- Jóvenes que no se enteraron del torneo participarán en uno nuevo, aunque sean pandillas rivales
- Un simple torneo no acabaría nunca con los conflictos de años entre los barrios de la zona
“Simón, en la esquina cuidando el barrio, armado, apuntando a desconocidos, extraños, choleo en mi barrio fumando y cotorreando, siempre bien truchas pues somos malandros y siempre nos rondan, nadie nos pela más cuando buscan el pleito…” rapeaba un joven durante el primer torneo entre barrios de la Línea Verde y el programa Convive Feliz del municipio de Aguascalientes.
Durante tres semanas por las noches de lunes a miércoles, 14 equipos se enfrentaron en partidos de futbol en diferentes canchas del parque lineal, con tan sólo un pequeño conflicto al término de uno de los juegos, pues sus autobuses estaban estacionados uno cerca del otro.
Este fue producto de un trabajo de investigación y diagnóstico durante 18 meses por parte del Instituto de Convivencia Desarrollo Línea Verde y Convive Feliz, donde sus titulares, Gabriel Ramírez y Luz María Valdivia, respectivamente, expusieron que fue un trabajo difícil pero no imposible, “los gobiernos nunca quieren acercarse a los barrios, les da miedo”.
A su vez, los habitantes de los barrios tampoco les tienen confianza, por eso debían trabajar para ganarse su confianza; después de visitarlos en sus colonias por las noches, se encontraron las principales problemáticas que debían ser tratadas.
Una de ellas era la falta de actividades y espacios para que en lugar de que estuvieran drogándose, consumiendo alcohol y peleando con otros barrios, convivieran entre ellos. De ahí la decisión de crear un torneo de futbol ya que es una deporte sencillo y que algunas pandillas ya realizaban.
La barrera: el pleito ancestral entre las pandillas, “diagnosticamos las zonas que están muy marcadas, con mayor conflicto”, por ejemplo un joven del Ojocaliente III no podía pasar por la colonia Solidaridad III o Lomas del Ajedrez porque de inmediato el pleito y los golpes comenzaban. Este fue el gran reto para las autoridades, el que aceptaran jugar un torneo entre pandillas rivales.
Así fue como durante seis meses los visitaron conociendo sus vidas y sus principales rivales, en ocasiones los jóvenes corrían porque se creía que venían de Seguridad Pública y no se servicios públicos (las playeras de la Línea Verde aparecen con el logo de SSP).
Una vez ganada su confianza se reunieron con 14 líderes de los barrios como Solidaridad III, Morelos, Lomas del Ajedrez, Ojocaliente III y Mujeres Ilustres, con quienes organizaron reglas del juego dejando establecido un acuerdo de paz.
Además se identificó la gran necesidad de información de los jóvenes en el ámbito sexual, educativo, económico y social; por lo tanto Gabriel Ramírez aseguró que se prepara todo un proyecto para que la siguiente administración continúe con él y no se pierda el avance que se ha tenido, “es que luego los jóvenes se decepcionan y vuelven a las acciones vandálicas”, incluso en adolescentes que comienzan a armar su “banda” a los diez o doce años.
Ahora bien, nos dirigimos hacia los líderes de estos equipos de barrios para conocer su sentir y opinión sobre este torneo y las acciones que se toman por parte de las autoridades en esta zona de la ciudad, que por muchos es llamada la zona roja de Aguascalientes.
Enrique Martín Serna Regalado es un hombre de poco más de 40 años que dedica su vida a trabajar con jóvenes conflictivos y drogadictos. Durante los últimos 12 años ha trabajado como voluntario en algunas dependencias de gobierno y sociedad civil, “fui pandillero y drogadicto, me rehabilité y ahora mi anhelo es que estos chavos que están metidos en drogas y delincuencia sean sacados de ahí”, así que realizó actividades diversas, como este torneo.
Durante un mes y medio visitó a los diferentes barrios y pandillas aledaños a la Línea Verde, en el oriente de la ciudad, explicándoles las ventajas de participar en este torneo y convenciéndolos de aceptar hacer los equipos, “no había encontrado a un gobierno que quisiera trabajar con nosotros, siempre tienen miedo porque son chavos problemáticos y normalmente no trabajan con ellos directamente”, ya que se van a las escuelas primarias y secundarias pero no todos estudian, “nunca se habían metido a lo grueso de los barrios”.
