El fracaso del capitalismo según capitalistas / Ciudadanía económica - LJA Aguascalientes
21/11/2024

 

Después del quebranto bancario de 2008, que cimbró la estructura financiera/monetaria sobre la que subsisten las economías de los países que guían el capitalismo global, como Estados Unidos y Gran Bretaña, la crisis se manifestó en otros países europeos y del resto del mundo. Cuando eso sucedió, no tardaron en surgir explicaciones aduciendo que la crisis era culpa de la falta de disciplina económica y fiscal, la falta de productividad y el exceso de beneficios vía la seguridad social. La explicación de que el modelo económico funcionaba de maravilla y sólo la echaban a perder países con visión progresista de la seguridad social, pronto fue desmentida por la realidad.

Los críticos del capitalismo salvaje -neoliberalismo- recurrieron a la evidencia empírica respecto a la creciente pauperización que se ha infligido a la población de los países que han adoptado las políticas dictadas por el “Consenso de Washington”. Pero, como era de esperarse, los defensores del modelo, teniendo el control estratégico de los medios masivos de comunicación, se apresuraron a desvirtuar y descalificar toda crítica. Sin embargo, de forma más callada, pero no menos contundente, desde el corazón ideológico del capitalismo empezó a emerger una visión alternativa a través de la que se hacen evidentes los vicios y perversiones implícitos en el modelo económico que, a través del vasallaje económico, ha llegado a ser preponderante en el mundo.

Con base en teorías desarrolladas por Daron Acemoglu, profesor de Economía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), y por James A. Robinson, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard, se destaca el concepto de las élites extractivas, aquellas que mantienen o promueven sistemas que extraen los recursos de la población. Estos economistas afirman que si bien el capitalismo tiene crisis periódicas y recurrentes -una en los setenta, otra en los treinta, una a finales del XIX- ante las condiciones actuales, “las cosas no seguirán como hasta ahora. Habrá una reacción violenta”.

George Akerlof, premio Nobel de economía 2011, ha llegado a comparar la contribución que hacen Robinson y Acemoglu a través de su libro “Por qué fracasan los países” (Deusto, 2012), con una de las obras cumbre de la historia del pensamiento económico, “La riqueza de las naciones”, de Adam Smith. El tratado hace un exhaustivo análisis histórico para intentar explicar por qué unos países se desarrollan más que otros. Llega a la conclusión de que aquellos países que gozan de instituciones políticas inclusivas, con gobernanza, que hacen partícipe al ciudadano de las decisiones, tienen más opciones de progresar. Cuando el poder está repartido, cuando todos los ciudadanos son tratados con justicia, cuando hay pluralismo y bases de consenso entre los actores para actuar en un real Estado de Derecho, se generan “círculos virtuosos” que conducen a un mayor desarrollo.

Para explicar el desarrollo de los países se han utilizado diversos factores, la geografía, el clima y los aspectos culturales, entre ellos. Adam Smith sostenía que la diferencia entre riqueza y pobreza resultaba de la libertad de los mercados; Malthus atribuía la pobreza a la superpoblación. Cada economista ha buscado una explicación: algunos coinciden, pero su enfoque es diferente.

La teoría de Robinson y Acemoglu está muy en el espíritu de lo que Adam Smith intentaba decir: los países que consiguen el éxito económico son los que tienen instituciones económicas inclusivas, instituciones que crean incentivos y oportunidades para la mayoría de la gente, mientras que los países pobres tienen instituciones extractivas, ya sea en forma de familias o una clase oligárquica, un grupo o partido que controlan la política, o en alguna entidad que amalgama ambos. Según los autores de esta obra, todo es una cuestión política, el proceso político es el que crea la estructura económica de las sociedades. De esta manera, utilizan en el libro esas ideas para explicar la enorme desigualdad del mundo moderno.

Los autores de “Por qué fracasan los países” hacen notar que hoy día el dinero pesa mucho más en política que en los años setenta. Quien posee dinero distorsiona la política. Ese hecho, unido al enorme aumento de la desigualdad, produce una combinación letal.

Lo que la historia sugiere, afirman, es que las cosas no continuarán como hasta ahora. Habrá una reacción violenta contra la desigualdad. La desigualdad ha crecido mucho en los últimos 20 años en Estados Unidos, pero nunca tanto como ha crecido en ese período en otros países como México. Los autores de esta polémica obra reconocen que existe un desequilibrio, pero creen que el sistema político volverá a colocar las cosas en su sitio con cambios en las instituciones del mercado laboral y en el sistema impositivo. Indican a manera de muestra que se le va a dar la vuelta a ese vigoroso recorte de los impuestos para la gente rica que los republicanos han implementado en los últimos 20 años. “Alguien tiene que pagar la deuda: ¿quién si no esa gente que se hizo rica?”.


Tal vez algunos de los economistas tecnócratas, formados en las escuelas estadounidenses, del actual gobierno mexicano leyeron este libro antes de promover la llamada “reforma hacendaria” dictada por la administración de Enrique Peña Nieto a la mayoría del Congreso que obedece ciegamente sus mandatos. Alguien tiene que pagar los platos rotos. Pero les falló el cálculo y pasaron la factura a lo que queda de la clase media, dejando intacta la estructura de poder partidista y oligárquica (entre la que se hallan sindicatos y grupos protegidos por el poder) que ha sido la verdadera causante del desastre mexicano.

Si bien tener tanta desigualdad es corrosivo para las instituciones y para la sociedad, mantenerla es una cuestión de poder. Por eso, erradicarla no es cuestión de impuestos, sino de la conciencia respecto al músculo que representa nuestra ciudadanía económica.
[email protected]                                                      Twitter: @jlgutierrez


Show Full Content
Previous ¿Quién puede ser un standapero? / La escena
Next Trece diputados y medio / Cocina Política
Close

NEXT STORY

Close

80 escuelas, en lista negra por condicionar cuotas escolares: Instituto de Educación de Aguascalientes

12/07/2018
Close