De verdad, ¿qué pasa con la sociedad? - LJA Aguascalientes
27/11/2024

Aún siento esa combinación de repugnancia, dolor y pesar que me recorre por instantes el cuerpo. El lunes desperté, como seguramente muchos aguascalentenses lo hicieron, con la noticia de que un sujeto mató a un pequeño de poco más de dos años y medio de edad; el menor, era hijo de la actual pareja del tipejo, que cabe señalarlo, constantemente se encontraba embrutecido por sustancias prohibidas. Se describe al individuo como uno que buscaba el más mínimo pretexto para hacerle daño al infante, todo con el consentimiento o la indiferencia de la madre del menor.

A medida que escuchaba lo ocurrido, que narraban el calvario que el pequeño padeció durante meses a manos de este desalmado sujeto de nombre: Alejandro Paredes, el corazón se me estrechaba. ¿Cuánta maldad puede haber en una persona?, ¿por qué la gente es mala? De verdad, ¿qué pasa con la sociedad?

Además de la anterior y por si eso no fuera suficiente mala noticia y preguntarnos: ¿A dónde vamos como sociedad? Basta con revisar las notas que circulan estos días, no sólo en Aguascalientes, sino en todas partes. Levantados, ejecutados, fosas clandestinas donde encuentran cuerpos con huellas de tortura, además de asaltos donde mueren personas, secuestros, violaciones y un abominable etcétera.  Sin temor a equivocarme, puedo asegurar que no hay un día, uno sólo, que pase sin un evento donde se ponga la muestra de la maldad de las personas.

No importa si los actos van cometidos en contra de hombres, mujeres o niños, incluso de animales, como el del sujeto que metió a perro en una botella de refresco en el estado de Michoacán; cada circunstancia tiene su nivel de gravedad y su índice de maldad y ocurren todos los días, en cualquier lugar..

Hace unos días me enteré que en Estados Unidos se ha puesto de “moda” una peligrosa práctica que consiste en golpear a una víctima que recibe el ataque de manera sorpresiva, mientras camina por la calle, cuando espera sentado por el autobús, de pronto pasa alguien y lo golpea, así sin más nada. Incluso personas ya han perdido la vida por consecuencia de dichos ataques.

El pasado 25 de noviembre, se celebró el Día en Contra de la Violencia hacia las Mujeres. Una jornada que ni siquiera debería estar pautada en nuestros calendarios; pero está. Se dice que 6 de cada 10 mujeres en nuestro país han sufrido algún tipo de violencia, que el 46% de éstas, reportaron haber sido golpeadas. El feminicidio es una conducta cada vez mayor, la cual no se combate permaneciendo callado o negando que ocurra, tampoco con discursos intrascendentes.

Desafortunadamente, las cosas graves se etiquetan como “casos aislados” pero resulta alarmante saber que en México mueren más personas por actos dolosos, producto de la maldad de las personas, que por enfermedades como el cáncer, el sida o la diabetes.

Cuando analizo lo anterior, en verdad desconozco si cada vez hay más gente mala con actos cada vez peores, si esto ya es algo normal y no me he acostumbrado, o si de plano los actos de bondad y el actuar de acuerdo a lo que conocemos como hacer el bien, simplemente ya no están vigentes.

Pareciera que a las personas ya no les causa ninguna incomodidad la maldad y el sufrimiento ajeno. Aparentemente nos hemos vuelto indolentes, individualistas. La sociedad se comporta fría ante la injusticia. Me extraña que luego de exigir, por ejemplo, la presencia policial en la cuadra, sean los mismos vecinos los que protejan a los delincuentes. Que vociferemos en contra de la corrupción y seamos los primeros en decirle al oficial de tránsito: “¿Cómo nos podemos arreglar?” o “¿No habrá otra manera?”.


Somos malos por naturaleza, recordemos que la definición de maldad o malo, según la Real Academia de la Lengua Española establece que: se es malo cuando se carece de bondad, cuando se es dañino o nocivo; aquello que se opone a la razón de la ley o que resulta malicioso.

Con lo anterior quiero llegar a lo siguiente: los criminales de hoy, fueron personas que en un principio pasaron por alto las más mínimas conductas sociales de buena convivencia. Quienes violan, secuestran y roban; comenzaron con pequeñas travesuras. Es decir las conductas se fueron agravando ante los ojos de sus familiares y de la sociedad que lo permitió.

Es malo pasarse los altos, es malo no respetar los lugares de los discapacitados. Es malo maltratar a una mascota. Es malo robar, golpear, secuestrar, abusar, extorsionar, mentir, matar. Es malo ver que todo eso ocurre y no hacer nada al respecto. Da lo mismo la falta, la maldad existe y quien comete actos en contra de sus semejantes está siendo malo.

Debemos hacer un alto y recapacitar cómo y hacia dónde nos dirigimos; hay que preguntarnos si queremos seguir en esa dirección. La solución en verdad está en nosotros, la responsabilidad la tenemos las personas, en las familias no podemos dejar pasar todo como si nada. Estamos dejando que el mal avance y no hacemos nada.

Ser malo, no es exclusivo de un sicario o un narcotraficante. Recientemente observé un video cuyo mensaje final explicaba que la maldad es la ausencia de Dios en nuestro corazón; si usted no es creyente, digamos que ser malo es dejar de hacer el bien, y eso, ya no podemos permitir que siga pasando. Ya no.


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