- Al comprender que los hijos homosexuales, lesbianas o transgénero no son un demonio o un error se comienza a manejar la situación desde otra perspectiva
- Más del 61 por ciento de las encuestadas mayores de 30 años manifestaron rechazo familiar e incluso violencia
En su visita a Aguascalientes, el sexólogo educador y activista, Luis Perelman, presentó una conferencia sobre la aceptación familiar de los hijos gay, lesbianas, bisexuales y transgénero, tema que persiste en México y el mundo como un tabú permanente entre las familias más conservadoras.
Para Perelman este es un tema de gran importancia para la salud y el bienestar, pues al entender primero que los hijos con una orientación sexual distinta a la heterosexual no son un error, problema ni demonios, se comienza a ver la situación desde otra perspectiva.
Cuando los padres pueden digerir eso, ya hay un avance para darse cuenta del aprendizaje homofóbico o transfóbico que ya tienen y reproducen tratando de curarlos o cambiarlos para que no sean de cierta forma, quitándoles con la mejor intención, el amor con amenazas, chantajes o violencia; lo único que logran es que los hijos tengan mayores problemas de autoestima, depresión, drogadicción, conflictos con actividades sexuales de riesgo, hasta el suicidio.
“Cuando te vas a convertir en padre de familia nunca te dicen la probabilidad que hay de que tu hijo sea homosexual o transgénero, o que pueden hacer todo para que no sea así”, eso es algo torpe y sin fundamentos pues el ponente resaltó que nadie lo inculca, es la naturaleza del ser.
La orientación sexual no se aprende ni se contagia, sino que se trata de una situación meramente natural, es como cuando una persona no pude escribir con la mano derecha que dicen ser lo “normal” y utiliza su mano izquierda para sujetar o escribir “los zurdos nacen así por más que los hagas que escriban con la derecha, no pueden”, esto es algo similar con la orientación sexual de las personas.
Por ello, el poder celebrar, entender, apoyar e informar a los hijos que presentan esta situación hace que el bienestar familiar no se rompa sino todo lo contrario “estudios manifiestan que cuando los familiares apoyan a la persona con una orientación sexual distinta a la heterosexual el ambiente se torna más suave y la convivencia en la comunidad es mejor”.
Para el sexólogo, este tema tiene que ver además de la información con la formación valoral de los integrantes de la familia pues cuando los valores del amor, respeto, apoyo, solidaridad y paciencia se encuentran a plenitud la aceptación incondicional a las situaciones diferentes a lo que marca la sociedad tradicionalista se torna mucho más fácil.
En una encuesta realizada a un número no mayor de mil mujeres lesbianas se concluyó que más del 50 por ciento de ellas “salieron del closet”, (como es llamado casualmente a quienes manifiestan en público su orientación sexual) con sus familias, fueron jóvenes de entre los 16 y 20 años, mientras que el resto fueron en adultas de más de 30 años.
De las cuales, a las jóvenes manifestaron haber sido bien aceptadas por sus familias, mientras que para el 61 por ciento de las encuestadas mayores de 30 años no fue así, al recibir rechazo total de sus padres sobre todo, e incluso muchas de ellas sufrieron violencia física y psicológica.