“El PRI sabe qué hacen con el poder”, fue el título que le di al artículo editorial escrito para el miércoles 6 de marzo de este mismo año. En él señalaba que una vez que el revolucionario institucional había recobrado el poder de los Pinos, sabría qué hacer para perpetuarse en él, ateniéndose a su espíritu, a las mañas y a todo tipo de prácticas que les permitieran quedarse muchos años más en la cúpula del poder de nuestro país.
Hoy, apenas casi siete meses después de ese comentario, he de decir que pienso que al PRI se le ha olvidado cómo gobernar y tan sólo le han quedado las mañas para conservar el poder. Y no, no es que pensara que años antes habían ejercido muy buenos gobiernos, sino que suponía que habían aprendido algo de la lección y que al menos intentarían dar esos golpes de autoridad que legitimaran su poder luego de 12 años de transición.
En aquel artículo citaba el caso de la “Maestra” Elba Esther como un movimiento interesante, textualmente escribí “la jugada maestra”, en el cual se trataba de enviar una señal de lo que podría ser esta presidencia, una que no se dejara chantajear y que hiciera lo posible por regresarle un poco de dignidad al pueblo de México. Pero las cosas han cambiado una infinidad en estos meses, hoy sabemos que hubo errores en la integración del caso Gordillo los cuales podrían provocar que la lideresa perenne del SNTE saliera luego de interponer algunos amparos.
Han transcurrido ya diez meses… perdón, apenas diez meses y el país se encuentra a punto de la recesión económica, envuelto en lo que parece ser una crisis de orden social, financiero, político, de seguridad y credibilidad. Se pregonó tanto la entrada de las Reformas Estructurales, esas que el país tanto necesitaba, aquellas que cual varita mágica mejorarían sustancialmente la situación de México; y he de decirlo, hasta el momento los cambios planteados no han dejado contento ni tranquilo a nadie. Mucho me temo que ni al mismo Presidente, quien seguramente tan sólo encargó el trabajo de hacer las Reformas a sus “expertos” y creo que poco y nada conoce de ellas. Antecedentes de que no lee, no estudia y no entiende, no hace falta recordarlos para suponer que Peña Nieto, ni sus reformas comprende.
Las cosas no han salido bien, simplemente han echado a perder lo poco que México tenía de estabilidad. Los priístas estaban acostumbrados a mentir y eso sigue ocurriendo. Cuando se les preguntó por el crecimiento económico del país aseguraron que los niveles a los que crecía en el sexenio pasado eran ridículos, ellos prometieron que México crecería al 3.5%, para mayo, cinco meses después había disminuido la perspectiva a 3.1, en agosto ya era 1.8; hoy si terminamos el año por encima de 1% creo que será un logro. Mintieron y lo seguirán haciendo.
La inseguridad va en aumento, el número de secuestros prácticamente se ha duplicado en comparación al año pasado, los homicidios dolosos se cuentan por centenares, las extorsiones, han tenido un repunte. El desempleo es alarmante, la desconfianza de los empresarios para siquiera intentar invertir es tal que nadie se mueve, quizá estén esperando a que pase el temporal.
Aunado a esta situación México atraviesa por una contingencia natural que complica más las cosas, y ellos, los que hoy gobiernan, culpan a la madre naturaleza de la crisis que enfrentamos. Como si las tormentas provocaran pensamientos estúpidos en las personas.
El PRI regresó y nada bueno se ve en el panorama, apenas han transcurrido diez meses y lo que vemos es una bola de nieve que está en la cima de la montaña, bajará, crecerá y arrastrará consigo rocas, árboles, destrozará lo que se encuentre en su camino, el alud viene y todo puede ser peor. Ojalá que me equivoque, pero el futuro no es muy alentador.
Las decisiones tomadas no han sido las mejores, ni siquiera han sido inteligentes, las propuestas tienen poco de carácter social, se busca ensanchar esa brecha existente entre los pobres y los ricos, la clase media prácticamente ha desaparecido, los dueños de todo cada día tienen más y los pobres simplemente, cada vez son más pobres.
Para rematar la situación, recientemente nos enteramos que además de pobres harán el esfuerzo por volvernos más tontos. La última noticia es la propuesta de recortar en cerca de un 25% el presupuesto para la cultura y las artes. Alrededor de 4 mil millones de pesos menos.
¿Así o más claro? Un país sin cultura es un país de bobos y los tontos son más fáciles de manipular. Personas dóciles que sobrevivan lamiendo el yugo de su opresor.
El PRI sigue con su estilo y la ciudadanía guarda silencio por apatía o por obligación, pero no se hace nada. Cuánta falta hace un tipo como José María Morelos y Pavón a quien a 248 años de su natalicio recordamos:
“Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto”.