Entrevista a José Mariano Leyva sobre Perversos y pesimistas - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Perversos y Pesimistas (Tusquets, 2013) es el libro de ensayos más reciente del escritor e historiador José Mariano Leyva (Cuernavaca, 1975) en el que estudia la acción del grupo intelectual de los Decadentes, que estuvo integrado en México por Rubén M. Campos, Ciro B. Ceballos, Bernardo Couto, Balbino Dávalos, Alberto Leduc, Amado Nervo, Efrén Rebolledo, el pintor Julio Ruelas y el poeta José Juan Tablada, que originalmente tuvo su origen en Francia y que se extendió a nivel internacional y que en México se agrupó en torno a la Revista Moderna, grupo que se constituyó como la voz de la crítica ante el cambio y la transformación que estaba viviendo México a fínales del siglo XIX y principios del siglo XX.

José Mariano Leyva es autor de los libros de ensayo El ocaso de los espíritus. Espiritismo en México en el siglo XIX (2005), El complejo Fitzgerald. La realidad y los jóvenes escritores (2008) y de la novela Imbéciles anónimos ganadora del Premio de Bellas Artes José Rubén Romero.

José Mariano Leyva (JML): El origen de esto es El Complejo Fitzgerald, en donde me dedicaba a revisar la figura de los jóvenes escritores contemporáneos y la pregunta natural ¿Quiénes fueron los primeros jóvenes escritores de la modernidad? Y de ahí inevitablemente di con los escritores Decadentes, es decir el Decadentismo que nace en Francia y que después se extiende a México y a muchas otras partes del mundo es como la primera moda literaria moderna y muy seguida por jóvenes, es decir los escritores Decadentes eran todos jóvenes, aunque el caso más dramático es el de Bernardo Couto que empieza a publicar a los doce años, y entonces me fijé en ellos y me quedo con ellos, porque en el momento que empiezas a leer todos sus textos, textos que el día de hoy están en la biblioteca y tienes que hacer toda una investigación para leerlos, te das cuenta que tienen una vigencia y una prosa tan áspera, tan violenta, a veces tan retorcida que los vuelve muy contemporáneo, algo que crees que es patrimonio de los últimos diez años lo inventaron estos jóvenes hace ciento veinte años.

Javier Moro Hernández (JMH): De muchas maneras el grupo Decadente es el reflejo del famoso malestar en la cultura como diría Nietzsche, pues están a caballo entre el modernismo, el Porfiriato y la entrada del siglo XX.

JML: Creo que ese cambio del siglo XIX al XX es muy importante pues es cuando se sientan todos los pilares de lo que será todo el siglo XX y probablemente todo lo que seguimos siendo hasta el día de hoy, es un momento en el cual la ciencia como la pensamos el día de hoy no era ciencia pues era muy laxa, muy metafísica, muchos prejuicios se colaban y eran justificados supuestamente científicamente pero al mismo tiempo la cultura, la literatura tenía mucho peso y eso ya no volvió a existir en ningún momento, esa fue una pelea que los escritores, incluyendo a los Decadentes perdieron, y además la literatura era mucho de filosofía, por ejemplo ellos, los Decadentes, eran grandes seguidores de Schopenhauer y lo convertían en literatura pero al mismo tiempo incorporaban en su ficción la psicología, ciencia que estaba apenas naciendo, también está el libro de Kraft Evin, Psicopatía sexualis y cómo van a agarrando esos elementos para incorporarlos en sus ficciones y por eso son perversos, sí les toca una época de vorágine, lleno de remolinos por todos lados que ellos tratan de interpretar, de incorporar, de criticar y vuelven ese malestar en la cultura, ese malestar que sentían en ese momento sí se vuelve un malestar que queda vigente por los siguientes, muchos años.

La mala suerte de los Decadentes es que cuando llega la Revolución Mexicana con su propia idea de la cultura, con sus propias coordenadas y ya no le interesa nada del Porfiriato, es decir la cultura de la Revolución Mexicana, con sus murales, su novela de la Revolución se acerca mucho más a la vida rural, a los indígenas, a los obreros y en ese mundo los Decadentes ya no tienen nada que decir y desaparecen, los que no murieron víctimas de los excesos quedan solos y desaparecen, sin embargo los temas y el tono sí quedan, los Estridentistas y los Contemporáneos les hacen ciertos guiños, pero incluso si nos ponemos a pensar un poco más para acá, la Literatura de la Onda es más o menos lo mismo, siguen peleando porque la juventud puede crear literatura, que la juventud puede apropiarse de temas, que su literatura está muy cercana al mundo urbano y que son jóvenes hablando de temas de jóvenes, en ese sentido claro que permean, ellos abren brecha y queda un camino que otros grupos aprovechan.

JMH: El tema de la ciencia es importante, todos estos prejuicios y excesos que permean a la ciencia que al final de cuentas alimentarían y terminarían nutriendo las teorías políticas nacionalistas y fascistas.

