- La historia del narcotráfico en México es la historia del poder
- No creo que haya cambiado tanto el México de los años cuarenta al México de ahora, la forma de hacer política es la misma
La historia del narcotráfico en México aún no se cuenta, aún está por escribirse nos dice el escritor y guionista F. G. Haghenbeck en entrevista sobre su más reciente novela La primavera del mal publicada este año por Suma de letras, en la que aborda la historia del Coronel revolucionario villista Benito Guadalupe Serrano, quien junto con su ahijado, el pistolero Raúl Duval, construyen un imperio delincuencial, en donde el tráfico de marihuana y de heroína es sólo la punta de la madeja para entender los entresijos del poder del México que se construía tras la Revolución Mexicana.
La primavera del mal mantiene al lector atento mientras personajes históricos como Maximino Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés, se confunden con mafiosos internacionales como Lucky Luciano, Bugsy Siegel, Virginia Hill, permitiendo descubrir la radiografía del negocio de las drogas en el último siglo en nuestro país.
F. G. Haghenbeck (México 1965) revela sus capacidades narrativas que ha construido como uno de los guionistas de cómic más importantes, destacando con obras como Crimson (Wildstorm/Time Warner 1999-2001) y Alternation (Image Comics, 2004) y al ser el único mexicano que ha escrito una versión de Superman para DC Comics-Time Warner en 2002. Además ha escrito las novelas Hierba santa y Trago amargo por la que recibió el Premio Otra Vuelta de Tuerca en 2006.
“Para La primavera del mal fueron dos años de investigación.” -comenta F. G. Haghenbeck-, “y luego otro año para escribir la novela, y fue muy curioso el proceso, porque no hay muchos libros sobre el tema, entonces lo que hice fue juntar todo, hice un ensayo y ya de eso escribí el libro, entonces prácticamente escribí un libro para escribir el libro. Y la inquietud me surgió porque siempre que hablaban del narcotráfico lo planteaban como algo nuevo, algo que había surgido en la década de los setentas, de los ochentas. Hay libros de ensayos, de investigación, pero nadie lo había tocado desde la literatura, y pensé que sería interesante hacer algo como lo hizo Mario Puzo en El Padrino; contar el origen en forma de novela.”
Javier Moro Hernández (JMH): El narcotráfico es un tema álgido pero del cual parece que no se conocieran bien los antecedentes de este negocio en nuestro país.
F. G. Haghenbeck (FGH): Yo creo que sería interesante voltear a verlos, sobre todo ahora que está tan en boga el tema de la legalización de la marihuana, nadie haya hablado de ciertos eventos de los que hablo en el libro, nadie los nombra y creo que es interesante voltear hacia el pasado para entender un poco lo que está pasando, creo que nos ayudaría mucho a las decisiones que se están tomando.
JMH: Cómo fue el proceso de narrar estos hecho, transformar toda esa información en una novela.
FGH: Cuando empecé a escribir la historia desde el principio sabía que había que crear personajes arquetípicos, uno de ellos el militar de la Revolución Mexicana, todos los personajes están basados en personajes reales pero tomé un poco de aquí y de allá y los junte y así pude crear la historia, pero ya sabía qué eventos iba a mostrar, porque con el ensayo ya sabía qué eventos quería mostrar: la bomba en el avión, el asesinato del gobernador Loayza, eventos que desde mi punto de vista fueron muy importantes en la historia del narcotráfico. Entonces el coronel Serrano era un personaje arquetípico que creé a partir de dos personajes históricos; uno fue el capitán Serrano y otro el coronel Aguilar, el loco Aguilar, un personaje muy cercano a Maximino Ávila Camacho, un personaje muy violento pero al mismo tiempo muy carismático, que fue la parte que más me interesó y el capitán Serrano era un personaje muy cercano a Miguel Alemán Valdés, que se dedicó a vender droga en los años cincuenta, incluso lo arrestaron con un cargamento lleno de drogas y estuvo preso en los Estados Unidos, agarré a estos dos personajes tratado de crear un personaje guapachoso, típico de México, que sabes que es divertido pero a la vez sabes que es una persona peligrosa, que no dudaría en matar, un personaje que tiene un lado oscuro como lo era Maximino Ávila Camacho.
JMH: En la novela planteas la historia de Raúl Duval, un pistolero cercano al Coronel Serrano y de James O´Ball, agente norteamericano, que están enamorados de la misma actriz, Carmen, pero que van creciendo a lo largo de la historia mientras el narcotráfico se convierte en un negocio cada vez más redituable.
FGH: También es una metáfora, porque son las dos visiones, la visión de Estados Unidos y la visión de México, es como ver el narcotráfico a través de los ojos de ambos, y quizás como metáfora también funciona Carmen, que es como la sociedad que sólo le interesa el dinero y tener una buena vida, mantener un buen estatus.
JMH: La visión de Estados Unidos es una visión conservadora, satanizando el asunto de las drogas, heredera de la prohibición de las drogas, que proviene de una doble moral.
