativo es de naturaleza constitucional y formalmente democrático, aunque las figuras políticas actantes se vean aún pequeñas en la perspectiva del cuadro que ya ha manchado el Aguascalientes de hoy. Ahora más que nunca es aplicable la frase lapidaria que pronunció la semana pasada el Dr. Armando M. Pérez De Nucci, precursor argentino bioeticista: “El único espacio en donde ‘el éxito’ precede al ‘trabajo’ es en el diccionario”. Lo dijo en el IX Congreso Nacional de Bioética y VI Congreso Internacional de Bioética (14-17 de noviembre, 2013, UAA). Lo que significa que a la Administración que viene le falta perspirar mucho por delante, a fin de poder cantar un éxito correspondiente. A la hoy saliente, en cambio, le toca adjudicarse el éxito relativo que le mereció no otra cosa sino su trabajo.
Estando así las cosas, como dijo César: ¡Quae cum ita sint…! Bien puede venir a cuenta una especie de decálogo para el equipo de relevo siguiente: Primero, amarás a tu Municipio sobre todas las cosas. De manera que no te postrarás ante el borrego de oro, que idolatran los buscadores del poder a toda costa; anteponiendo el ídolo del dinero y la adulación por encima de las hijas y los hijos del pueblo, para el que Dios te eligió como servidor incondicional y no partidario de facciones.
Segundo, no jurarás en vano la Obediencia Constitucional, en tu acto solemne de Protesta. Pues infame y nefanda cosa es prometer ante casi un millón de ciudadanas y ciudadanos, respetar y hacer respetar los principios, las leyes y valores supremos de la Constitución Política, a sabiendas del perjurio que significa pronunciarlo sin la intención real de cumplirlo. Un tal acto de cinismo merece el ostracismo público por el resto de tu vida.
Tercero, santificarás las fiestas y conmemoraciones cívicas que dan cuenta de la Historia y Tradición que dieron origen a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes, cuyo territorio consagró la Constitución de 1857 y cuyo pacto selló el ósculo de un presidente a una distinguida dama de la localidad. Ser hombre de honor, honrado a carta cabal y con capacidad de vergüenza consiste en saberse hijo de una tierra generosa que lo vio nacer, que lo acogió en su regazo durante la infancia, lo alimentó con sus feraces frutos del maíz, la vid, el chile, el frijol, la granada, el higo y el durazno; le brindó educación, cultura y buenas maneras, y en la adultez joven hasta le brindó esponsales santos para que perviva su estirpe. En fin, el buen nombre se amamanta en lo que el sabio historiador Luis González llama: “Matrias” que no municipios.
Cuarto, honrarás a tu padre y tu madre. Por muy presidente municipal que te hagas o muy hombre que te creas, pondrás por delante el nombre y el apellido de tu padre y de tu madre, pues un descastado no merece el honor ni el respeto público que una familia de honorable origen y costumbres ha conseguido a lo largo de generaciones, y ha heredado de padres y madres a hijos e hijas.
Quinto, no matarás. El quitar a otro el derecho a la vida no solamente es grave latrocinio, sino la supresión de sus condiciones de posibilidad de pervivir y llevar una digna subsistencia. Por eso tu compromiso público de servir desde la autoridad, en este caso de nivel local, es no tan sólo de respetar la vida y las haciendas de todos los súbditos a dicha autoridad, sino obligatoriamente para ti existe conjuntamente el deber de hacerlas respetar, de proteger, alentar y promover en todo lo que significa el acceso a un bienestar digno y superior calidad de vida. De modo que la Gobernanza es el mandamiento supremo para quien gobierna y no por consecuente condescendencia, sino por superior instrucción de Ley; para ti, irremisiblemente obligatoria.
Sexto no cometerás actos impuros. El Código del Antiguo Pueblo de Israel no tan sólo estaba cifrado en la pureza ritual, sino también en el deber de extender la casa y la mesa, es decir, dar techo al desamparado, vestir al desnudo, más dar de comer y beber al sediento. Pecar contra este mandamiento no implica exclusivamente el reglarte a los placeres carnales, que ya de suyo exigen de prudencia y templanza, sino dejar al desnudo la pobreza lacerante de los cuerpos de los más pobres, desvalidos y discapacitados. Piénsalo, los antivalores de la carne no pasan sólo por la libido del sentir o concupiscencia, sino por la profanación de los que son templos de la divinidad… ¿Lo habías pensado?
Séptimo, no hurtarás. En un mundo cínico de corrupción, la menor excusa es ¿qué tanto es tantito? Ser político y ser corrupto, contra todo lo que se dice y se piensa es la peor antítesis, que degrada el arte de la Política. Dijo el profeta: A quien causa este escándalo, más le valiera atarse una rueda de molino al cuello y tirarse al mar.
Octavo, no mentirás. Grave y ominosa tentación de las y los políticos. Mentir por sistema es el acto de cobardía más nefasto de quien se dedica al quehacer público. Ser veraz es del estadista de a de veras.
Noveno, no desearás ni la mujer ni la hacienda de tu próximo. Hello! Estamos en el siglo XXI. El gobierno de los sátrapas, señores feudales y hacendados y sociópatas ha terminado. Pon tu reloj a tiempo y mira los nuevos tiempos del empoderamiento, la autonomización ciudadana y la libre determinación de los particulares.
Décimo, pagarás diezmos y primicias. La Hacienda pública es el sacrosantum de la vida pública. Sustraer, regatear, divertir -o desviar gastos-, o peor aún cometer peculado con ellos, aunque sea con todo el poder de tu firma significa alta traición al pueblo que te los encomendó. El Erario público es el tesoro sin manos ni rostros muy vivos, no es tu “my precious”, es el patrimonio común de los comunes. Y todo se resume en dos: Amar a tu Municipio sobre todas las cosas y a tu prójimo mandante, como a ti mismo. Y te irá bien.