JML: Para que la ciencia terminará con la metodología que al final pudo tener sí era necesario ser medio bravucones y todos ellos eran así y la discusión que tienen no era nada científica, esa palabra se convierte en algo que tal vez no tenga nada que ver con metodología, y en esa época porque la misma ciencia no era tan exacta, y después se convierte en justificación ideológica, por ejemplo la xenofobia tiene su origen en la segunda mitad del siglo XIX, pero eso no puede suceder sin otro elemento que hay que tomar en cuenta, que es la llegada de las democracias; los escritores Decadentes también veían con mucho resquemor a las democracias, en ese sentido puede ser que eran unos grandes conservadores, pero lo que ellos decían en esta búsqueda estética elitista era que no porque la gran mayoría creyera en algo, significaba que ese algo era lo correcto, y de lo que hablaban los Decadentes, era de un mundo que se avecinaba y al que ellos no le tenían mucha confianza.

JMH: Las obras de los Decadentes mexicanos se caracterizaban, entre otras cosas, por el uso de un lenguaje arcaico pero tocando temas totalmente contemporáneos


JML: No lo hacen todos pero muchos, sobre todo en la poesía, utilizan un lenguaje en desuso y lo hacen a propósito como para quejarse del pragmatismo, la velocidad, la supuesta claridad de la modernidad que estaba viviendo y porque tenían un edicto copiado desde Huysmanss de que todo el pasado era mucho mejor, que preferían los errores del pasado  pero también la pasión del pasado a la hipocresía continua y la vida tan liviana, tan fútil que ellos creían vivir en ese momento, entonces lo curioso es que nunca te esperas que uno joven de veintitantos años usarán un lenguaje de sus abuelos, con temas que su momento son demasiado modernos y en ese sentido estaban lanzado anzuelos hacia distintos puntos que los vuelven tan interesantes históricamente.

JMH: Otro asunto que se relaciona con el punto de la ciencia, que es que la crítica literaria y cultural al no poderlos asir, al no poderlos catalogar decide llamarlos enfermos y tiene que ver con una visión “cientificista”

JML: El libro de Pompeyo Genert su tratado sobre La enfermedad y la literatura sí te va dando síntomas y tratamientos, pero no hay que olvidarnos que es la época en la que nace la piscología, y para mí el caso de Freud que yo lo emparentó mucho tanto con los espiritistas como con los Decadentes, porque Freud mezclaba en sus propuestas ciencias exactas, observación pero también arte, Freud en sus libros de la sexualidad cita muchísimo a Goethe, que es poeta, escritor, la cosa es que sí logra formar un corpus, un propuesta que podemos llamar cultural o científica, como sea, que se mantiene vigente, pero también en ese sentido hay excesos, entonces de repente ya hay una cosa que se llama “enfermedad de la mente” entonces cualquier cosa sirve para decir que estás enfermo de la mente y desprestigiarte, y lo que creo que pasaba en el caso de Pompeyo Genert o de Atenedoro Monroy, es que les choca que en un momento todo el mundo está festejando, hablando de la modernidad y tengas a un pequeño grupo de aguafiestas en el rincón, les enoja y es lo que pasa casi siempre con los militares, los fascistas, a ellos no los puedes cuestionar, no puedes establecer un diálogo con él y el problema es que esa época está llena de optimistas militares.

JMH: Otra de las características de la literatura de la época es que se insiste en que la literatura debe que formar parte de la construcción de la identidad nacional.

JML: Los escritores que decían que se tenía que escribir para construir de alguna manera el país éticamente, moralmente, patrióticamente, como fuera, tenían razón, es decir en el momento que el Porfiriato empieza a sentar su bases no habían pasado ni ochenta años de que éramos un país libre, éramos un país en construcción y el día de hoy cuando decimos “México” algo se nos vendrá a la cabeza y en esa época cuando decían “México” y quién sabe qué era y sí los escritores tenían la obligación de construir aunque curiosamente su foro de sus textos era muy breve pero aunque fuera hacia los dirigentes, hacia las élites algo tenían que decirles para darles como guías de cómo ser, a los Decadentes les tocan mejores tiempos, les toca un país más armado, no totalmente pero sí más amado, ya no les toca ver las guerras, no les toca ni la Intervención Francesa, ni la guerra con Estados Unidos, les toca un periodo relativo de paz y ellos se parecen un poco a los niños consentidos que empiezan a decir que no están de acuerdo con tal o cual cosa, lo cual te habla de un progreso histórico en el siglo XIX, porque es mucho más sano pelearte en la prensa, como lo hacían los Decadentes y sus detractores, a pelearte con las armas, entonces sí el siglo XIX es una construcción, pero ellos sí rompen con ese canon, la literatura al servicio de un país, pero el problema es que es un guiño porque con la Revolución Mexicana regresamos otra vez a eso:  la literatura ya no para construir un país pero sí para fundamentar y darle alcance a los ideales de la Revolución y entonces un joven hablando de cosas de jóvenes ya no es un salvaje decadente pero sí es un burgués.

JMH: Mencionaste a los Contemporáneos, a ellos también se les señalaba como un defecto su “elitismo” y “cosmopolitismo”.

JML: O los Estridentistas por ejemplo, a Manuel Maples Arce en su Hoja de Vanguardia en su número 31 “Muera el cura Hidalgo” para decir ya estamos un poco hartos de la historia patria y de la literatura al servicio de ellos, pero ahora son ecos que van y desaparecen, porque yo sí creo que la idea del joven escritor se está volviendo como un sello, hasta un punto excesivo, porque ahora hay jóvenes escritores por todos lados, pero creo que es la primera vez que sucede, por lo menos en México.


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