FGH: Creo que además lo seguimos viviendo hoy en día, porque si uno ve las noticias pareciera que sólo hay narcotraficantes mexicanos, nunca he visto que hayan atrapado a un narco gringo, parece que la droga llega a El Paso y ahí desaparece después aparece en Nueva York y nadie sabe qué pasó en medio, en ese viaje, y siempre pensé que tenía que ser gente muy metida con el poder, quizás como pasa en México, gente coludida con la policía, con los políticos, y pues nunca van a parar eso porque hay mucho dinero, entonces la doble moral es por eso, por la cantidad de dinero que hay de por medio.
JMH: Es por eso que el nombre de este traficante, Max Costman, que aparece y desaparece como un fantasma a lo largo de la novela.
FGH: Sí, aunque parece que sí existió, que fue un gringo, que inclusive estuvo en la cárcel en México, en 1948 y estuvo dos o tres años y que después salió y regresó a los Estados Unidos, aunque en la vida real era un narcotraficante de medio pelo pero yo lo retomé y lo puse como un gran narcotraficante. Aunque mucha gente pensaba que era un alias y que su nombre ocultaba a un grupo.
JMH: Mencionas en la novela que el narcotráfico no hubiera crecido si no hubiera sido al amparo de ciertos personajes con mucho poder en el país.
FGH: La historia del narcotráfico en México es la historia del poder, están muy vinculados, muy unidos, cuando una de los principales personas que arroparon el tráfico de drogas fue Abelardo Rodríguez, uno de los primeros presidentes post-revolucionarios, de ahí en adelante todo fue muy normal hasta llegar a Miguel Alemán que sí se comprobó que estuvo arropando, quizás no él en persona, pero que sí arropó a personas que estuvieron haciendo mucho dinero con el narcotráfico.
JMH: Y Maximino Ávila Camacho.
FGH: Sí, de él se ha comprobado que él era uno de los principales operadores del narcotráfico en México, que empezó cultivando marihuana en Puebla, sus tierras de hecho son lo que ahora es el parque African Safari, algo que es muy chistoso, porque esa tierra fue expropiada y después se le otorgaron al parque para hacer eso, pero eran tierras de narcotraficantes, algo que ahora es muy difícil de concebir porque está muy cerca de la ciudad y eran extensiones enormes de tierra.
JMH: También quería preguntarte por el doctor Salazar, quien inició el proceso de legalizar la marihuana, desde la Dirección de Sanidad del gobierno de Lázaro Cárdenas, al considerar que los adictos eran enfermos y no delincuentes.
FGH: El doctor Salazar se me hace un personaje muy interesante por lo que habíamos dicho que es el tema de la legalización de las drogas, que él que lo manejaba en realidad más como un control del consumo y la venta de la marihuana, más que como una legalización como tal, por lo que él proponía era que se dieran permisos especiales para producción de drogas y permisos especiales para la venta, de esa manera se iba a cobrar impuestos, y la otra visión que a mí se me hace muy adelantada para la época, era tratar a los adictos como un problema de salud más que como un problema de justicia, y estaba leyendo que eso había producido que la población de las cárceles bajó en un 50% cuando él dejó salir a los adictos, entonces yo creo que sí sería interesante voltear a ver la obra del doctor Salazar y analizarlo y ver lo que él planteo, ver cómo funcionó y sí realmente es factible, ver que el doctor Salazar ya había planteado desde esa época, algo que se está discutiendo no sólo en México, sino también en los Estados Unidos en donde siete estados ya funcionan más o menos así, con permisos especiales de producción y de venta. Entonces ver esto nos puede ayudar para entender esta idea de legalización y ver que sí es posible hacerlo pues él ya lo hizo.
JMH: Cómo fue narrar el México post-revolucionario, a cien años de distancia.
FGH: Pues a mí me gusta mucho toda la novela histórica, creo que todas mis novelas son en el pasado, y a mí me gusta mucho esa época, no quiero decir una época más inocente, porque no lo era, éramos igual de salvajes, violentos, pero quizás sí se vivía con cierto sentimiento de inocencia, todavía era como campiranos y me gustó muchísimo, la verdad, y por eso te vas a encontrar que pongo música de la época, los coches de la época, el cine, la ropa, toda esta escenografía que intenté hacer, de cubrir, para que se sintiera el sentimiento como de una película de época. A mí me llamó mucho la atención que no hubiera tanto literatura sobre la época. Una de las novelas que a mí me gusta mucho es Arráncame la vida que parte justo de esa misma época, pero es una novela que tiene treinta años, entonces sería bueno voltear a ver el México pasado y que tiene como personaje a Maximino Ávila Camacho, que es un personaje entrañable, porque es el último político mexicano que mató por propia mano y que además tuvo mucho poder, eso lo hace ser muy interesante y que de alguna manera refleja cómo es la vida política mexicana, tal vez comprender eso nos permitiría entender cómo se hace política en México, porque no creo que haya cambiado tanto el México de los años cuarenta al México de ahora, la forma de hacer política es la misma.