Siempre se ha pensado que al llegar con un joven de barrio éste atacará y robará, sin embargo Enrique Serna asegura que es todo lo contrario, son personas comunes y corrientes que reaccionan de acuerdo a cómo los traten. “Siempre hemos sido discriminados y de alguna manera les guardamos resentimiento, y si llegan a atacarnos pues obviamente nosotros reaccionamos”, señaló un joven del Ojocaliente III.
Durante estos días de torneo, empresarios y funcionarios municipales asistieron a observar algunos juegos en donde se percataron que entre el público se encontraban las familias de los jóvenes: madre, padre, esposa e hijos, hasta la abuela y abuelo. “Pues venimos a echarle porras al barrio”, indicó doña Mary, una abuela orgullosa de sus nietos, que pesar de no ser de dinero ni muy estudiados son buenos jugadores de futbol y cuidadosos de su familia.
Durante la final el pasado miércoles en las canchas de futbol rápido del Ojocaliente III, un grupo de jóvenes que no participaron observaban desde “su esquina” fumándose su cigarro tranquilamente. Aseguraron no haberse enterado del torneo pero que para uno próximo sí participarán. Los llamados “Treceavos” tienen un constante conflicto con la pandilla “Sureños” y “BPT”, habitantes de la misma colonia pero que sus casas se dividen por avenidas o calles largas.
“Si jugaríamos contra ellos para sacar el coraje y verlos perder”, sin embargo fueron sinceros y señalaron que una cosa era el futbol pero otra la rivalidad en las calles, un simple torneo no acabaría nunca con los conflictos de años entre los barrios de esta zona.
Lo mismo sucede con el parque lineal, antes y después de su creación los problemas siguen siendo los mismos aunque ya son menos frecuentes, pues se dividen el horario de uso para evitar “toparse entre ellos” durante sus actividades de box, talleres de producción de audio y rap, partidos de basquetbol o futbol.
Esta pandilla insistió que a pesar del juego amistoso nunca podrían unirse con otras pandillas, “no se puede, llevamos años así de pleito”, el momento de los partidos estarían tranquilos pero al terminar “cada quien sabrá, si hacen bronca pues respondemos”.
El problema consiste en las maldades que se hacen entre pandillas como el bajar a las colonias aledañas a rayar las paredes de las casas o quemar los contenedores cercanos a casas o tiendas.
José Armando Chávez Macías es líder de la MRA 18 (Mi Raza Azteca 18), pandilla que consta de casi 100 jóvenes que dedican sus días a jugar futbol, cuidarse entre ellos y a sus familias. Manifestó ser un barrio especial pues, a pesar de que son llamados cholos o pandilleros, la amistad los une más que las drogas o el alcohol. Cuando se les planteó participar en el torneo aceptaron sin problema pero solicitando la presencia de Seguridad Pública, por aquello de que se pusieran violentos otros equipos rivales. “nosotros no peleamos, somos más tranquilos pero si atacan pues tenemos que reaccionar”.
Algunos jóvenes del equipo Deportivo Tristes manifestaron emotivamente estar contentos porque los tomaron en cuenta en el torneo, “nunca nos pelan y ahora hasta fueron por nosotros al barrio”. Este equipo lleva casi cinco años jugando futbol en diferentes ligas como la Omega y Colón, siendo jugadores ya más experimentados pero que reconocieron haber encontrado a otros “muy buenos”, aunque nunca los invitarían a jugar en su equipo pues al final son pandillas contrincantes.
Reconozcamos entonces que el proyecto de la Línea Verde y el programa Convive Feliz han colaborado para disminuir el vandalismo y la ociosidad entre los jóvenes pero por mucho que lleguen a hacer las autoridades el conflicto entre pandillas no puede erradicarse con simples juegos deportivos, educativos o culturales, para eso tendrá que trabajarse poco a poco.
Foto: Gerardo González