Tlacuilo / Nueva Humanidad/3 - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). Fue otro presidente contradictorio que en el terreno internacional continuó la diplomacia antiimperialista de López Mateos con el propósito de fomentar la integración económica de América Latina y participó muy activamente en los organismos anticolonialistas de los No Alineados, pero en el plano interno manifestó la misma ambivalencia a pesar de sus esfuerzos por desvanecer su desafortunado apoyo a Díaz Ordaz en la masacre de Tlatelolco, ya que la violenta represión del Jueves de Corpus de 1971 -conocida como el Halconazo-, más la intensificación de la intervención del ejército en tareas de orden policial con la tristemente célebre Guerra sucia promovida por el imperio para someter a los movimientos sociales, mantuvo su fama represora tras la de su antecesor, lo cual no es de extrañar si se considera que, al igual que Díaz Ordaz, Echeverría también fuese reclutado en la nómina de agentes informantes de la CIA- hecho coincidente, además, con el de que los militares capacitados en la Escuela de las Américas que Estados Unidos había establecido en Panamá desde 1946 para imponer el terror en América Latina con el pretexto de la lucha contra el comunismo, ya habían escalado altos cargos en el sistema de seguridad nacional.

José López Portillo (1976-1982). Con su conocida frivolidad, este presidente cuyos últimos actos demagógicos consistieron en colocar en la mira del imperio la inmensa riqueza petrolera submarina descubierta en el Golfo de México cuando nos convocó a prepararnos para “administrar la abundancia” y ejecutó a destiempo una caprichosa y enclenque “nacionalización” de la banca al grito de “¡ya nos saquearon, no nos volverán a saquear!”, arrogantes necedades que condujeron al país al desastre económico y la clausura de la primera etapa de la contrarrevolución que podríamos llamar contradictoria, porque todos los presidentes desde Ávila Camacho mantuvieron el discurso de un nacionalismo revolucionario más folklórico que efectivo porque en los hechos apoyaron, cada vez más, los intereses de las antiguas familias porfirianas que se fueron infiltrando en el gobierno hasta consolidar la burguesía burocrática ilustrada que no sólo se dio el lujo de despilfarrar el ahorro obtenido con el proceso de industrialización del desarrollo estabilizador, sino que inspirada en Judas Iscariote se alió con el imperio estadounidense para imponer la segunda y última etapa de la contrarrevolución, consistente en el

NEOLIBERALISMO (1982-?). Que tampoco deja de ser contradictorio, porque los de su primera sub-etapa fueron hijos de la clase pseudo-revolucionaria que al eliminar del diccionario del PRI los terminajos nacionalismo y revolución, pasaron de revolucionarios arrepentidos a reaccionarios embozados, para integrarse finalmente a los conservadores clericales convertidos en Liberales Neo. Como trabalenguas político es buena puntada, pero como hecho histórico constituye una tragedia nacional porque significa el saqueo más brutal desde Santa Anna, razón por la que cada vez les cuesta más trabajo disfrazar el fraude electoral y ultrajan con mayor procacidad las terminales nerviosas más sensibles del pueblo mexicano que son las páginas de la historia que exaltan nuestra conciencia patria, como es el acto heroico de la nacionalización petrolera.

PRIMERA SUB-ETAPA NEOLIBERAL (1982-2000). En ésta tenemos a Carlos Salinas de Gortari (1982-1994) quien gobierna durante los seis años de Miguel de la Madrid (el de la “renovación moral” que acabó hundido en el fango de la corrupción y en la mayor crisis económica) y los seis años propiamente suyos (1988-1994) dedicado al descastado deporte de privatizar el patrimonio nacional (es decir, el patrimonio del pueblo mexicano a cuyas espaldas se realizó la capitulación) de 1,241 empresas perdidas por el Estado entre 1982 y 1993, gran parte de las cuales fueron a dar a manos extranjeras para cumplir el viejo anhelo del imperio, sub-etapa que fue cerrada con broche de oro por Ernesto Zedillo (1994-2000), quien entre otros cientos de empresas entregó los Ferrocarriles Nacionales de México y la banca mexicana al extranjero, esta última mediante su trampa del FOBAPROA-IPAB, por cuyo rescate de los pobrecitos banqueros seguimos soportando una deuda interminable mientras él disfruta las simbólicas treinta millonarias monedas con nacionalización gringa de facto.

SEGUNDA SUB-ETAPA NEOLIBERAL (2000-?). Que hasta este momento podríamos llamar de los iletrados, consiste en la instauración del Bipartidismo a imagen y semejanza del imperio, dominado por dos (el Demócrata y el Republicano allá y el PRI y el PAN acá), pasándose la pelota como buenos hermanitos, ninguno de los cuales representa los intereses de los trabajadores. (Continuará)

Aguascalientes, México, América Latina

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