- Me rechoca que usen el término (soy superviviente de cáncer), nunca me he muerto
- Con cuatro años de haber superado el cáncer de mama, comenzó la Asociación Lazos de Vida y Esperanza para concientizar a las mujeres de la importancia de la detección temprana
Las campañas informativas no deberían quedarse en los días conmemorativos de Lucha Contra el Cáncer de Mama, expresó Yolanda Pacheco, una de las fundadoras de la Asociación Lazos de Vida y Esperanza. Lamentó que este cáncer sea ahora el más frecuente en mujeres y la causa de muerte de una mexicana cada tres horas, un cáncer que de detectarse en etapas tempranas puede combatirse.
“Yo hacía ejercicio, no voy a decir que mucho ni exagerado, había bajado mucho de peso y le dije al doctor: oiga es que bajé mucho de peso, me preguntó: ¿y hace ejercicio?, le dije: Sí, sí hago; ah, pues es por el ejercicio, me contestó” recordó Yolanda Pacheco, a lo que hace casi seis años había sido el primer indicio del cáncer de mama.
Luego de dos años, Yolanda detectó una pequeña bolita en su seno izquierdo, un bulto que no causaba mayor molestia que el de un músculo adolorido luego de ejercitarse, “yo decía, me estoy poniendo buena, se veía muy bonita mi mama, no puedo decir que no, redondita, durita, yo esperaba que con más ejercicio la otra se pusiera igual, pero después de tiempo, sí, mi pezón se empezó a meter, dije esto no es tan normal, y empecé a ir al médico ginecólogo”.
A los 44 años, fue detectada con cáncer de mama y debido al crecimiento del tumor era necesario extraer todo el seno,“el doctor me dijo: ‘¿ve usted todo esto? Ese es el tumor’. El tumor era lo duro que yo sentía que tenía mi mama”.
El miedo, la inseguridad, el enojo y la frustración encontrados en un momento que parecía eterno, “me quedé en shock, así como cuando se te muere alguien, no lo puedes creer, el doctor no usó la palabra cáncer, se lo agradezco mucho, él nada más se refirió al tumor, eso sí, al decir tumor yo lo relacioné, hay un tumor es igual a cáncer, es igual a muerte, así en ese orden”.
Yolanda Pacheco cierra los ojos por un momento y se cuestiona por qué no fue más insistente desde el momento que detectó su pérdida de peso repentino, “dices, en qué momento no te das cuenta, en qué momento te descuidaste tanto, cómo te pasó tan distraídamente”.
Viuda y con una hija cursando su carrera universitaria, tomó de su familia las fuerzas para luchar contra ese cáncer, “mi marido murió hace 18 años, eso era lo que se me hacía más triste, que mi marido se hubiera muerto cuando mi hija tenía siete años, y morirme yo y dejarla, si me moría, sabía que podía salir adelante, en mi casa la ayudarían, pero dije ¿por qué?, yo quiero verla, quiero ver que acabe su carrera, verla cumplir sus sueños, eso fue lo que me mantuvo”.
Al mes de haber sido diagnosticado, el tumor de tamaño más grande que un limón había sido extirpado y Yolanda estaba lista para comenzar las quimioterapias en el Seguro Social, “en las quimios fue muy difícil, me ponían una sustancia que me dejaba como cucaracha fumigada, me tumbaba alrededor de cinco días, un malestar general, se te empieza a caer el pelo, son cada vez más cosas que se te van pegando al malestar”.
Como el oncólogo se lo recomendó, para la segunda quimioterapia Yolanda optó por raparse con rastrillo toda la cabeza, pues la sensación del cabello creciendo era similar al de una astilla enterrada, “por salud no por estética” repitió las palabras que una vez su médico le aconsejó.
El concepto de femineidad, había sido arrastrado en pocos meses, “cómo nos resistimos a los cambios, cómo te vas a ver, primero sin una mama, luego pelona”, los estereotipos fueron tumbados y con orgullo reconstruidos, Yolanda dejó de necesitar el cabello y su seno para sentirse mujer y salir a divertirse con su familia.
Al comienzo de las radiaciones su piel sufrió de quemaduras leves, sin embargo su estado general había mejorado, incluso su cabello había comenzado a crecer. Yolanda continúa su tratamiento y en revisiones periódicas, con cuatro años de salud estable, festejó que se encuentra en proceso de reconstruir su seno en el Instituto Jalisciense de Reconstrucción.
Con una sonrisa que ilumina su cara, Yolanda Pacheco se siente con más fuerza que nunca y disfruta cada momento de su vida, cada enojo y alegría, cada momento con sus seres queridos, “a mí me rechoca que usen el término ‘soy superviviente de cáncer’, nunca me he muerto, yo siento que regularmente sobrevivimos cuando pasas una situación más difícil, vives diferente pero vives, vives poniendo el corazón más, disfrutando más los ratitos”.
En conjunto con otras mujeres que también vivieron el cáncer de mama, crearon la Asociación Lazos de Esperanza y Vida para concientizar a las mujeres de la importancia de la detección temprana.
“Te ven que tú pasaste por lo mismo, te ven bien y les das ánimos, aunque sea poquito que le dejemos, un granito de arena en cada mujer pues que le sirva de algo”, actualmente son seis mujeres las que dedican gran parte de su tiempo a realizar jornadas informativas en empresas, municipios y escuelas.
Finalmente, Yolanda recomendó hacerse revisiones diarias y una detallada cada mes, y ante cualquier anomalía detectada en el tamaño, textura, forma y tono de los senos acudir con un médico ginecólogo.
Foto: Gilberto Barrón.